Nada es inocuo en el teatro. Lo sabían los griegos, cuyos corifeos, bardos y rapsodas aparecían sobre la ‘skené’ en forma de bandas compactas de sátiros especialmente duchos ridiculizando a sus políticos. Cosa que replicarían después los comediantes romanos desde el ‘pulpitum’ y la ‘frons scaenae’. Hay política en las representaciones dramáticas de los mayas y en el mensaje revolucionario de Ollantay. Ocurre que el teatro, como la política, es una poderosa arma de persuasión. Ahí están los ciclos míticos de Sófocles, las crónicas históricas de Shakespeare o el teatro de acción decididamente partidaria de Erwin Piscator, Bertold Brecht y Peter Weiss.
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En algún momento el componente plástico visual de la escenificación teatral, ese acto artístico, desbordará las marquesinas para subirse al carro electoral. El político se para frente a un espejo y estudia su gestualidad. Elige su vestuario. Los graves y agudos de su voz. Napoleón Bonaparte busca la asesoría del actor François Joseph Talma. Hitler ejercita su lengua flamígera frente a un histrión profesional. Kennedy habla como si estuviese filmando en Hollywood. Reagan deja de ser actor secundario cuando llega a la Casa Blanca. Y, entre nosotros, queda el verbo del dos veces gobernante que con honestidad brutal alguna vez dijo “en política no se puede ser ingenuo”.
ALTA SUCIEDAD
Así, embarcados en la recta final de una campaña electoral anómala —un virus insistente boicotea el levantamiento de tabladillos, la marcha de las masas enfervorizadas enarbolando banderas—, un grupo de artistas escénicos jóvenes buscan reflexionar y sensibilizar sobre la actualidad política a través de acciones escénicas virtuales transmitidas en vivo. Se trata de Rapiteatro, colectivo que dirige Ana Correa e inició sus presentaciones el año pasado con motivo de las elecciones congresales. Hoy, de cara a esta nueva justa electoral, busca generar la participación ciudadana montando nada menos que veinte obras que giran en torno al enrevesado asunto.
Lo cual se traduce en el florido derrame oratorio de la sensual, polémica y platinada conductora de televisión Ada Brecht, siempre dispuesta a cautivar al auditorio con sanos consejos para aprender a votar bien en estas elecciones: “Aprende, pues, con Ada Brecht” es un unipersonal que precede la aparición de los tres candidatos más populares de las elecciones, quienes expondrán sus propuestas y debatirán sobre el futuro de la nación. El problema de “Alta suciedad”, que así se llama la obra, es precisamente la notoria enemistad con el jabón y la cantidad de ases que los susodichos esconden bajo la manga. Dura tarea para el asesino de ratas que en “El exterminador” deberá fumigar al trío.
La fiesta democrática continúa cuando una joven contemporánea se encuentra con María Jesús Alvarado, precursora del feminismo en Iberoamérica, arrancándole interesantes reflexiones de género (“¡Jesús María!”). Y si en “Quién vs quién” dos candidatos al Congreso que provienen de un mismo partido político, ahora en bandos opuestos, se sacan todos los trapitos al sol, en “Te lo dice tu madre” aparecerá la mismísima Madre Patria para invitar a la reflexión antes de darle el voto a un innombrable. Que para eso también está la “Escuela de Candidatos”, donde la prestigiosa directora y asesora electoral de nombre paradigmático, ‘Elva Zurita’, demostrará por qué de esas aulas han salido los gobernantes más cazurros de los últimos tiempos.
SON ELECTORAL
Ocurre que cuando los gobernantes convierten la política en un escenario más cercano a las cortes que a la ética, el elector entra en franca familiaridad con palabras como fraude, estafa, genocidio, peculado, falsedad genérica, acoso, traición a la patria y otras variables contempladas en el código penal. Eso es “Falsía”, unipersonal de palpitante actualidad cuyo objetivo central es desvalijar al Perú. Como en “El son del elector”, donde al ritmo de la danza de los diablos un Satanás de cuello y corbata extiende su tentadora oferta a los sufragantes. Como ese pretendiente que inesperadamente ingresa a la ceremonia donde el Padre de la Patria pide la mano de la coqueta Patria Perú (“No te cases con quien no conoces”).
Siempre quedará, entonces, la posibilidad de imaginar un futuro mejor cantando y tocando una zampoña (“Soñar lo imposible”), rebelándose contra la ignominia con la contundente autoridad de un Huacón, furioso personaje de la cosmovisión andina provisto ahora de un “Zurriago electoral”. Y así, son veinte puestas en escena de cara no solo a la cita con las urnas sino al inminente cumpleaños nacional, fiesta a la cual todos están cordialmente invitados, especialmente cuando toque partir y repartir de esa jugosa torta llamada Perú. No te quedes afuera. Pasa, observa y toma asiento, pues de todas maneras llegará tu tajada. Dulce o agria. Todo depende de lo que hagas en la cámara secreta (y de lo que hayas aprendido mirando Rapiteatro).
MÁS INFORMACIÓN
Inscripciones: Facebook e Instagram de IDEA Internacional.
Fechas: Todos los días hasta el 11 de abril.
Costo: Gratuito.
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