Diez horas de ensayo y todavía quedan varios detalles para afinar. A una semana del estreno oficial de "Pantaleón y las visitadoras: El Musical", Juan Carlos Fisher, el director de la obra que adapta la novela de Mario Vargas Llosa escrita en 1973 para el teatro, da indicaciones que van desde lo simple a lo complejo: "Muévete un solo paso a la derecha", "Que el teléfono salga detrás del costal", "No repasaremos la escena final hoy porque tengo una idea mejor y será una sorpresa".
4 p.m. El grupo de actores, unas cuarenta personas aproximadamente, va llegando al teatro para terminar de darle forma a la historia de Pantaleón Pantoja en su versión musical.
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"Empecemos desde el final", indica el director mientras consulta algo sobre la luz de una escena con su asistenta de dirección sentados ambos, micrófonos en mano, en medio del teatro.
David Serrano, guionista y dramaturgo español encargado de adaptar la historia del comandante y las visitadoras al teatro, también da indicaciones: a los músicos o algunos de los actores cuando no recuerdan alguna línea de su parlamento.
Los minutos pasan y Emanuel Soriano, en la misma posición desde hace media hora, parece ni inmutarse debajo del calor de los reflectores en una escena en la que un grupo de visitadoras canta una y otra vez la misma estrofa.
"¡Vas muy alto!, vamos nuevamente", "¡El micrófono se apagó!, revisen por favor", se le escucha decir a Fisher en una escena aún por mejorar. "Tengo ganas de comer, de vomitar, de todo", repite este mientras Serrano le dice, entre risas, que disfrute el momento. Segundos después, las risas y las bromas parecen ganarle a los nervios y la presión.
Adentro, en los camerinos, se vive una historia aparte. Un dolor físico afecta a Milett Figueroa y le impide ensayar durante las primeras dos horas. A su vez, una fila de actores secundarios espera su turno en medio de las escaleras para entrar a escena y las pelucas y el vestuario parecen cobrar vida moviéndose de un lado a otro.
Instrucciones desde diferentes lugares del teatro se cruzan entre sí a modo de gritos, al igual que la gente, confundida entre actores, asistentes de producción y de utilería.
9 p.m.
"¡Esa es mi escena!", salen unos y entran otros a camerino, mientras el olor a comida delivery va invadiendo el teatro.
Otra vez con Fisher, una nueva escena finalmente logra quedar a punto. Varios minutos después y el cansancio asomando, el director ordena descanso para todos. "¡Nos vemos en veinte minutos!", advierte.
Desde el camerino, los actores cenan comida rápida, bromean y juegan entre ellos. Es entonces cuando Melissa Paredes, la "Pechuga" de esta versión musical de "Pantaleón y las visitadoras", es comparada por sus compañeros de reparto con "Janice", la recordada novia de Chandler Bing de "Friends". "Oh My God..!".
Al mismo tiempo, Paul Martin hace dupla y no deja de conversar con Gustavo Bueno. Más allá, Rómulo Assereto transmite calma, mientras espera sentado el llamado del director.
10 p.m.: El elenco, casi por completo, está de regreso sobre el escenario mirando fijamente hacia el director. ¿Milett todo bien? le pregunta este mientras a la actriz que, sonriendo y con muecas le responde que sí.
"Voy a pedir un aplauso para dos actores que todos los días vienen desde muy lejos con la mejor actitud y buena onda. Gracias a Paul Martin y a Yvonne Frayssinet", dice Fisher antes de dar paso a un fuerte aplauso que es apoyado por parte de elenco.
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10: 30 p.m. La orden es hacer un repaso general de la obra. Todos corren a camerino a vestirse como si del estreno final se tratase y en unos minutos, ya en la piel de sus personajes, "Pantaleón y las visitadoras: El Musical", vibra en el escenario en modo Beta.