Bajo Terapia: nuestra crítica de la obra de Daniel Veronese
Bajo Terapia: nuestra crítica de la obra de Daniel Veronese

Uno de los mayores éxitos comerciales del teatro argentino se ha instalado en el teatro Marsano. Se trata de “”, escrita por Matías del Federico y dirigida por Daniel Veronese, quien también tuvo a su cargo el montaje original en Buenos Aires. Una comedia bien orquestada con situaciones ingeniosas y que el gran público disfruta de comienzo a fin.

Tres parejas asisten a una terapia de grupo y se ven atrapa das en un juego en el que ellos mismos deben dirigir su propio tratamiento. A partir de entonces nos hacemos cómplices de una serie de revelaciones. Por supuesto, la obra plantea problemas universales y se apoya en la consabida batalla de los sexos. Aparecen entonces las notas del machismo extremo, los prejuicios de las mujeres casadas de cierto nivel social y la criollada encubierta de buen humor, entre otros temas que todos conocemos bien pero de los que no siempre hablamos. Nada nuevo pero que de alguna manera se ensamblan con estilo y provocan las risas a una platea ansiosa por entretenerse.

Bajo terapia” pertenece al teatro de fórmula, es decir, un reciclado de muchos elementos que han sido efectivos en su momento y que aquí se ofrecen en conjunto. Todo encaminado para que la comedia avance con fluidez y reflexione, de alguna manera, sobre la idiosincrasia del matrimonio. Pero si la obra tiene algún logro en términos teatrales, estos pierden fuerza con la revelación final que convierte la historia en una pieza de asistencia social. De pronto, estamos frente a un drama que pretende ser más complejo. Claro, a favor de una causa que merece ser tratada con urgencia pero que debilita lo que parecía ser una buena comedia.

Para que una comedia como “Bajo terapia” funcione necesita de un reparto solvente que pueda encargarse del cúmulo de diálogos y situaciones. Y en conjunto se trata de un buen trabajo, consistente y capaz de mantener el nivel durante toda la representación. Sergio Galliani, Renzo Schuller y Gianella Neyra son actores con una capacidad de pasar de un escenario al otro con sorprendente naturalidad. Galliani puede quedarse quieto y expresar con un solo gesto una serie de emociones que van más allá de las palabras. Del mismo modo que Schuller salta de un lado al otro del escenario manteniendo la frescura de quien está viviendo por primera vez lo que el libreto señala. Tanto como Neyra a la hora de dar una réplica o soltar una carcajada. Tienen tablas, espontaneidad y una aparente ligereza que se agradece.

Marco Zunino es un caso aparte. Sin duda es un actor con una rigurosa formación pero cuya carrera ha estado sujeta a un solo tipo de personaje. Han pasado ya muchos años desde “Cabaret” y su elogioso papel como maestro de ceremonias de entonces ha sido reemplazado por el frío y estático anfitrión de espectáculos como “Chicago” o “El chico de Oz”. Papeles que interpretó muy bien pero que lo confinaron a una rigidez de la que no se desprende. En esta oportunidad interpreta justamente al personaje más convencional del cuento y carece de naturalidad. Tal vez por exigencias mismas del libreto y en ese caso su participación es oportuna. Pero bien le habría hecho elegir alguno de los otros personajes masculinos para variar y ofrecer algo nuevo.

Denisse Dibós tiene a su cargo el que sería el papel más complejo del grupo. Una mujer tímida, sometida por un marido abusador y con tendencias suicidas. Por supuesto, presentada dentro de las reglas de juego de una comedia de situaciones. Y resulta oportuna en sus silencios e incluso es conmovedora en su candidez. Pero cuando necesita ser una actriz más física es donde no consigue proyectar verdadero ingenio. Puede resultar divertida, es verdad, pero no necesariamente interesante.

Es Ximena Díaz quien nos sorprende gratamente. Logra hacer una creación de su personaje más allá de lo que establece el libreto. Se revela como una mujer sofisticada, seria, solvente. Para luego entrar en el terreno de la intimidad con confianza y transparencia. Su interpretación tiene matices que la llevan de una emoción a otra como si se tratara de un personaje real. Y luego de la sorpresa final adquiere autoridad y se apodera del escenario.

No hay espectador que abandone el teatro después de ver “Bajo terapia” y no se sienta colmado de una serie de sensaciones. Es una obra que sin duda toca a todos.

Dirigida por Daniel Veronese. Autor: Matías del Federico. Producción: Preludio. Con Sergio Galliani, Denisse Dibós, Marco Zunino, Ximena Días, Renzo Schuller y Gianella Neyra. Teatro Marsano, General Suárez 409, Miraflores. 

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