
¿Conoces esa sensación que surge cuando vuelve una serie que te marcó? Bueno, así nos sentimos en todo el mundo con el estreno de la segunda temporada de “The Last of Us”. Después de tanto tiempo, por fin regresamos a ese mundo devastado por el hongo Cordyceps, pero también lleno de vínculos humanos que duelen, sanan y, a veces, destruyen. Y aunque ya sabíamos que esta temporada traería cambios importantes, no estaba listo para lo que nos tenían preparado.
La historia retoma cinco años después de lo que pasó en la primera temporada. Eso, en sí mismo, ya cambia bastante las dinámicas. Joel y Ellie han seguido adelante, pero no juntos como uno esperaría. A lo largo de ese tiempo, sus caminos han estado marcados por decisiones difíciles, silencios prolongados y heridas que, por lo visto, nunca terminaron de sanar. Además, se suman nuevas caras y amenazas —algunas más humanas que otras—, y una sensación general de que la calma está por acabarse.
Una cosa que me encantó del regreso fue cómo no se quedaron solo en los disparos o los infectados. Hay espacio para lo emocional, lo psicológico. Personajes en terapia, vínculos rotos, relaciones que florecen y mucho más. “The Last of Us” siempre ha tratado tanto de la humanidad como del apocalipsis, y eso sigue intacto.
ALERTA DE SPOILERS: Si aún no viste el episodio 1 de la segunda temporada, este es el momento de salir corriendo. A partir de aquí cuento lo que se vio en el estreno.
¿QUÉ PASÓ EN EL PRIMER CAPÍTULO DE LA SEGUNDA TEMPORADA DE “THE LAST OF US”?
Joel y Ellie: distancia y dolor no resuelto
Cuando empieza el episodio, nos damos cuenta de inmediato que algo está mal entre Joel y Ellie. Ya no viven juntos en la misma casa de Jackson; Ellie se mudó al garaje. Es sutil, pero muy potente. Las pocas veces que interactúan, hay una tensión que se siente en el aire. Dina, la nueva amiga de Ellie, le comenta que cree que ella está enojada con Joel, aunque ella nunca lo admite directamente.
Joel, por su parte, está yendo a terapia, lo cual me pareció un acierto enorme de la serie. Está intentando abrirse, pero se nota que guarda secretos pesados. Uno de esos, descubrimos, es que mató a Eugene —un personaje que los fans de los videojuegos reconocerán, aunque nunca lo vimos en la serie hasta ahora. Resulta que Eugene era un exluciérnaga y, en la serie, también esposo de Gail, la terapeuta de Joel. El protagonista le dice que “no tuvo otra opción”, pero Gail le deja claro que no es tanto que lo matara, sino cómo lo hizo, lo que la atormenta.

Ellie, Dina y los nuevos infectados
Mientras tanto, Ellie y Dina hacen una patrulla que, bueno, se sale un poco del protocolo. Terminan explorando una tienda abandonada, y ahí es donde vemos por primera vez a un nuevo tipo de infectado: el acosador. No es como los otros. Este no se lanza directo; se esconde, observa, planea. Ellie misma lo describe como “inteligente” y eso… da mucho miedo. Al parecer, estos incluso lograron atacar y matar a un oso. Un oso, sí.
Lo peor es que, al final del episodio, se ve cómo los zarcillos de hongos están avanzando por el sistema de tuberías de Jackson. O sea, no solo están afuera, acechando… ahora parecen estar organizados. Como si alguien —o algo— estuviera dirigiéndolos. Y eso no puede ser nada bueno.
Abby y las Luciérnagas: la amenaza se acerca
Pero por si los infectados evolucionados no fueran suficiente problema, hay otra amenaza acercándose: Abby. Sí, ella y su grupo han estado persiguiendo a Joel desde lo que ocurrió en Salt Lake City. Aunque no saben exactamente cómo luce o dónde está, tiene pistas suficientes. Su motivación es clara: quiere venganza. Está decidida a encontrarlo, y no va a perdonarlo por lo que hizo con las Luciérnagas.
La última escena del episodio nos muestra a Abby y su equipo ya cerca de Jackson, planificando lo que parece ser una invasión. Sabemos que no están ahí para hablar, y si conectamos esto con lo que pasó en el juego “The Last of Us Part II”, sabemos que lo que viene puede ser devastador.
¿Un amor en medio del caos?
Entre tanto caos, hay una pequeña chispa que brilla: Ellie y Dina. Se nota que hay una conexión real entre ellas. A lo largo del episodio, hay coqueteo, miradas cómplices, y finalmente un beso en Nochevieja. Es un momento precioso, aunque interrumpido por Seth, un tipo desagradable que les lanza un insulto homofóbico. Joel intenta defenderlas, pero eso solo enfurece más a Ellie. Lo que debía ser una noche especial termina cargada de tensión… otra vez.

Bachiller en Periodismo de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Con siete años de experiencia en medios de comunicación escritos, tanto en ediciones impresas como digitales. Actualmente redacto para el Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio.