
Ann Fulk es una estadounidense que tiene apenas 24 años, pero ya ha pasado por muchas experiencias complicadas. En 2022, sufrió un accidente de coche tan grave que le destrozó los huesos, necesitó diez cirugías y pasó seis meses en una silla de ruedas. En ese momento, era atleta universitaria en Wisconsin y todo en su vida iba bien, hasta que el accidente lo cambió todo en un segundo.
A pesar de las dificultades, logró terminar la universidad y comenzar estudios de posgrado en la Universidad Loyola de Chicago. Como terapeuta de salud mental, aplicó sus conocimientos para sobrellevar la situación y mantener una actitud positiva, aunque sintió que ya había tenido suficiente con una sola tragedia médica. “Pensaba que ése sería el único acontecimiento médico importante y desafortunado de toda mi vida”, dijo en conversación con el New York Post.
Sin embargo, su historia no terminó ahí. El 3 de abril de 2024 tuvo un día aparentemente normal: fue a trabajar, jugó baloncesto con una amiga y luego regresaron juntas a su casa. Mientras conversaban y escuchaban música, Ann tomó una copa de vino y comenzó a hacer la colada. Fue entonces cuando ocurrió lo inesperado. “Me tiré al suelo”, relató.
Su amiga se preocupó, pero Ann pensó que tal vez se debía a que no había comido bien ese día. Le ofrecieron una barrita de cereales, pero ni siquiera pudo masticarla. “La escupía. No podía comer por el lado izquierdo de la boca”, explicó. Aunque no quería ir al hospital por su historial médico, su amiga insistió en llamar a emergencias. En ese momento, ya no podía mover el lado izquierdo del cuerpo.

“Me llevó a la cama y no podía utilizar el lado izquierdo de mi cuerpo. Estaba totalmente entumecida”, contó Ann. “Mi lado derecho casi convulsionaba, como si tuviera un ataque: se movía sin control. Mi lado izquierdo estaba totalmente hecho. No funcionaba en absoluto”.
Cuando llegaron los paramédicos, también estaban sorprendidos: “Tenían una extraña expresión de asombro, porque decían: ‘Tiene síntomas de un derrame cerebral’. Es una locura”.
En el hospital, le realizaron varias pruebas y le dieron medicación. Aunque no recuerda todo con claridad, sí conserva un momento muy presente: “Estaba en una habitación con una cama de hospital y mi amiga se puso en contacto con mis padres y mi tía, vinieron y yo estaba hablando con ellos, cuando entró el médico y me dijo que sí, que tenía un derrame cerebral”.
Le detectaron un coágulo en el lado derecho del cerebro, el cual afectó todo el lado izquierdo de su cuerpo.

Los médicos le presentaron dos opciones: operarla, con riesgo de muerte, o dejar que su cuerpo luchara solo, con riesgo de daño cerebral. “Les pregunté: ‘¿Cuál es la tercera opción?’ Y me dijeron: ‘No hay opción tres’”, recordó entre risas.
Fue así como eligió la cirugía, resultando un éxito. Pasó cuatro días en el hospital bajo observación constante y un mes más de recuperación, aunque no todos creyeron que había sufrido un derrame a su edad.
Antes del ictus, Ann era una joven saludable: hacía ejercicio, comía bien, no fumaba y solo bebía alcohol ocasionalmente. Algunos médicos creen que los anticonceptivos orales que tomaba podrían haber influido.
“Mucha gente tenía la teoría de que tenía algo que ver con mi accidente de coche”, dijo. “Pero luego otros profesionales médicos creen que fue por los anticonceptivos que tomaba”.
También mencionaron que su consumo de bebidas energéticas con cafeína, como Celsius, podría haber contribuido al riesgo.

Hoy, Ann ha reducido su consumo de cafeína y toma anticoagulantes para prevenir otro episodio. Aunque no hay garantías absolutas, los médicos le aseguraron que es poco probable que vuelva a ocurrir.
Ella, por su parte, no deja que el miedo le impida seguir adelante. “Como alguien que ha vuelto a la vida y no ha dejado que esto me impida seguir con todo, espero que otras personas no dejen que ningún tipo de incidente médico les impida seguir viviendo sus vidas”, expresó.
“Tener una perspectiva mental fuerte y positiva es muy importante y forma parte de ello. Y, también un gran equipo de cuidados”, concluyó.