
Desde el pasado 20 de febrero, la vida de Allison Bustillo cambió radicalmente. Esta joven hondureña de 20 años, que trabaja como asistente de enfermería y llegó a Estados Unidos a los 9, fue detenida por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en una redada realizada en Charlotte, Carolina del Norte. Esta es su historia.
Según su familia, los agentes buscaban a otra persona, pero rompieron la puerta del hogar donde ella vivía y se la llevaron, dejando atrás a sus tres hermanos pequeños, uno de ellos con autismo severo.
Hoy, cuatro meses después, Allison permanece recluida en el Centro de Detenciones Stewart, en Georgia, mientras su estado de salud se deteriora.
Su madre, Keily Chinchilla, ha denunciado públicamente que la joven ha perdido cerca de ocho kilos desde su arresto. Entre lágrimas, recuerda una de las llamadas más dolorosas que ha recibido: “Mi hija por ratos me llama, llorando, me dice: ‘mamá, siento que no voy a salir viva de este lugar’”.

Allison no tiene antecedentes criminales y, según su familia, su abogado ya había presentado la documentación necesaria para solicitar su liberación.
Incluso, un agente de ICE habría confirmado que su caso calificaba. Sin embargo, poco después de ese contacto, el agente fue reemplazado. “¿Sabe qué hicieron? Le cambiaron el agente, el deportador”, relató su madre con frustración.
Ahora, el proceso de parole y solicitud de asilo sigue pendiente, con una audiencia programada para el próximo 17 de julio.
Organizaciones en defensa de los derechos de los migrantes también han alzado la voz. Una de ellas, El Refugio, envió una carta al ICE para exigir la liberación inmediata de Allison.
En el documento señalan que la joven presenta problemas de salud graves desde que fue encarcelada, como escoliosis, entumecimiento del lado izquierdo de su cuerpo, sangrado, desmayos y fuertes dolores abdominales.

La situación ha provocado alarma, no solo por el delicado estado físico de Allison, sino por el impacto emocional que atraviesa la joven. En las escasas videollamadas que tiene con sus hermanos, trata de mantener la esperanza: les dice que pronto volverá a casa.
Por su parte, la Corporación Correccional de América (CCA), entidad encargada del centro donde está detenida, informó a Telemundo que “está siendo monitoreada regularmente por el personal médico del centro y se están tratando todos los problemas médicos conocidos”. Sin embargo, sus familiares y organizaciones solidarias insisten en que eso no es suficiente, y temen que el deterioro físico y mental de Allison se agrave aún más.

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