Sarah Fiacco posó para una foto con Olivia, de 6 años. (Sarah Fiacco)
Sarah Fiacco posó para una foto con Olivia, de 6 años. (Sarah Fiacco)
Oscar Guerrero Tello

La vida tiene muchos giros inesperados, y en ocasiones esos giros nos llevan a lugares que nunca habríamos imaginado. Este es el caso de Sarah Fiacco, una madre que enfrentó una decisión inesperada que cambiaría su vida después de 16 años trabajando como ama de casa.

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Después de mudarse a Alabama con su esposo, Bryce, un teniente coronel de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y sus cuatro hijos, Kinsley, Carter, Kason y Kendall, Sarah tuvo que dejar atrás su exitoso negocio de repostería en Virginia. “Fue muy lucrativo, y me encantaba”, recuerda Sarah. Sin embargo, al llegar a su nuevo hogar, se dio cuenta de que las oportunidades no eran las mismas. “La gente aquí simplemente no estaba tan interesada en lo que yo horneaba”, comenta con resignación, pero no sin esperanza. “Pensé, ‘OK. Solo necesito pivotar’”, agrega.

Una decisión difícil en un lugar inesperado

Decidida a encontrar una nueva fuente de ingresos y un propósito en su nueva vida en Alabama, Sarah comenzó a trabajar como maestra sustituta en la Prattville Christian Academy. Aunque disfrutaba el trabajo, cuando le ofrecieron una posición permanente, no sintió que fuese el lugar correcto para ella. Fue entonces cuando surgió otra oportunidad: trabajar como asistente de servicio de alimentos en la cafetería de la escuela de sus hijos.

“Nunca imaginé que a los 40 años estaría trabajando a tiempo completo en la cafetería de la escuela de mis hijos”, escribió Sarah en una publicación en una página de Facebook de compra y venta de artículos de lujo. La idea de trabajar en la cafetería no era lo que Sarah había soñado para su futuro. De hecho, al principio sintió vergüenza de compartirlo públicamente. Pero decidió arriesgarse y aceptar el trabajo.

Un simple gesto lo cambia todo

Apenas dos semanas después de comenzar en su nuevo puesto, Sarah recibió un regalo inesperado que cambió completamente su perspectiva. Una niña de kinder llamada Olivia le entregó una tarjeta escrita a mano a través de la ventana de la cafetería. La nota, sencilla pero cargada de significado, decía: “¡Gracias! Por el almuerzo. De Olivia”.

La nota de Olivia ahora cuelga en el espejo del baño de Sarah Fiacco. (Sarah Fiacco)
La nota de Olivia ahora cuelga en el espejo del baño de Sarah Fiacco. (Sarah Fiacco)

Este pequeño gesto tuvo un gran impacto en Sarah. “Claro, me duelen los pies, mis manos están secas y sueño con nuggets de pollo, pero recibir esta nota me recordó por qué dije que sí,” escribió Sarah en su publicación de Facebook. Colocó la nota de Olivia en el espejo de su baño como un recordatorio diario de que, aunque su trabajo no sea glamoroso, está haciendo una diferencia.

Un trabajo con propósito

A medida que Sarah se adentra más en su nuevo rol, ha encontrado una profunda satisfacción que no esperaba. “Espero que este trabajo pueda ser mucho más que solo servir comida”, comenta. “Tal vez esta publicación anime a alguien de ustedes a encontrar alegría en maneras inesperadas.”

Aunque el trabajo es desafiante y físicamente agotador, Sarah se siente realizada al ver a sus hijos cada día y saber que están orgullosos de ella. “Ellos vienen a visitarme,” dice con una sonrisa. “Están orgullosos de lo que hago.”

El poder del apoyo comunitario

Cuando Sarah compartió su experiencia en Facebook, muchos miembros de la comunidad respondieron con historias inspiradoras sobre el impacto positivo que los trabajadores de la cafetería han tenido en sus vidas. Una persona comentó: “Mis hijos hablan de ‘Chef Jen’ más que de cualquier otro empleado en sus seis años de escuela primaria. ¡Esas señoras hacen una DIFERENCIA ENORME! Otro agregó: “La persona más querida en la escuela secundaria donde enseño es ‘la señora del almuerzo Barb’, que conoce a los chicos personalmente por su nombre y participa en todas nuestras asambleas de ánimo. ¡Recientemente se jubiló y los estudiantes de último año la eligieron para leer sus nombres en la graduación!”

Estos comentarios no solo le dieron a Sarah el impulso que necesitaba para sentirse orgullosa de su nueva labor, sino que también destacaron la importancia de encontrar propósito y satisfacción en los lugares menos esperados.

SOBRE EL AUTOR

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.