La predilección por los vinos dulces ha sido una constante, sobre todo en países de Sudamérica como Argentina, Chile o Perú. No obstante, en los últimos tres años, se ha observado un cambio significativo en esta tendencia, principalmente en tierras incaicas. ¿La razón? Los peruanos han mostrado un creciente interés en explorar nuevas opciones, especialmente los vinos secos, que abarcan diversas gamas y estilos.
Este fenómeno se atribuye, en parte, a la incursión de diferentes países productores de vinos a nivel mundial en el mercado peruano, de acuerdo con Dora Dallos, docente de Bar y Coctelería del Instituto Le Cordon Bleu. Ello ha permitido ampliar las opciones disponibles, brindando a los consumidores la oportunidad de seguir descubriendo una variedad de sabores, aromas y estilos en el fascinante mundo del vino.
Antes de catar vinos es importante no fumar ni hacerlo en un lugar con olores demasiado fuertes, debido a que esto podría bloquear nuestra percepción sensorial.
Los pasos para catar vinos
Frente a este contexto, la especialista brinda cuatro pasos para catar vinos como un experto y disfrutar esta experiencia al máximo:
- Observación: Inicia examinando visualmente el vino. Observa su color. Después, sostén la copa contra un fondo blanco para apreciar mejor los matices. El color puede proporcionar información sobre la edad y variedad del vino.
- Disfruta el aroma: Gira la copa suavemente para exponer el vino al oxígeno y liberar sus aromas. Huele profundamente y trata de identificar los distintos aromas. Puedes clasificarlos en categorías como frutales, florales, especiados o terrosos. Los aromas pueden revelar detalles sobre la uva, la fermentación y la crianza.
- Evalúa el sabor: Toma un sorbo pequeño y muévelo alrededor de la boca para que los distintos sabores alcancen todos los rincones de tu paladar. Presta atención a la acidez, la dulzura, el cuerpo y los taninos. Considera la intensidad de los sabores y la complejidad del vino.
- Final y retrogusto: Tras tragar o escupir el vino, evalúa el retrogusto o sabor residual. Un retrogusto largo y agradable suele ser indicativo de un buen vino. Observa también si hay alguna sensación final, como sequedad o astringencia antes de dar un veredicto.