
La miel es ese líquido dorado, dulce y pegajoso que es producido por las abejas y que a muchos (me incluyo) les agrada bastante. Si bien es conocida por sus beneficios culinarios y medicinales, no todas son iguales. Existen las que poseen un sabor terroso, afrutado, las que son cremosas y las que se pueden rociar con un chorrito. Tú, al final, decides cuál o cuáles deseas. El tema es que escojas las mejores para ti. Eso lo podrás hacer siguiendo unas recomendaciones.
Antes de entrar a profundidad en el tema es importante mencionar cómo es que se produce la verdadera miel. Esta, como ya lo dije arriba, es realizada por las abejas, quienes extraen el néctar de las flores y las plantas, lo trasladan a sus colmenas y lo envasan en panales. Eventualmente, estos animales convierten el néctar en miel secándolo. Para ello, según informó NBC Select, “crean una brisa con sus alas y cubren las celdas con una tapa hecha de cera de abejas fresca”.
Tras ello, los apicultores o fabricantes cumplen el papel de trasladar la miel de la colmena al frasco de manera diferente. Una vez embotellada, esta es comercializada, aunque claro está hay quienes le hacen ciertas modificaciones para darle una presentación distinta. Ahí es donde radica el hecho de que no todas son iguales. Antes de elegir una o varias, sigue estos consejos:
Sabor
Summer Johnson, propietaria de Zach & Zoe Sweet Bee Farm, de acuerdo a la citada fuente, señaló que la miel obtiene su sabor de las flores y las plantas, por lo que distintos tipos de miel salen en diferentes áreas. En otras palabras, la ubicación afecta el sabor. Cada región produce su propia miel única, así como el café, el vino y el aceite de oliva.

Sin filtrar
La miel sin filtrar, siempre según el medio indicado, es segura para comer para mayores de 1 año. Este tipo de miel describe a aquella que no ha pasado “por un tratamiento térmico o un proceso de pasteurización antes de ser embotellada”. En otras palabras, está en su forma cruda, por lo que está repleta de enzimas, minerales, polen y vitaminas.
Pura
La miel pura es aquella que no cuenta con aditivos artificiales ni rellenos que afecten la calidad. Si bien hay sabores como el cacao, el chile y la lavanda que pueden mejorar el sabor general, para preservar la calidad pura debes asegurarte de que los ingredientes fusionados provengan de fuentes naturales.

Textura
Los tipos de flores y plantas de las que proviene la miel influyen en su textura. Ojo que la miel cruda y sin filtrar también se llega a cristalizar con el tiempo. Es por eso que puedes ver pequeños trozos sólidos y crujientes en ella. Por otro lado, la miel batida, también conocida como miel cremosa o hilada, posee una textura suave, sólida y fácil de servir. Es más opaca que la miel líquida.
Uso previsto
La elección de miel también debe depender del uso que le planeas dar. Por ejemplo, si quieres para untar en tostadas, podrías usar una miel cremosa. En cambio, para tu café, podrías optar por una miel más dulce, almibarada y ligera.













