
La administración del presidente Donald Trump ha encendido nuevamente los focos de alerta para la comunidad inmigrante en Estados Unidos. Su plan más reciente: intensificar las redadas en centros laborales en todo el país como una estrategia para frenar la presencia de indocumentados. Así lo confirmó Tom Homan, asesor de Seguridad Nacional y Control Migratorio, quien aseguró que estos operativos no solo continuarán, sino que se triplicarán en los próximos meses.
LA PALABRA DEL “ZAR DE LA FRONTERA”
Durante una rueda de prensa desde la Casa Blanca, Homan, el “zar de la frontera”, fue claro: si las llamadas “ciudades santuario” continúan protegiendo a los inmigrantes en sus comunidades, entonces el gobierno federal irá directamente a sus lugares de trabajo. “Si no podemos arrestarlos en sus comunidades, los arrestaremos en su lugar de trabajo”, sentenció. Esta frase resume el espíritu de una política que, más que cambiar, parece volver con más fuerza que nunca.
Este giro drástico marca una ruptura evidente con las políticas implementadas por el expresidente Joe Biden, quien durante su mandato optó por suspender las redadas en espacios laborales. Homan no dudó en criticar esa postura, calificándola como una señal de debilidad que, según él, permitió el crecimiento del trabajo ilegal y la trata de personas en estos entornos.

LA OFENSIVA ACTUAL VA MÁS ALLÁ DE LAS FÁBRICAS Y RESTAURANTES
ICE y la Patrulla Fronteriza también han extendido sus acciones a espacios públicos donde trabajadores informales buscan empleo, como estacionamientos de tiendas de construcción. Solo la semana pasada, un operativo en Los Ángeles terminó con la detención de 20 personas que esperaban conseguir trabajo en un comercio local.
En enero, las alarmas también sonaron en el Valle Central de California, una de las zonas agrícolas más importantes del país, donde más de 200 campesinos indocumentados fueron arrestados. La operación, según Homan, tuvo como objetivo detectar casos de explotación laboral, un argumento que la administración utiliza para justificar la dureza de sus acciones.

TRUMP MOSTRÓ CIERTA FLEXIBILIDAD CON SECTORES ESTRATÉGICOS
El pasado 10 de abril, durante una reunión de gabinete, el presidente estadounidense reconoció que podría suavizar la política migratoria en industrias que dependen altamente de la mano de obra extranjera, como el agro y la hotelería. “Tenemos que cuidar de nuestros agricultores, de nuestros hoteles y de varios sectores que necesitan a su gente”, dijo el mandatario.
Este matiz no ha calmado los temores entre trabajadores inmigrantes ni entre los empresarios que temen interrupciones en sus operaciones. El dilema es claro: por un lado, se exige el cumplimiento estricto de las leyes migratorias; por otro, se reconoce que buena parte de la economía estadounidense sigue dependiendo de quienes trabajan sin papeles.
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