
Marlon Parris, un veterano del Ejército de Estados Unidos que sirvió en dos misiones en Irak, permanece en custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), a pesar de que en 2016 el propio gobierno federal le aseguró que no sería objeto de deportación.
Parris, nacido en Trinidad y Tobago, llegó a EE.UU. como niño en 1997 y se convirtió en residente permanente legal. Su historial como militar incluye despliegues en zonas de combate y reconocimientos como la Medalla de Servicio por la Guerra contra el Terrorismo y una Medalla por Buena Conducta.
Pero todo cambió tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 y el endurecimiento de la política migratoria. Dos días después de que el republicano retomara la presidencia, agentes federales detuvieron a Parris en una parada de tránsito en Arizona. Llevaba consigo una carta oficial del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que afirmaba que no era susceptible a ser deportado.
Condena pasada y carta del DHS: ¿por qué ICE lo retiene?
En 2011, Parris fue condenado por conspiración para distribuir cocaína, como parte de una operación de tráfico de drogas en jets privados. Tras cumplir su condena, recibió una carta firmada por el DHS que afirmaba que no enfrentaba procesos de remoción. Incluso renovó su tarjeta de residencia legal al año siguiente.
Sin embargo, en febrero de este año, fue detenido sin previo aviso. “ICE está a punto de detenerme”, fue lo que alcanzó a decirle por teléfono a su esposa, Tanisha Hartwell-Parris, ciudadana estadounidense, quien ahora lucha por entender la legalidad de la detención.
“Pensamos que todo estaba resuelto. Que podía seguir con su vida”, declaró a CNN. Pero desde entonces, Parris ha permanecido en un centro de detención mientras ICE reabre su caso como parte de una ofensiva que también ha afectado a académicos, padres inmigrantes y presuntos pandilleros.
Veteranos deportados: una crisis silenciosa
El caso de Marlon Parris no es aislado. Un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) de 2019 reveló que ICE no mantiene un registro adecuado de los veteranos deportados y que a menudo no sigue sus propias políticas en estos casos.
Se estima que al menos 239 veteranos estadounidenses han sido deportados a 34 países, aunque la cifra real podría ser mucho mayor. Según el Foro Nacional de Inmigración, hay más de 94.000 veteranos inmigrantes sin ciudadanía en EE.UU.
ICE tiene lineamientos especiales para tratar los casos de veteranos, pero el informe de la GAO encontró que no se aplican de forma consistente y que muchos fueron deportados sin la revisión requerida por las propias normas internas.

“Cumplimos nuestra parte, luego nos exilian”
Alex Murillo, exmiembro de la Marina también deportado, afirma que los veteranos inmigrantes pagan doble: “Después de cumplir con nuestro deber y nuestra condena, somos exiliados. Nunca volvemos a ver a nuestras familias”. Como muchos otros, su proceso de ciudadanía fue interrumpido por despliegues militares.
El servicio militar promete acceso prioritario a la ciudadanía, pero la realidad es otra. Muchos inmigrantes uniformados no logran completar el proceso por falta de apoyo, información o por encontrarse en misiones en el extranjero al momento de las entrevistas o ceremonias.
“Los reclutadores te dicen que serás ciudadano por servir, pero no hay ningún documento que lo garantice”, explicó Danitza James, presidenta de la subcomisión sobre veteranos deportados de la LULAC.
La lucha por regresar: el caso de Héctor Barajas
Héctor Barajas, otro veterano deportado tras cumplir condena por disparar un arma, logró regresar y obtener la ciudadanía tras 14 años en México. Es el primer caso conocido de un veterano deportado que se naturaliza tras su expulsión.
Sin embargo, su reintegración no fue sencilla. Durmió en su coche, fue rechazado para alquilar viviendas y tuvo que reconstruir su vida desde cero. “La pesadilla no ha terminado del todo, pero al menos estoy en casa”, dijo.
¿Qué sigue para Marlon Parris?
La esposa de Parris sigue esperando respuestas. ICE no ha emitido comentarios ni ha proporcionado documentos públicos sobre la reapertura del caso. Para ella, la detención de su esposo representa una traición a quien defendió a su país en tiempos de guerra.
“No son delincuentes peligrosos. Son hombres que lucharon por este país”, afirmó. Y aunque la administración Trump ha prometido priorizar la expulsión de “criminales violentos”, el caso de Marlon Parris —como el de muchos otros— evidencia los vacíos legales y morales en la política migratoria hacia veteranos inmigrantes.












