Oscar Guerrero Tello

En el mundo de las noticias virales, a menudo encontramos historias inusuales que capturan la imaginación de las personas. Esta vez, un estafador llamado Aidas J., un lituano afincado en , ha dejado a todos sorprendidos con sus hábiles y dramáticas artimañas para evitar pagar sus cuentas en restaurantes de la ciudad de Alicante.

A lo largo de dos meses, Aidas se dedicó a una serie de actuaciones dignas de Hollywood en al menos 20 restaurantes, en las cuales simulaba sufrir un infarto para librarse de pagar la cuenta. Durante sus actuaciones, caía al suelo y se agarraba el pecho en fingida agonía, atrayendo la atención de todos los presentes. Su actuación no solo involucraba el colapso en el suelo, sino que también solicitaba atención médica urgente por sus falsos problemas cardíacos.

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El gerente de “El Buen Comer”, uno de los restaurantes estafados, describió su experiencia a : “Fue muy teatral, fingió desmayarse y se desplomó en el suelo”. En otro establecimiento, un testigo dijo: “Se tumbó en el suelo, actuó como si le doliera el pecho y empezó a temblar”. La actuación era tan convincente que varios restaurantes cayeron en su trampa antes de que finalmente fuera descubierto.

Una peculiar característica de Aidas es que se vestía con “ropa de diseñador” y se hacía pasar por un turista ruso que no hablaba español. Esta elección le permitía atraer menos sospechas mientras disfrutaba de su cena y bebidas. Sin embargo, su retorcida trama se vino abajo cuando intentó dos veces repetir su sketch en “El Buen Comer”.

Solía pedir whisky y langostas

Después de una de las actuaciones, el gerente de este restaurante envió una foto de Aidas a otros establecimientos de la zona para advertirles y evitar que el estafador volviera a atacar. Aidas tenía un gusto particular por pedir varios vasos de whisky caro, una ensalada rusa y un plato principal, como entrecot o langosta, antes de simular el ataque al corazón.

A pesar de ser arrestado en varias ocasiones durante su ola de crímenes, Aidas evitó pasar mucho tiempo en prisión, ya que cada billete que se saltaba se consideraba una cantidad pequeña, oscilando entre 15 y 70 euros. Su estafa se clasificaba como “delitos menores”, lo que le permitió salir de la cárcel después de tan solo 42 días.

Sin embargo, los dueños de los restaurantes estafados están unidos en su deseo de que Aidas pague por sus actos. Considerando que la suma total de las facturas asciende a 766 euros, están planeando presentar una denuncia conjunta para asegurarse de que el estafador permanezca tras las rejas por un período más prolongado.

Este peculiar caso ha llamado la atención de la comunidad local y se ha vuelto viral en las redes sociales, dejando a todos preguntándose si la creatividad y la audacia pueden llegar a extremos insospechados cuando se trata de evitar pagar la cuenta en un restaurante. La historia de Aidas J. es un recordatorio de que la realidad a veces supera a la ficción y que, en el mundo de las noticias virales, siempre podemos esperar lo inesperado.

SOBRE EL AUTOR

Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.

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