Tres minutos antes, a 25 kilómetros de donde estaban, Túnez celebraba el histórico gol ante Francia que le estaba dando la clasificación a octavos de final de un Mundial por primera vez en su historia. Pero apareció Mathew Leckie para cambiar dramáticamente la historia y anotar el único tanto con el que Australia venció 1-0 a Dinamarca para clasificar a los octavos y dejar afuera a Túnez. El fútbol en su más pura expresión.
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Con nueve victorias y una sola derrota en las clasificatorias europeas llegó Dinamarca a Qatar. Era, en teoría, uno de los candidatos a dar la sorpresa por la gran forma en la que estaba. Pero su estadía en el Mundial ha sido decepcionante: empataron ante Túnez en el debut, perdieron ante Francia (rival al que le habían ganado los dos partidos en 2022) y no pudieron ante Australia. Un solo punto en tres partidos.
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Del otro lado, Australia, la selección que se metió por la ventana a la justa mundialista, el equipo de las hazañas. Sabiéndose inferior casi siempre, supo dar los batacazos necesarios para hacer historia. Lo hizo ante Perú en el repechaje y lo repitió ante Dinamarca. En la previa, un empate le servía -claro, imaginando que Francia no tendría problemas en ganarle a Túnez, cosa que no pasó-, pero no se conformaron y lo ganaron.
A los 60 minutos, Leckie aprovechó un contragolpe iniciado en un pésimo ataque danés para irse solo a portería rival. Cuando se acercaba al área y detrás venía a toda velocidad el defensor, el extremo definió cruzado. Un disparo suave, defectuoso, que dejó sin chances al arquero Kasper Schmeichel. Gol y grito de desahogo de los hinchas australianos que estaban en las tribunas viendo en sus celulares el otro partido del grupo y que tres minutos antes se agarraban la cabeza por el tanto tunecino.
Dinamarca, desde los pies de Christian Eriksen, atacó desde un inicio. Casi siempre sin ideas claras ni movimientos que generen peligro en la defensa australiana. Después del 1-0, peor aún. La desesperación hacía que los centros llegasen a cada instante, pero siempre encontrando bien parado a la defensa.
En los últimos minutos, ya con las subidas de Schmeichel buscando la hazaña, más por orgullo que por resultado, el portero Mathew Ryan se convirtió en la figura sacando un par de disparos o cabezazos.
Cuando el árbitro argelino Mustapha Ghorbal pitó el final, los jugadores australianos salieron corriendo al centro del campo a abrazarse. Fueron los penúltimos clasificados al Mundial y hoy celebran su pase a octavos de final por segunda vez en su historia. La última vez fue en Alemania 2006, torneo al que también llegaron tras superar el repechaje (vencieron a Uruguay), pero no pudieron pasar a cuartos al perder ante Italia.
Ahora el destino los pondrá frente al primer lugar del Grupo C, un cupo que aún no tiene dueño. Si Argentina gana a Polonia, será el rival. Pero hay chances con el equipo polaco, Arabia Saudita y México, las otras dos selecciones que chocarán este miércoles.
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La influencia de la localía
Ya nos lo habían advertido Ienzo Duarte y Guillermo Byrne, dos economistas peruanos que crearon un modelo matemático para analizar y pronosticar algunos resultados en los mundiales. Una de las variables que tenía el modelo era “la influencia de la localía”. “Es una variable que el modelo acepta muy bien porque en los antecedentes tenemos a Corea llegando a semifinales en 2002 año en el que organizaron juntos a Japón la Copa del Mundo. O a Rusia instalándose en cuartos de final en la edición pasada. De hecho, es normal que un anfitrión pase de ronda, aunque eso no sucedió en Sudáfrica 2010 y parece que no sucederá ahora en Qatar”, nos explicó Ienzo.
Para los peruanos, la localía pesa y no solo por la hinchada y el entusiasmo que genera que tu país sea el centro del mundo por un mes, sino también por temas externos como el clima. “En Sudáfrica había un debate acerca de si era una ventaja solo para los anfitriones o para los africanos en general. Y Ghana terminó llegando a cuartos de final. Es evidente que hay un peso del local y el modelo así lo recoge”.
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Eso es lo que pasó en el Australia-Dinamarca. El combinado oceánico disputa las Eliminatorias asiáticas desde 2007, por lo que ha jugado en distintas ocasiones en Qatar. “A menos que estés aquí, realmente no puedes juzgar o entender lo difícil que es ir a este tipo de países y jugar en este tipo de condiciones en este tipo de ambientes”, había señalado Mathew Leckie en la previa del repechaje, pero era una pista de lo que podía ser el Mundial: le iba a costar a las selecciones que no estaban acostumbradas a jugar en un clima como Qatar, pese a que en los estadios haya tecnología de punta que combata el calor del desierto.
Australia celebra el pase histórico. No es su mejor generación, pero están en Qatar con el sueño intacto de llegar lo más lejos posible. A pesar de entrar por la ventana al Mundial, son la primera gran sorpresa que nos deja esta Copa del Mundo.
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