Jorge Barraza se pone de pie en el espacio que FIFA la AIPS (Association Internationale de la Presse Sportive) ha preparado en Doha, Qatar, para celebrar a los periodistas que cubrieron más mundiales. Esto que se dice sencillo es, sin embargo, el resumen de una notable carrera: son hombres que vieron al primer Pelé, al mejor Maradona; que no explicaron la maravilla que era Johan Cruyff; que, como si fuera poco, reportean a los excepcionales Cristiano Ronaldo y Lionel Messi.
Y mientras Barraza, columnista de Deporte Total de El Comercio en Qatar 2022, docente todo el tiempo pero sobre todo, amigo las 24 horas del día, se pone de pie para recibir el premio de manos del Fenómeno Ronaldo, una sonrisa cómplice se estampa aquí, en todos los reporteros que cubrimos el Mundial desde Lima para el diario. El suyo es un premio que nos enorgullece.
Ronaldo Nazario, O Fenómeno, entregó a cada uno de los 69 cronistas premiados, una réplica de la Copa Mundial; 69 entre 12.500 que están acreditados en Catar 2022. Enrique Macaya Márquez, figura de la televisión argentina, fue la estrella de la ceremonia pues trabajó en 17 Mundiales ininterrumpidamente desde Suecia 1958. Macaya tiene 88 años y tiene un programa que sale desde Catar. En orden decreciente, Hartmut Scherzer, de Alemania, estuvo en 16 y trajo las 16 credenciales que le fueron otorgadas. Y Jorge Da Silveyra, de Uruguay, asistió a 15. Luego todos los demás.
El caso de Jorge es monumental, pues cubrió 11 Copas del Mundo. Fue un acto emotivo, liderado por Gianni Merlo, presidente de la AIPS, que tuvo lugar en el Centro de Prensa de Doha.
De esas 11, lo he leído en las últimos 6. Primero, cuando era un estudiante de periodismo en últimos ciclos y soñaba -como sueño aún hoy- escribir como escribían esos señores del suplemento deportivo que tú lees, papá; luego, ya en casa, pegado a los prints que Carlos Salas o Mario Fernández pegaban en esas mamparas que nos separaban del resto de secciones, allá en la vieja redacción en Miró Quesada, y yo le buscaba metáforas o definiciones, para copiarlas; y finalmente ahora, como socio en la edición del DT de los domingos 2022, en el que la brillantez de Jorge me obliga a leerlo antes de publicar y, sobre todo, a correr al kiosko para comprar todos los ejemplares posibles.
El abrazo que no nos dimos en Doha te lo llevo a Buenos Aires, Jorge. Pronto.