Mientras en el resto del mundo el escándalo del espionaje del exterior estadounidense parece haber quedado en segundo plano, en Alemania sigue generando coletazos que sacuden la imagen del país y ponen en aprietos al gobierno de Angela Merkel.
Las autoridades europeas pidieron hoy explicaciones a Berlín por las informaciones que apuntan a que el servicio secreto exterior alemán (BND) ayudó a la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) a espiar en París y Bruselas.
El roce con los socios europeos genera preocupación en la cancillería, donde se otorga una gran dimensión política a lo ocurrido y no se descarta que termine forzando renuncias dentro del BDN o incluso del gobierno, según investigaciones.
Hace una semana comenzaron a publicarse reportes sobre una supuesta colaboración de los servicios secretos alemanes con la NSA para espiar a empresas y políticos europeos durante años.
El miércoles, el diario "Süddeutsche Zeitung" y las emisoras NDR y WDR aseguraron que la NSA usó la estación de escuchas del BND en Bad Aibling, Baviera, para monitorear comunicaciones de funcionarios de alto rango del Ministerio de Exteriores y la presidencia en París y de la Comisión Europea en Bruselas.
Además, el BND informó al parecer a la cancillería hace ya años de intentos de espionaje irregulares de la NSA al detectarlos, pero el gobierno de Merkel sólo comenzó a investigarlos a fondo cuando el tema llegó a la comisión del Parlamento que trata el escándalo. La dimensión de lo ocurrido sigue sin aclararse del todo.
Merkel evitó pronunciarse por el momento sobre el escándalo. Su portavoz, Steffen Seibert, se limitó a asegurar que el gobierno "informa al Parlamento siempre con su mejor voluntad y consciencia".
Sin embargo, la oposición acusó a Berlín de haber ocultado datos sobre el espionaje estadounidense en Alemania y consideró "penoso" para el gobierno si se confirma que la NSA espió "a sus mejores amigos políticos en París", en palabras del diputado de los Verdes Hans-Christian Ströbele.
Fuente: DPA