Durante sus siete años y medio como presidente de Estados Unidos, Barack Obama contó con el apoyo de Reino Unido en toda situación. Sabía que los líderes británicos tenían la influencia global y perspectiva afín para ser socios poderosos de su país.
Pero ahora que Obama se acerca a los meses finales de su período, esa sensación de certidumbre se ha hecho añicos con el Brexit y la renuncia del primer ministro David Cameron, aliado cercano.
La reacción pública de Barack Obama al Brexit se basó en asegurar que Estados Unidos y Reino Unido seguirían siendo "socios indispensables" y que la relación especial sobreviviría.
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Además dijo que respetaba la decisión de los británicos y que confiaba en que la salida de la Unió Europea (UE) se realizaría con una transición ordenada. Sin embargo, antes del Brexit Obama advirtió sobre las consecuencias que Reino Unido tendría si es que dejara la UE.
Dijo que Reino Unido se convertiría en un país de baja prioridad comercial para Estados Unidos tras el Brexit, a la vez que criticó el aislacionismo y los sentimientos antiinmigrantes que han echado raíz en su país y otras partes, que ahora parecen estar dividiendo Europa.
El vicepresidente Joe Biden fue más directo al decir que la salida de Reino Unido "no fue como hubiéramos preferido que fuera". La incongruencia entre los comentarios de Obama antes y después del Brexit refleja la difícil situación en la que se halla el presidente.
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Ahora que los mercados de Estados Unidos y del mundo se tambalean, Obama quiere evitar la percepción de que las relaciones con Estados Unidos van a verse afectadas. A la misma vez, restarle importancia a la salida podría socavar su llamado para que Europa siga unida.
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que no esperan cambios en la infinidad de áreas en las que trabajan junto con Reino Unido, incluyendo la participación militar británica en la coalición dirigida por Estados Unidos en contra del grupo Estados Islámico. Después de todo, la salida podría tomar años.
A la vez, hay menos seguridad de que Reino Unido y otros países europeos tomarán el lado estadounidense cuando surjan nuevos desafíos.
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"Por instinto, vamos con Europa para cualquier cosa, y vamos a voltear y no van a estar allí para promover los intereses estadounidenses", dijo Heather Conley, analista para asuntos europeos en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington. "Lo que preocupa es que esto nos va a consumir tanto que ellos no van a poder los complicados pasos ante medidas que no son populares".
La definición de la nueva relación entre Estados Unidos y Reino Unido tras el Brexit va a depender en gran parte en quienes serán los próximos líderes. La renuncia de Cameron quizás no ocurra sino hasta octubre, tres meses antes del fin del período de Obama.
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Fuente: AP