El confinamiento y las medidas restrictivas adoptadas en el mundo ante la pandemia de coronavirus están afectando principalmente a los más pobres. Muchos de ellos se han visto obligados a emprender un difícil camino de retorno a sus lugares de origen (dentro y fuera del país en el que se encuentran), un recorrido que tienen que incluso hacen a pie, soportando el sol y el hambre.
En las últimas semanas diversas escenas de estas largas caminatas, que han acaparado la atención mundial, han significado un verdadero reto para los gobiernos de los países involucrados que aún buscan contener los grandes desplazamientos para evitar la propagación del virus.
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En la mayoría de los casos la motivación tras estos traslados es el temor al hambre. Miles de personas de bajos recursos y que trabajan lejos de sus lugares de origen han perdido sus fuentes de ingresos y abastecimiento.
A continuación, repasamos algunos casos en los que la pandemia ha provocado que grandes grupos de personas caminen muchos kilómetros para llegar a sus hogares.
Dentro del Perú
En el Perú, donde rige una cuarentena nacional desde hace casi un mes y medio, miles de personas buscan retornar a sus regiones de origen porque se quedaron sin empleo y sin ingresos para sobrevivir. Cientos han optado por emprender el viaje caminando.
Más de 150 ciudadanos de Andahuaylas marchan desde Lima por la carretera Panamericana Sur tratando de llegar a su ciudad, en la región Apurímac.
Sobre el asfalto y en medio del frío, adultos, niños y hasta bebés se han visto obligados a dormir sobre sus maletas en la calle.
“No tengo dinero para pagar el cuarto que alquilaba en Lima ni para comer. Lo único que me queda es tratar de llegar caminando a casa”, dijo a El Comercio Manuel Centeno, que ya ha recorrido a pie más de 50 kilómetros en dos días.
Personas de las regiones San Martín, Ucayali, Amazonas y Piura también buscan llegar a a pie.
“Comemos gracias a la buena voluntad de los vecinos que nos traen un poco de comida y agua, pero dormimos sobre cartones y no tenemos baños. Nadie se comunica con nosotros. Esa es nuestra realidad ahora”, lamenta Julio César Teagua, natural de Ucayali.
La semana pasada, un grupo de 1.200 personas se marchó de Lima a pie hacia pueblos andinos, hasta que el gobierno ordenó llevarlos en autobuses y someterlos a cuarentena a su llegada. Entre ellos se detectaron 47 casos de coronavirus.
Migración interna en India
India está en punto muerto desde fines de marzo con un confinamiento estricto, el transporte público paralizado y las fronteras entre los estados cerradas. La dureza del confinamiento dejó a miles de personas sin trabajar.
El paro de las actividad económicas supone un golpe muy duro para los indios más pobres, que viven al día y tienen pocos ahorros, mientras cada vez se hace más difícil acceder a los alimentos. Así, para la mayoría de los 140 millones de trabajadores migrantes estimados en la India, la epidemia es mucho más que una amenaza para su salud: pone en peligro su supervivencia.
Millones de trabajadores temporales que se encontraron de pronto sin ingresos tuvieron que volver a pie a sus pueblos, caminando a veces cientos de kilómetros.
“Caminé durante el día y la noche. ¿Qué opción tenía? Tengo poco dinero y casi nada de comida”, le contó Goutam Lal Meena a la BBC.
Según la agencia Reuters, los migrantes son la columna vertebral de la economía urbana en la India. Están los trabajadores de la construcción, los de limpieza, los que conducen taxis y los que entregan comida para llevar.
La mayoría gana salarios diarios, sin perspectivas de seguridad laboral, y viven en barrios marginales y densamente poblados, ahorrando dinero para enviar a casa.
Sin recursos, muchos indios dependen ahora para sobrevivir de la distribución de alimentos de las autoridades o de las organizaciones caritativas.
El drama venezolano
La pandemia ha precipitado el retorno de miles de migrantes venezolanos a un país del que ya habían salido huyendo de la pobreza.
Jesús Peña partió de Ecuador y ya lleva más de 12 días de viaje, con largos trayectos a pie. “Queremos regresar porque de verdad no queremos morirnos”, dice a la agencia AFP.
Como él, miles de sus compatriotas buscan volver a Venezuela porque se quedaron sin opciones de subsistir en la informalidad de los países vecinos o por temor a que la pandemia sea un motivo de discriminación.
“Hambruna es lo que están pasando los venezolanos en Ecuador y es muy lamentable”, dijo a Reuters Daniel Regalado, de la Asociación Civil Venezolanos en Ecuador. “Desde la semana pasada están llegando personas desde Guayaquil caminando a Quito para regresar a Venezuela”, explicó.
En Guayaquil, la ciudad más golpeada por el virus en Ecuador, hay grupos de venezolanos, algunos con niños, que se juntan para emprender el viaje, cargando sus maletas y pertenencias en busca de transporte bajo las duras restricciones de movilidad impuestas en el país andino.
Los inmigrantes venezolanos en otros países de la región trabajaban en su mayoría en empleos informales como vendedores en calles y parques. Los cierres de negocios en la región han eliminado sus escasas fuentes de ingresos.
Además, más de 35.000 venezolanos han cruzado territorio colombiano para regresar a su país hasta la semana pasada, según Felipe Muñoz, gerente oficial de la frontera entre ambos países. La cifra incluye a migrantes que estaban en Colombia y los que venían de otras naciones.
También hay venezolanos que se están desplazando esperando hallar mejores oportunidades en otros países latinoamericanos. Sin embargo, muchos se enfrentarán a fronteras terrestres que fueron cerradas en un intento por frenar la propagación del virus.
También en Centroamérica
Otro drama migratorio es protagonizado por los centroamericanos que se vieron afectados por las restricciones cuando se dirigían a Estados Unidos. Muchos en pequeñas caravanas y otros solos con sus familiares, los migrantes están ahora en un limbo que los ha dejado sin nada y lejos de sus casas.
Pese a que desde hace varias semanas el gobierno de Guatemala mantiene cerrada su frontera con México, como una medida para contener la pandemia, decenas de personas cruzan desde inicios de abril el Río Suchiate, que sirve de frontera en el lugar, prácticamente sin ningún control sanitario dicen organizaciones civiles.
Muchas son migrantes provenientes de Honduras o El Salvador, así como de sitios tan lejanos como Asia y África.
“Lo que sucede en la frontera sur mexicana se repite en el resto de Centroamérica, donde las cuarentenas en casi todos los países no han logrado contener el flujo migratorio, reconocen autoridades”, explica la BBC.
En tanto, a medida que la crisis del coronavirus se extiende por Estados Unidos, los solicitantes de asilo atrapados en México se han vuelto cada vez más desesperados, aterrorizados por ellos mismos y por los niños que tienen a cuestas. Un número incalculable ha decidido que la mejor esperanza de sus hijos es intentar ingresar a Estados Unidos solo, incluso si eso significa no volver a verlos nunca más.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?
Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.
Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).
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