Nueva Zelanda se recupera el lunes, en medio de réplicas, del terremoto de 7,8 grados que sacudió anoche el país, donde al menos dos personas murieron y 24 han resultado heridas.
Una de las víctimas mortales falleció debido a un ataque al corazón y la otra por el derrumbamiento de una vivienda tras el sismo, mientras que entre los heridos hay 6 con heridas entre moderadas y graves.
El seísmo afectó a las localidades de Kaikoura y la región de Marlborough, en el noreste de la Isla Sur, y en menor medida a la capital neozelandesa, Wellington, en la Isla Norte, y provocó una alerta de tsunami que obligó a la evacuación de miles de residentes de la zona costera.
Se registraron pequeños tsunamis en la Isla Sur, pero no causaron víctimas y la alerta se levanto finalmente hoy.
"Es una devastación absoluta. No sé... son meses de trabajo", expresó el primer ministro neozelandés, John Key, tras inspeccionar Kaikoura y Marlborough con el titular de Defensa Civil, Gerry Browleen, el líder de la oposición laborista, Andrew Little, y un grupo de periodistas.
"Es difícil creer que los daños bajen de un par de miles de millones de dólares", calculó el gobernante.
El mandatario comentó que "es una suerte que haya ocurrido a la medianoche", confiando en que no haya personas atrapadas en sus vehículos debajo de las rocas que cayeron sobre la carretera.
Key ha cancelado su viaje previsto para esta semana a Argentina y ha dejado en suspenso su participación el próximo fin de semana en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se celebra en Lima, debido a este terremoto, cuya limpieza necesitará meses.
Al fuerte terremoto, que ha causado deslizamientos de tierra sobre carreteras y generado daños a edificios e infraestructuras, le han seguido casi 400 réplicas, entre ellas una de 6,5, otra de 6,2 y al menos dos de 5,8 grados de magnitud.
En Kaikoura, una pequeña localidad con unos 2.000 habitantes y en donde se calcula hay unos 1.200 turistas atrapados, se pueden apreciar desde el aire las grandes piedras regadas sobre las carreteras y cicatrices en la superficie.
Las operaciones para evacuar a estos turistas empezaron esta tarde con helicópteros de la Fuerza Aérea.
Las autoridades temen más daños en la región por el desborde del río Clarence, que atraviesa el noreste de la Isla Sur, debido a que un corrimiento de tierra ha bloqueado su cauce y ya se ha evacuado a una pequeña comunidad aledaña, según el diario New Zealand Herald.
En Wairarapa, Wellington y Marlborough se han pronosticado fuertes vientos de hasta 140 kilómetros por hora y lluvias intensas desde esta noche hasta el martes, lo que podría desplazar con fuerza los restos de las edificaciones destruidas por el seísmo.
"Uno de los mayores impactos será el viento en Wellington debido al daño registrado en el distrito financiero central", dijo Tom Adams, experto del servicio meteorológico neozelandés, al New Zealand Herald.
En la capital neozelandesa se han registrado daños en el centro, mientras que los negocios lamentan pérdidas de miles de dólares por la destrucción de sus productos que se estrellaron en el piso por los seísmos que se sintieron desde Wellington hasta Christchurch.
Los militares neozelandeses tienen previsto llevar mañana toneladas de alimento, agua y otras provisiones a Kaikoura para aliviar a los centenares de damnificados en esa aislada zona.
Al principio, el Servicio Geológico de Estados Unidos, que sigue el movimiento sísmico en todo el mundo, midió el temblor en 7,4 grados de magnitud, pero luego lo elevó a 7,8 grados.
Sin embargo, la agencia gubernamental neozelandesa GeoNet cree que "fueron dos sismos separados que se combinaron" y "que duraron dos minutos, siendo el más severo de 50 segundos", según TVNZ.
Nueva Zelanda se asienta en la falla entre las placas tectónicas del Pacífico y Oceanía y registra unos 14.000 terremotos cada año, de los que entre 100 y 150 tienen la suficiente potencia como para ser percibidos.
El 22 de febrero de 2011, al menos 185 personas murieron en un seísmo de magnitud 6,3 que sacudió la ciudad de Christchurch, en la Isla Sur, y causó daños en 30.000 edificios. EFE