El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró el miércoles el estado de emergencia en medio de una purga contra miles de miembros de las fuerzas de seguridad, el poder judicial, el servicio público y el mundo académico que se ha profundizado, tras un fallido intento de golpe de Estado.

Recep Tayyip Erdogan dijo que el estado de emergencia, que podría durar tres meses, le permitiría al Gobierno tomar medidas rápidas y eficaces contra quienes respaldaron el golpe de Estado y que está avalado por la Constitución.

El estado de emergencia entraría en vigor tras su publicación en la gaceta oficial y le permitiría al presidente y el gabinete evitar al Parlamento para aprobar nuevas leyes y limitar o suspender derechos y libertades como se estime necesario.

"El objetivo de la declaración del estado de emergencia es que se puedan tomar medidas contra esta amenaza contra la democracia, la ley y los derechos y libertades de nuestros ciudadanos", sostuvo Recep Tayyip Erdogan en un discurso televisado.

Alrededor de 60.000 soldados, policías, jueces, funcionarios públicos y profesores han sido suspendidos o detenidos desde la intentona golpista, aumentando la tensión en el país de 80 millones de habitantes fronterizo con Siria y aliado de Occidente contra Estado Islámico.

Los académicos recibieron el miércoles la prohibición de viajar al extranjero, en lo que un funcionario turco calificó como una medida temporal para evitar el riesgo de que huyan los supuestos partidarios del golpe en las universidades. La televisión estatal TRT dijo que 95 académicos fueron expulsados de sus cargos sólo en la Universidad de Estambul.

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"Las universidades han sido cruciales siempre para las juntas militares en Turquía y se cree que ciertos individuos están en contacto con células dentro del Ejército", afirmó el funcionario.

El presidente culpa a la red del clérigo residente en Estados Unidos Fethullah Gulen por el frustrado golpe del viernes, en el que murieron más de 230 personas en una operación militar en la que soldados con cazas, helicópteros de combate y tanques intentaron derrocar al Gobierno.

Recep Tayyip Erdogan prometió limpiar el "virus" responsable del complot en todas las instituciones estatales. La profundidad y tamaño de la purga generó preocupación entre los aliados occidentales de que Erdogan esté intentando reprimir cualquier disidencia y que caigan en la red opositores sin relación con la trama golpista.

La amenaza de una inestabilidad prolongada en el país miembro de la OTAN, que no había sufrido un golpe militar violento en más de tres décadas, afectó a la confianza de los inversores.

La lira tocó un mínimo récord después de que la agencia Standard & Poor's recortó la calificación del país citando la fragmentación del panorama político y dijo que espera un período de marcada imprevisibilidad. La bolsa de Estambul ha perdido un 9,5 por ciento en lo que va de la semana, sus tres peores días de desempeño desde 2013.

En un esfuerzo por prevenir daños a la economía, Recep Tayyip Erdogan dijo que el Gobierno de Turquía no abandonará la disciplina fiscal y que el país no afronta problemas de liquidez.

Fuente: Reuters

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