
“Felicidades señor Bilbao, ha sido elegido por el Departamento de Estado como uno de los seis campeones contra el racismo a nivel mundial”, anunciaba la embajadora de Estados Unidos en el Perú, Lisa Kenna, a través de una videollamada por Zoom. Al otro lado de la pantalla, conectado desde Ecuador, adonde había ido para participar de una cumbre regional, el activista afroperuano Oswaldo Bilbao Lobatón no salía de su sorpresa.
MIRA: Cómo la venta de armas de Corea del Norte a Rusia es prueba de su estratégica y cercana amistad
Lo último que imaginaba cuando su esposa, Lilia, le dijo que tenía que conectarse a una videollamada era que recibiría un galardón de ese nivel. Bilbao tampoco sabía que durante las últimas semanas, Lilia había estado respondiendo a peticiones del personal de la embajada estadounidense en Lima que quería conocer más sobre sus 30 años de trayectoria.
Todavía atónito solo agradeció por el reconocimiento, quedó en enviar los documentos que le solicitaban y cerró la videollamada. Quería explotar de alegría, llamar a su madre, a Lilia y a sus dos hijos, Sandro y Renato, para contarles lo sucedido. Pero el pedido de mantener el tema bajo reserva lo limitó a solo contarle a su esposa.
“A mi mamá la llamé cuando ya estaba en Estados Unidos, para decirle qué día podía ir a la embajada para ver la ceremonia. Y mis hijos se enteraron un día antes de la premiación”, recuerda a El Comercio sentado en su oficina del Centro de Desarrollo Étnico (CEDET), en pleno corazón de Breña.
Pero de repente, la alegría se convirtió en un enorme peso que sintió sobre sus hombros. “Comienzas a reflexionar en lo que has hecho, pero también a mirar la responsabilidad que implica el premio. Es tanto política como de representación. Yo no represento al pueblo afroperuano, no soy el embajador de los afroperuanos, solo soy un miembro de la comunidad que está luchando. Este reconocimiento es de todos los activistas afroperuanos que vienen realizando acciones por el bien de su comunidad. Entonces, por un lado sientes que hay mucha gente que lo merece más que tú, pero por otro también te alegras de no haber tirado la toalla”, confiesa.
Una vida dedicada al activismo
Mientras Bilbao contemplaba la laptop cerrada sobre su escritorio, por su mente empezaba a transcurrir la historia de su vida. Paso a paso. Recordó la pequeña casita hecha de esteras en la que vivió de pequeño, en el barrio de San Gabriel, en Villa María del Triunfo. También se acordó del Grupo Nuevo Horizonte, aquella iniciativa que tuvo a los 14 años junto a 15 amigos de su edad y en la que organizaban eventos deportivos y culturales para evitar que los otros jóvenes del barrio se vieran seducidos por el terrorismo.
No podía olvidar cómo después de terminar sus estudios tuvo que trabajar como obrero de campo en el Ministerio de Agricultura. “Recuerdo que a los pocos días de llegar me llevaron a una oficina y comencé a trabajar como jefe de personal, la mayoría era gente indígena y pobre. Me sentía muy identificado con ellos. Trabajé casi 14 años ahí, pero nunca me desligué del activismo racial”, narra.
En 1991, cuando una reestructuración estatal lo llevó a salir del ministerio, fue en busca del Movimiento Negro Francisco Congo (MNFC), la primera organización política afroperuana y en la que Bilbao decidió que su vida estaría totalmente dedicada al activismo.
Al año siguiente fue el encargado de organizar la primera reunión de comunidades negras, que congregó a más de 100 representantes de todo el Perú.
Con el tiempo se ha convertido en miembro de la Coalición Internacional por la Defensa, Conservación, Protección de Territorios, Medio Ambiente, Uso de Tierras y Cambio Climático de los Pueblos Afrodescendientes de América Latina y el Caribe; en especialista en desarrollo social para poblaciones afrodescendientes, fundó la Articulación Regional de Afrodescendientes de las Américas y el Caribe; y se convirtió en director ejecutivo del CEDET.
A la fecha, Bilbao continúa en su incansable lucha, promoviendo la participación política de la comunidad afroperuana y velando por los derechos de la misma. “Desde que el mundo es mundo hay problemas. Si te toca a ti enfrentarlos debes hacerlo y no tenerle miedo. Si uno no lucha seguiremos viviendo en un mundo de inequidades, de gente que se siente superior a otra”, asegura.

Un premio muy especial
Junto a Bilbao, el Departamento de Estado escogió como campeones globales a la brasileña Kari Guajajara, la bengalí Rani Yan Yan, la tunecina Saadia Mosbah, la nepalí Sarswati Nepali y la moldava Victorina Luca.
La elección, según le explicaron a Bilbao, consistió en que cada embajada estadounidense del mundo enviaba a un candidato del país en el que se encontraba, el perfil pasaba por un filtro en el propio Departamento de Estado y posteriormente se escogían seis historias. Es la primera vez que el Gobierno Estadounidense realiza esta premiación, la misma que se ve enmarcada en “un plan ambicioso” para promover la equidad racial, según dijo el propio secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken.
Una vez enviados los documentos y cumplido con los protocolos del programa, Bilbao viajó a Washington la primera semana de agosto. “El Departamento de Estado es imponente. La noche previa a la premiación, cuando hicimos el ensayo, estaba impactado por conocer a las otras campeonas. Además, estaba super nervioso. Lo bueno es que te hacen fácil todo”, recuerda.
El 9 de agosto, finalmente, fue el día de la premiación. Desde Lima, la familia de Oswaldo veía la transmisión en un monitor instalado por la embajada en su sede diplomática. En Washington, el peruano se llenaba de nervios antes de salir al escenario. “Me había calmado en la reunión previa. Pero cuando te toca salir vuelve a subir la adrenalina. Encima me tocó salir primero. Fue muy emotivo. Yo solo pensaba en que mi familia me estaba viendo por televisión. Cuando el secretario Blinken te llama, te felicita y te da la mano todo lo que tienes pensado se te va al suelo. Fue espectacular, me llenó de satisfacción tanto por mi como por mi familia y por todos los que estuvieron antes que yo”, asegura.
La semana posterior a la premiación, Bilbao y el resto de campeones tuvieron la agenda llena de reuniones con distintos funcionarios y organizaciones civiles.

Una deuda nacional
En una entrevista que brindó en 1971 a la BBC, la leyenda del boxeo Muhammad Ali le contó al periodista Michael Parkinson la vez en la que, tras ganar una medalla de oro para Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, regresó a su natal Louisville y le impidieron comer en un restaurante por ser negro.
“A mí no me ha sucedido algo así, pero eso es porque el Perú es recontra hipócrita. No te dicen que no entres pero te miran como diciendo para qué entras. Y a veces eso duele más. A veces vas a un centro comercial y tienes a alguien detrás, siguiéndote porque piensa que vas a robar”, lamenta.
Para él, la solución a esta problemática depende de una palabra clave: visibilización. “No se ve al colectivo afroperuano como un colectivo dinámico, solo se lo ve como uno cultural que baila y canta, pero hay uno político que desarrolla acciones de defensa de los derechos humanos, de lucha contra el racismo. Por otro lado, debemos dejar de hablar del Perú como un Estado mestizo porque así diluyes la identidad. Debemos verlo como un Estado multiétnico y pluricultural, y comenzar a hacer políticas específicas”, explica.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Cómo está enfrentando Grecia el peor incendio registrado en Europa desde inicios de siglo
- Siete golpes de Estado en tres años: ¿Cómo se explica la inestabilidad que viene sufriendo África?
- Cómo el vertido de aguas de Fukushima se ha convertido en un fuerte lío diplomático entre Japón y China
- Qué se sabe de Ryan Palmeter, el autor del tiroteo racista en una tienda Dollar General de Florida (y de las armas que usó)
- “Lo más conveniente es pensar en una relación cooperativa trinacional con Chile y Bolivia”