Los vieron de lejos y decidieron marcharse.
Las autoridades indias mantuvieron un tenso "cara a cara" con la tribu aislada de la isla Sentinel del Norte, donde se cree que fue asesinado el joven estadounidense John Allen Chau.
El Gobierno Indio envió una unidad policial a la isla remota, parte del archipiélago Andamán y Nicobar del Océano Índico, pero los agentes detuvieron la embarcación a unos 400 metros de la costa.
Ayudados de prismáticos, vieron lo que les esperaba en la playa: hombres armados con arcos y flechas, las armas que supuestamente fueron usadas para matar a Chau, explicó el director general de la policía del archipiélago, Dependra Pathak.
"Se quedaron mirándonos y nosotros estuvimos mirándolos a ellos", señaló Pathak a la agencia AFP.
La embarcación decidió marcharse para evitar una confrontación.
Este primer acercamiento evidencia la dificultad que supone la tarea de recuperar el cuerpo de Chau, en una isla ajena a la vida moderna y custodiada por una comunidad que no suele recibir muy bien a los extranjeros.
Un primer paso
Los aborígenes parecían que estaban "vigilando" algo, y los agentes de policía creen que quizá se trataba del cuerpo del joven estadounidense.
Varios pescadores locales que ayudaron a Chau a llegar a la isla, cuya entrada está prohibida, aseguran que vieron a la tribu enterrar el cuerpo del hombre de 26 años en la playa.
Chau quería contactar con la tribu para difundir el cristianismo, según las notas que dejó antes de partir y que fueron difundidas por la prensa local.
Los pescadores comentaron lo ocurrido con Chau al amigo que el joven tenía en la región, y éste fue quien dio la voz de alarma a la familia. Sus allegados, a su vez, contactaron con el consulado estadounidense.
"Hemos mapeado el área con la ayuda de esos pescadores. No hemos visto el cuerpo aún pero sabemos más o menos el área donde se cree que fue enterrado", señaló el jefe de la policía regional.
El Gobierno Indio ahora se enfrenta a un complicado dilema: cómo recuperar el cuerpo del chico y determinar así lo que pasó, al mismo tiempo que protege la cultura de los aborígenes, como manda su ley.
Cautela
Para llevar a cabo el acercamiento, el gobierno indio ha buscado la ayuda de expertos para evitar molestar a la tribu, una de las últimas que están "fuera de contacto" con el mundo exterior, y saber a qué se pueden enfrentar.
La tribu de la isla Sentinel es un misterio. No se sabe qué idioma hablan, ni cuántos hay.
Se estima que solo quedan entre 50 y 150 personas en la isla, cuya visita es ilegal, debido al riesgo de que la tribu se contamine de enfermedades foráneas.
"Sin inmunidad, un virus cualquiera podría acabar con toda la tribu", explicó la editora de la BBC en Delhi, Ayeshea Perera.
La sentineleses tienen un historial de ataques a personas externas a su comunidad. En el 2006, dos pescadores que acabaron en las costas de la isla fueron asesinados.
Una semana después de su muerte, los cuerpos de dos indios fueron colgados en estacas de bambú mirando al mar.
"Era como un espantapájaros", recordó el jefe de la policía, en declaraciones a la agencia AFP.
Las autoridades están analizando ese caso a la vez que preguntan a antropólogos por el tipo de comportamiento de esta tribu.
"Estamos tratando de entender la psicología del grupo", explicó Path
Los expertos piden cautela y algunos creen que recuperar el cuerpo es una tarea "casi imposible".
"No se puede mandar a las fuerzas armadas y coger el cuerpo. No funciona así. Tienen que ir con la mayor de las precauciones", señaló T.N.Pandit, un antropólogo que vistió la isla hace años, en declaraciones al diario The New York Times.
Falta de información
La falta de información sobre esta tribu, que se cree que son los últimos descendientes que quedan de los primeros humanos que llegaron a Asia, es una de las mayores dificultades.
"No tenemos ni idea sobre sus sistemas de comunicación, su historia y su cultura; cómo podemos acercarnos", señaló Anup Kapoor, un antropólogo de la Universidad de Delhi, a la agencia AFP.
Lo único que se sabe, según Kapoor, es que fueron "asesinados y perseguidos por los británicos y los japoneses": "Odian a cualquiera que vaya en uniforme".
En esta situación, hay quien pide que ni siquiera se intente ir a por el cuerpo de Chau.
"No creo que haya una manera segura de recuperar el cuerpo sin poner en riesgo tanto a los sentineleses como a aquellos que vayan a intentarlo (recuperar el cuerpo)", manifestó Sophie Grig, investigadora sénior de la organización Survival International, que defiende los derechos de este tipo de comunidades.
El antropólogo de la Universidad de Delhi también lo tiene claro: "Dejemos que sean como son (...) No los molestemos porque lo único que conseguiremos es que se vuelvan más agresivos".