(Foto: AP)
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Ismael Monzón

El 24 de marzo de 1980, monseñor , arzobispo de San Salvador, fue asesinado a tiros mientras celebraba misa. El episodio dio origen a una guerra civil que dejó cerca de 75.000 muertos y desaparecidos, según los expertos.

El historiador italiano Roberto Morozzo della Rocca se fijó en la figura central de Romero y se convirtió en su biógrafo oficial en Italia. En estos últimos años, ha colaborado en su proceso de canonización, que se celebra hoy en el Vaticano junto a la del papa Pablo VI.

— Monseñor Romero hablaba a menudo de la llamada opción preferencial por los pobres, pero usted niega que formara parte de la teología de la liberación...

La teología de la liberación fue un fenómeno que había comenzado en torno a 1970 y en esa época Romero era ya un hombre maduro, con su propia teología. Su lema principal era “Sentir con la Iglesia”. Su referencia teológica fue siempre la doctrina de la Iglesia, inscrita en los años del Concilio Vaticano II y el magisterio de Pablo VI.

Podemos decir que Romero tenía simpatía por la teología de la liberación porque era el lenguaje común de América Latina. Él dijo alguna vez que le gustaba porque era americana y él se consideraba un patriota.

— ¿Qué relación tenía con el padre peruano Gustavo Gutiérrez, uno de los fundadores de la teología de la liberación?

Tuvieron siempre buena relación, se encontraron en varias ocasiones. Romero pensaba que la teología de Gutiérrez era la misma que la de Pablo VI. Pero él la veía desde el punto de vista espiritual, no le interesaba la política.

— Pero su figura estuvo muy ligada a los movimientos políticos de su época...

Era un hombre valiente, que decía que en El Salvador no se respetaba la ley y se mataba, que no se pagaba el salario mínimo, que los campesinos eran explotados… Él hablaba con izquierda y derecha; guerrilleros y militares; y todos quisieron instrumentalizarlo. Al final todos se molestaron con él en algún momento, pero fue la derecha la que lo mató.

— ¿Por qué era necesario eliminar a Romero?

Romero era un elemento de paz y la extrema derecha quería ir a la guerra civil, eliminando a la guerrilla y a toda la oposición. La figura de Romero impedía que el país cayera en la confrontación, era la voz moral del país y para hacer la guerra es necesario acabar con la conciencia moral.

(Foto: Archivo personal)
(Foto: Archivo personal)

— Es curioso, porque a su llegada al Arzobispado de San Salvador, Romero era considerado un conservador...

A Romero no se lo puede clasificar entre conservadores y progresistas. Romero era algo más, era un hombre del Evangelio, que cuando encontró injusticia social, la condenó. Él vio que Pablo VI tenía un magisterio social muy favorable a los pobres y lo siguió.

— Se lo considera el cura de los pobres. ¿Cuál fue su verdadero legado con ellos?

Todos los días salió en su defensa, en sus viajes por El Salvador, en sus homilías, en su arquidiócesis. Condenó a los asesinos de la policía, a los escuadrones de la muerte, criticó al poder político porque en el campo bastaba con tener una Biblia para ser asesinado. Pidió respeto por los derechos sindicales y por ello se lo consideró la voz de la oposición al gobierno militar oligárquico. Para la clase rica, fue considerado un enemigo y al final fue asesinado por esto.

— Sin embargo, en el Vaticano no siempre fue apoyado plenamente. ¿Cuáles fueron sus problemas?

Tuvo problemas con el cardenal Baggio [entonces prefecto de la Congregación para los Obispos]. Pero tenía buena relación con el resto de dicasterios y, sobre todo, con Pablo VI. Con Juan Pablo II tuvo dos encuentros: el primero para conocerse, mientras que en el segundo el Papa lo apoyó claramente. Al cardenal Baggio le llegaban informes desfavorables de obispos enemigos en América Latina.

El camino para ser santo

►Siervo de Dios 
El primer paso es ser considerado siervo de Dios o mártir. La Congregación para las Causas de los Santos investiga la vida del postulante.
Venerable
Una vez que se aprueba el caso, el Papa lo analiza. Si decide que el siervo de Dios vivió una vida de virtud heroica, se lo puede llamar venerable.
Beato 
Llegar a la beatificación exige la verificación de que el candidato intercedió en un milagro tras su muerte. Romero no necesitó acreditar un milagro, pues ya había sido proclamado mártir de la Iglesia en el 2015, por haber sido asesinado a causa de su fe.
Santo
Para lograr la canonización, se debe comprobar un segundo milagro ocurrido después de la beatificación. En el caso de Romero, se acreditó la curación de una mujer con síndrome de Hellp mientras estaba embarazada.

— Han pasado casi 40 años para que su figura se viera reconocida en el Vaticano. ¿Es posible que la oposición llegara solo de América Latina?

Hay santos que son canonizados 100 años después. Es decir, no hay nada extraño que en la Congregación para las Causas de los Santos haya caminos muy largos. El Vaticano recibió la solicitud de El Salvador a finales de los años 90. Antes el país estaba en guerra y la Iglesia latinoamericana dividida. Había dos corrientes: la de la Conferencia de Medellín de 1968 y la teología de la liberación; y quienes estaban en contra de estos postulados. Para sus opositores, Romero era representante de la teología de la liberación, sin más discusiones.

— Finalmente fue beatificado y ahora canonizado con Francisco. ¿Qué conecta a ambos?

Están unidos en el hecho de ser latinoamericanos y patriotas de la llamada patria grande. Y después, para ellos el cristianismo es la atención a pobres, desfavorecidos y débiles.

— ¿Se puede hablar, por tanto, de una trilogía entre Pablo VI, Francisco y Romero?

Sí, hay una cercanía en su visión de la Iglesia. Pablo VI acuñó el concepto de una Iglesia que se ocupa de la condición humana. También Francisco está muy ligado a su doctrina. Tanto Bergoglio como Romero veneran un documento de Pablo VI que se llama “Evangelii Nuntiandi” [Exhortación apostólica sobre la Evangelización] de 1975, que ambos lo han leído repetidas veces, estudiado y aplicado.

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