El bielorruso Ales Bialiatski y las organizaciones rusa Memorial y la ucraniana Center for Civil Liberties recibirán el Premio Nobel de la Paz 2022 “por el derecho a criticar al poder” y “denunciar crímenes contra la humanidad”, anunció este viernes el Comité Nobel noruego, con sede en Oslo. El Comité Noruego del Nobel “desea honrar a tres destacados campeones de los derechos humanos, la democracia y la convivencia pacífica en los países vecinos Bielorrusia, Rusia y Ucrania”, comunicó al anunciar los nombres de los galardonados.
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A continuación, los ganadores del Nobel de la Paz 2022:
ALES BIALIATSKI
Ales Bialiatski, defensor de derechos humanos de Bielorrusia y que fue galardonado hoy con el Premio Nobel de la Paz, es conocido como la conciencia del país eslavo por la crítica constante de las violaciones del régimen de Alexandr Lukashenko, que le merecieron varias condenas de cárcel.
“Lo importante es no caer en la depresión. Confío en que todo estará bien pronto. Lo que no nos mata, nos hace más fuertes”, escribió Bialiatski en una carta, enviada desde prisión en 2021.
Fundador del Vesná
Bialiatski, de 60 años, dedicó toda su vida a la lucha por la democracia y la libertad en Bielorrusia.
El bielorruso, nominado al Nobel de la Paz cinco veces, inició su carrera de defensor de derechos en la época de la perestroika, y unos años después, en 1996, creó el centro de derechos humanos Vesná.
Según esta organización, su fundador es la cuarta persona en el mundo que recibe el Nobel de la Paz estando en prisión.
Durante más de 25 años, esta ONG se ha dedicado a la defensa de los derechos de los bielorrusos, ha supervisado las elecciones y ha brindado asistencia a las víctimas de la represión política, que se recrudeció en los últimos años.
Los activistas de la organización fueron constantemente perseguidos por las autoridades y ahora, junto con Bialiatski, otros seis miembros de Vesná están detrás de las rejas.
La anterior condena de Bialiatski tuvo lugar en 2011, cuando el defensor de derechos recibió 4,5 años de prisión con confiscación de bienes por cargos de supuesta evasión fiscal.
Estados Unidos, la Unión Europea y diversas organizaciones internacionales tacharon de “políticamente motivado” el veredicto y reconocieron a Bialiatski como un preso político.
Merced a la presión de la comunidad internacional, el fundador de Vesná fue puesto en libertad en el verano de 2014.
Condenado tras elecciones fraudulentas
En julio de 2021, un año después de las fraudulentas elecciones presidenciales de Bielorrusia, Bialiatski fue nuevamente detenido por las fuerzas del orden del país.
El activista y otros miembros de su ONG enfrentan ahora entre 7 y 12 años de cárcel por presunta “financiación de acciones que violan burdamente el orden público”.
Previamente, Bialiatski, junto con la Nobel de Literatura bielorrusa, Svetlana Alexievich, y otras destacadas personalidades del país, formó parte del consejo coordinador de la oposición bielorrusa, para impulsar la transición, que fue disuelto por las autoridades.
El activista criticó duramente las detenciones masivas de los manifestantes antigubernamentales después de los comicios y su procesamiento penal.
“Desde los tiempos de Stalin no se había visto nada parecido en Bielorrusia”, dijo en una entrevista, concedida en medio de la represión desatada por Lukashenko para acallar a los disidentes, muchos de los cuales optaron por exiliarse en el extranjero, y los que quedaron en el país fueron detenidos en su mayoría.
Según el defensor de derechos humanos, tras la disolución de las protestas, Bielorrusia comenzó a “deslizarse rápidamente hacia el abismo del totalitarismo y el absolutismo feroz, que implanta Lukashenko, pisoteando todas las reglas y leyes”.
El actual encarcelamiento de Bialiatski y sus compañeros de Vesná está relacionado con “represiones sin precedentes” contra la sociedad civil bielorrusa tras las elecciones de 2020, en las que Lukashenko revalidó su cargo, sin que el resultado de los comicios fuera reconocido por Occidente, según un grupo de organizaciones de derechos de Bielorrusia.
El Comité Nobel 2022 señaló que los galardonados con el premio de la Paz, entre los que figuran también el centro de derechos ruso Memorial y el ucraniano Centro para las Libertades Civiles, fueron destacados por promover durante muchos años “el derecho a criticar el poder y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos”.
“Han realizado un esfuerzo extraordinario para documentar los crímenes de guerra, los abusos de los derechos humanos y el abuso de poder. Juntos demuestran la importancia de la sociedad civil para la paz y la democracia”, señala el comunicado oficial.
MEMORIAL, EL AZOTE DE LA UTOPÍA SOVIÉTICA Y VÍCTIMA DE LA REPRESIÓN DE PUTIN
La organización rusa Memorial, que fue liquidada en diciembre de 2021 por la Rusia liderada por Vladimir Putin, ha dedicado los últimos 30 años a investigar tanto las represiones políticas soviéticas hasta 1991 como a denunciar los abusos de los derechos humanos en Rusia desde la caída de la URSS.
El director de Memorial, Alexandr Cherkásov, aseguró hoy a EFE que el Premio Nobel de la Paz galardona a todos los defensores de los derechos humanos en el espacio postsoviético.
“Este Nobel es para todos los que están vivos, los que ya se fueron, los que están en la cárcel o los que fueron asesinados. Las tres somos organizaciones amigas”, comentó Cherkásov tras conocer la concesión del galardón a Memorial, al bielorruso Ales Bialiatski, fundador de la organización Vesná, y al ucraniano Centro para las Libertades Civiles.
Memorial, organización creada cuando aún la Unión Soviética no había desaparecido, contó entre los miembros de su consejo fundador (en 1987) con Andréi Sájarov, Premio Nobel de la Paz en 1975, padre de la bomba de hidrógeno y precursor de la defensa de los derechos humanos en este país.
La ONG fue fundada con el fin de mantener viva la memoria de los millones de personas que fueron represaliadas por el Estado totalitario comunista y para organizar y coordinar la labor de defensa de los derechos humanos en Rusia.
La voz de las víctimas del estalinismo
Desde un principio, Memorial hizo hincapié en la rehabilitación y defensa de las víctimas del estalinismo, para lo que creó una base de datos de represaliados, que puede ser consultada por cualquier interesado.
Memorial logró que incluso antes de la caída de la URSS se aprobara una ley sobre la rehabilitación de las víctimas de la represión política, de la que se han beneficiado desde entonces cientos de miles de personas.
Además, gracias a sus esfuerzos se instaló frente al edificio del KGB en la Plaza de Lubianka un monumento en recuerdo a las víctimas del gulag, los campos de trabajo soviéticos.
Esa roca, que fue traída expresamente desde el archipiélago de Solovki, considerado el primer gulag de la historia, estuvo durante nueve meses junto a la estatua del fundador del KGB, Félix Dzerzhinski, que sería finalmente retirada.
Archivo para la memoria histórica
Ya en el siglo XXI creó un archivo que incluye a todos aquellos que combatieron en las filas del Ejército ruso, cuyo objetivo es que los familiares de los veteranos conozcan la suerte de los caídos o desaparecidos en combate.
Sus historiadores han investigado asuntos muy sensibles para las autoridades, como la matanza de más de 20.000 oficiales polacos en Katyn, que fue negada durante décadas por el Kremlin, para lo que han exigido la desclasificación de los documentos secretos.
La ONG más antigua de Rusia organizó también una conferencia internacional sobre el diplomático sueco Raoul Wallenberg, secuestrado por el KGB tras salvar la vida de 50.000 judíos en Budapest durante la Segunda Guerra Mundial y que, supuestamente, murió en Moscú en 1947.
Memorial se dedica a denunciar los abusos de las autoridades en todo el territorio nacional, pero también en Ucrania, Kazajistán y Georgia, entre otros países, además de las violaciones de las leyes humanitarias durante los conflictos.
Crítico con el autoritarismo de Putin
Defensor del estado de derecho en Rusia frente al retorno del totalitarismo, ha sido muy crítico con las crecientes tendencias autoritarias en el Kremlin, especialmente desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, regresara al Kremlin en 2012.
“Tenemos un pasado muy complicado, pero el presente no lo es menos”, señaló hace casi un año a Efe Cherkásov.
La organización ha criticado en especial la ley que restringe la libertad de manifestación, la que limitaba las adopciones internacionales o la que perseguía la propaganda homosexual.
También ha cuestionado el papel ruso en la guerra en Ucrania, lo que le ha valido algunos ataques vandálicos por parte de los ultranacionalistas.
Las críticas sobre la situación en Chechenia costaron la vida al director de su filial en Grozni, Elena Estemírova, que fue asesinada en 2009, crimen del que muchos acusan directamente al líder chechén, Ramzán Kadírov.
El asesinato obligó a Memorial a cerrar sus oficinas en Chechenia, donde Kadírov ha instaurado un estado policial donde son moneda común las represalias y secuestros, según sus críticos.
Se ha enfrentado a las autoridades rusas, tanto en los tribunales locales como en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos para prevenir la repatriación forzosa de emigrantes a Asia Central, donde serían muy probablemente encarcelados o torturados.
Agente extranjero
En 2016 fue catalogada de “agente extranjero” por el Ministerio de Justicia por realizar actividades políticas con financiación extranjera, al igual que ocurriera antes con prestigiosas organizaciones como el Centro Levada o Golos.
Justicia le acusó de recibir financiación de organizaciones consideradas indeseadas por el Gobierno ruso como la estadounidense National Endowment for Democracy.
Sus activistas participaron en las protestas antigubernamentales contra el fraude oficialista que estallaron tras las elecciones legislativas de diciembre de 2011, las mayores desde la caída de la URSS.
Memorial, que recibió el Premio Sájarov del Parlamento Europeo en 2009, había sido promovida en numerosas ocasiones para el Nobel de la Paz, entre otros por el expresidente polaco Lech Walesa.
En diciembre de 2021 los tribunales rusos liquidaron tanto Memorial Internacional como el Centro de Derechos Humanos Memorial por crear una “imagen falsa de la Unión Soviética como Estado terrorista” y por haber ocultado información sobre su función como agente extranjero y “justificar el extremismo y terrorismo”.
EL CENTER FOR CIVIL LIBERTIES
El Center for Civil Liberties (CCL, Centro para las Libertades Civiles), distinguido hoy con el Premio Nobel de la Paz, fue creado en 2007 para promover los derechos humanos y desempeña hoy un “papel pionero” en documentar los crímenes de guerra rusos en Ucrania.
La organización nació de la decisión de los líderes de organizaciones de derechos humanos de nueve países del espacio postsoviético de crear un centro de apoyo de recursos transfronterizo en Kiev para promover los derechos humanos.
Su misión consiste en defender el establecimiento de los derechos humanos, la democracia y la solidaridad en Ucrania y en la región de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) para la afirmación de la dignidad humana, según explica la propia organización.
CCL es uno de los principales actores en Ucrania en lo que respecta a su influencia en la formación de opinión pública y en políticas públicas, su apoyo al desarrollo del activismo cívico y su participación activa en redes internacionales y en acciones de solidaridad para promover los derechos humanos en la región de la OSCE.
Los valores que guían a esta organización son el respeto a la dignidad del ser humano, la libertad y los derechos humanos, la imparcialidad, la democracia, el Estado de derecho, la no discriminación y la solidaridad.
En 2010, el CCL coorganizó un comité internacional y una misión de campo sobre derechos humanos en Bielorrusia.
En 2011 destacan la celebración de una conferencia internacional y la adopción de la Declaración de la plataforma internacional “Solidaridad Civil”, además de la creación de una coalición para la protección de las libertades fundamentales en Eurasia.
Con motivo de la Eurocopa 2012 celebrada en Ucrania y Polonia, el CCL realizó una campaña informativa bajo el título “Derechos humanos fuera del juego”.
En respuesta a la violenta represión de los manifestaciones europeístas de 2013, la organización creo la iniciativa Euromaidan SOS para documentar las violaciones de los derechos humanos durante las protestas y desempeñó un papel importante en el establecimiento de una red de defensa para ayudar a los activistas.
Posteriormente trasladó a la Corte Penal Internacional datos documentados sobre crímenes de lesa humanidad cometidos por le régimen del presidente Víctor Yanukóvich durante las protestas del Euromaidan de 2013 y 2014.
En 2013 creó también el grupo OZON para la supervisión pública de los organismos encargados de hacer cumplir la ley, los tribunales y los órganos de autogobierno locales en varias regiones de Ucrania.
En 2014, tras la ocupación rusa, el CCL fue el primer grupo de derechos humanos en enviar grupos móviles a Crimea y el Donbás para monitorear las violaciones de los derechos humanos y creó una lista de presos políticos detenidos en los territorios ocupados.
Consciente de la importancia de la concienciación y el compromiso públicos, la organización ha tratado de ampliar la participación pública con proyectos como la Escuela de Derechos Humanos y Democracia de Kiev, creada en 2017, una plataforma educativa gratuita en al que han participado hasta 2021 más de dos mil personas de una veintena de países.
En 2020 lanzó una campaña de solidaridad internacional en apoyo de la sociedad civil bielorrusia bajo la etiqueta #BelarusWatch.
Uno de los objetivos de CCL es la alienación del código penal de Ucrania con el derecho penal internacional, en particular con la ratificación, pendiente todavía, del Estatuto de Roma, que convertiría a Ucrania en miembro de la Corte Penal Internacional (CPI).
El Comité Nobel noruego subrayó al dar a conocer la distinción con el Nobel de la PAZ al CCL que desde a invasión rusa de Ucrania en febrero pasado, la organización “se ha esforzado en identificar y documentar crímenes de guerra rusos contra la población civil ucraniana”.
“En colaboración con socios internacionales, el centro está desempeñando un papel pionero para que los culpables rindan cuentas de sus crímenes”, destacó el comité en su argumentación.
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