La guerra en Iraq está lejos de terminar. Terroristas vinculados a Al Qaeda, pertenecientes al Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL), controlan totalmente la importante ciudad de Faluya, al oeste del país, informó ayer una fuente de los servicios de seguridad de la provincia de Al Anbar.
“Faluya está bajo control del EIIL, pero los sectores alrededor de Faluya (ubicado a 60 kilómetros al oeste de Bagdad) están en manos de la policía local”, dijo la fuente.
Ante esta situación de emergencia, el Ejército iraquí bombardea con morteros la ciudad para intentar arrebatar el control a los milicianos, en su mayoría musulmanes sunitas, dejando al menos ocho personas muertas.
“Todo está muerto, como en una ciudad fantasma”, dijo hoy un ciudadano de esta ciudad. “Todas las tiendas están cerradas y por las calles no se ve a nadie, solo a extremistas”, añadió.
Conflicto religioso
Los enfrentamientos comenzaron el lunes entre las fuerzas de seguridad y militantes vinculados a Al Qaeda. Los combatientes del EIIL controlaban desde el jueves varios sectores de Ramadi (100 kilómetros al oeste de Bagdad) y Faluya, ciudad que declararon el viernes como “estado islámico”.
Dos años después de la retirada de los últimos soldados estadounidenses en diciembre del 2011, la provincia de Al Anbar –donde se encuentran Ramadi y Faluya- es de nuevo el escenario de un aumento del poder de los extremistas. El Gobierno Iraquí intenta hacer frente a estos insurgentes, alentados por el conflicto en la vecina Siria.
Al Anbar, de mayoría sunita, se ha convertido desde hace un año en el epicentro de las protestas contra el primer ministro Al Maliki, un chiíta acusado de acaparar el poder y marginar a los sunitas.
Faluya y Ramadi fueron los bastiones de la insurrección iraquí que combatió a los estadounidenses, tras la invasión del 2003 y la salida del poder de Sadam Hussein.