El mulá Hebatulá Ajundzada, un dignatario religioso de bajo perfil, fue designado jefe de los talibanes afganos en reemplazo del mulá Mansur, abatido en un ataque de drone estadounidense, indicó el miércoles la milicia islamista.
 


El sorpresivo anuncio coincidió con un atentado suicida reivindicado por los talibanes que mató a once empleados judiciales en un suburbio del oeste de Kabul, en una demostración de la capacidad de acción de los insurgentes tras haber perdido a su líder en el bombardeo de drone del sábado pasado en Pakistán.

Los talibanes convocaron el domingo a una "shura" (consejo central) de emergencia para designar al sucesor y al cabo de tres días de deliberaciones escogieron al mulá Hebatulá, una figura poco conocida, que había sido un estrecho colaborador de Mansur.

El nuevo líder, de unos 50 años, no ganó sus credenciales en campos de batalla, sino como magistrado islámico durante los cinco años en que los talibanes se mantuvieron en el poder (1996-2001). Se lo considera autor de varios reglamentos de aplicación de las leyes coránicas según las rigoristas interpretaciones preconizadas por ese régimen.

Tras la invasión estadounidense de 2001, fue jefe de asuntos judiciales de la insurrección islamista, según un portavoz de los talibanes.


- Un movimiento dividido -

Hebatulá tendrá la difícil misión de unificar a las diversas tendencias de su movimiento en torno a la cuestión de la eventual reanudación de las negociaciones de paz con el gobierno afgano.

Su designación se decidió "por unanimidad" y "todos los miembros de la shura le juraron fidelidad", informaron los talibanes en un comunicado en internet.

Hebatulá tendrá dos lugartenientes, el mulá Yacub, hijo del mulá Omar, fundador de los talibanes, y Sirajudin Haqani, jefe de la red insurgente del mismo nombre, un estrecho aliado de los talibanes.

Los analistas consideraban que ambos eran posibles candidatos a la jefatura suprema, pero según fuentes talibanes, Yacub se negó a asumir el mando a causa de su joven edad y Haqani alegó "motivos personales".

Según un jerarca talibán, Hebatulá había sido designado por el propio Mansur como su sucesor.

Según el analista paquistaní Rahimulah Yusafzai, la sucesión "representa el statu quo". Hebatulá "llevará adelante la misma política que el mulá Mansur. No negociará", afirmó.

Otro experto, Amir Rana, consideró que la veteranía de Hebatulá fue determinante en su designación. "Es uno de los más ancianos y más experimentados y fue elegido para terminar con todas las disidencias", afirmó.

El nuevo jefe talibán es considerado "como un partidario de las negociaciones de paz" pero "no puede hacer nada sin el consenso de la shura", agregó.

La era de Mansur, sucesor de Omar, duró apenas diez meses. Se caracterizó por la intensificación de las ofensivas militares y la multiplicación de los atentados, principalmente en Kabul.

Estados Unidos habría decidido eliminarlo por su postura belicosa.

Al confirmar su muerte, el presidente estadounidense Barack Obama, llamó a los talibanes a "aprovechar esta oportunidad para iniciar el proceso de reconciliación con el gobierno afgano, como único camino real para poner fin al conflicto".

La muerte de Mansur es "una etapa importante en nuestros esfuerzos (...) para traer la paz y la prosperidad a Afganistán", añadió.


En su comunicado del miércoles, los talibanes rindieron homenaje a Mansur, quien "cayó en mártir, víctima de un disparo de drone estadounidense". 


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