Eran casi las 6 de la tarde cuando José Alfredo Cabrera caminaba por las calles de la comunidad Las Lomas, su lugar de origen, acompañado por un grupo de partidarios rumbo a una losa deportiva donde cerraría su campaña para la alcaldía del poblado de Coyuca de Benítez, en México. Pero antes de llegar recibió varios tiros por la espalda que le quitaron la vida.
El candidato de apenas 37 años postulaba por primera vez a un cargo público en una localidad del estado de Guerrero, uno de los más asediados por la violencia delictiva.
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El ataque quedó registrado en un video que se hizo viral en las redes sociales. En las imágenes se puede ver que Cabrera estaba acompañado por un gran número de personas cuando los tiros desataron el pánico.
Según medios locales, cerca del acto proselitista estaban miembros de la Guardia Nacional y el presunto asesino fue abatido en el lugar. Habría usado una silla de ruedas para infiltrarse. Además, la Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE) inició una carpeta de investigación en contra de quien o quienes resulten responsables por el delito de homicidio calificado.
Cabrera se presentó a las elecciones como parte de una coalición entre los partidos PRI, PAN y PRD.
“Agradecido con Dios y que su voluntad sea la que perdure en esta elección, él conoce el corazón de todos nosotros y sabe la intención que tenemos de servir a nuestro pueblo”, escribió en uno de sus últimos mensajes en su cuenta de Facebook.
La Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó el crimen del candidato “y los hechos de violencia durante los cierres de campaña y el periodo electoral”.
Y es que el caso de Cabrera no es el único. Según la agencia de noticias AFP, el aspirante suplente a la alcaldía de Cuautla (Morelos, centro) Ricardo Arizmendi también fue asesinado durante el cierre de campaña electoral. En otro ataque, el postulante al gobierno municipal de Encarnación de Díaz (Jalisco, oeste) resultó herido de bala.
Todos estos crímenes se dan a pocos días de los comicios de este domingo 2 de junio. Unos 100 millones de mexicanos podrán votar por presidente, integrantes del Congreso y más de 20.000 cargos locales.
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¿Hay un riesgo en el proceso? Fausto Carbajal, asociado fundador de Delphi Solutions, indica a El Comercio que la violencia “ha sido en términos generales más o menos similar a otros períodos”. Además, si bien hay un riesgo de que no se abran 100 casillas de votación (tres veces más de las que no se abrieron en el 2021), no es representativo frente al total de casillas.
“La versión de que se pueda cancelar el proceso electoral por concepto de violencia política, conflictividad social o actividad delincuencial me parece exagerada y extrema, y no abona al clima de polarización”, señala el especialista de la consultora enfocada al riesgo político y dinámicas de seguridad en América Latina y el Caribe.
Más de 30 asesinados
“Esta es una violencia que se concentra casi exclusivamente a nivel municipal. La mayoría de los ataques durante la campaña se dirigen contra candidatos a alcalde y regidor. Lo interesante es que a partir de ahí terminan un poco las tendencias”, apunta el analista internacional Pablo Scuticchio.
En diálogo con El Comercio, señala que los ataques se están realizando contra candidatos de todos los partidos, no es que se concentren en un partido en particular, sea de la oposición o del oficialismo.
Y es tan fuerte la violencia que en lo que va del proceso se estiman más de 30 asesinatos a aspirantes o candidatos de alguna localidad de México, según medios locales. Además, la empresa en estadística Integralia Consultores, a una semana de la jornada electoral, remarca en un informe que la violencia política ha dejado 231 asesinatos, superando en 150,5% lo registrado en el 2021.
En cuanto a los aspirantes o candidatos, señala que hubo 316 agresiones, incluyendo 34 asesinatos.
Pero no es la primera vez que el crimen organizado atenta contra políticos y ciudadanos. Según el portal estadístico Votar entre balas, el 2023 fue el año que tuvo más víctimas de violencia político-criminal, con 573 personas e instalaciones atacadas, seguido por el 2022 con 486. Guerrero, Guanajuato, Veracruz y Oaxaca son los estados con más índice de violencia.
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¿Qué se busca con estos crímenes?
Para Scuticchio, “lo que estamos viendo no es el crimen organizado que quiere reemplazar el Estado, no son guerrillas, lo que busca es cooptar áreas estratégicas del gobierno local”. De esa manera pueden tener voz y voto, además de complicidad policial y capacidad para extorsionar comercios.
Delincuencia fragmentada
Para Carbajal, la violencia criminal que se vive actualmente en México es fragmentada y estaría mermada su capacidad logística, de sofisticación y de estructura. Lo calificó como “una anarquía en el submundo criminal de México”.
“Desde diciembre del 2006 el crimen organizado ha atravesado un proceso de fragmentación sin precedentes y esto ha incrementado que se vean en la necesidad de hacer alianzas de conveniencia con actores legales, en este caso ya sea económico o con actores políticos”, detalla el especialista mexicano.
Estas alianzas llevan a tomar el poder en una comunidad, que es donde se han concentrado los actuales crímenes.
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En cuanto al papel del narcotráfico en estos actos de violencia, considera que se debe “desmitificar esta versión narcocéntrica de la violencia política”. En otras palabras, hay otros actores en medio.
“Estas organizaciones delictivas son actores políticos en la medida en que ayudan a otros actores legales, particularmente actores políticos o económicos, a adquirir, a concentrar y a ejercer el poder ya sea por intereses políticos o económicos”, resalta Carbajal.
¿Un peligro para Latinoamérica?
La actual campaña electoral violenta en México hace recordar a un crimen que conmocionó a Ecuador y a toda la región en agosto del año pasado. El candidato presidencial Fernando Villavicencio fue asesinado mientras participaba en una actividad política. ¿Es posible que se repitan hechos similares en otros procesos electorales de Latinoamérica?
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Para Carbajal, la violencia que se vive en México es posible que se repita en otros países, en especial de América Latina y el Caribe.
“Esto lo vamos a ver cada vez más, en la medida en que estos grupos delictivos adquieran esta conciencia de lo importante que puede ser el uso de la violencia para fines privados, y por fines privados me refiero para alcanzar objetivos políticos o económicos”, explica.
Por otro lado, el analista Scuticchio considera que hay una diferencia con el caso de Ecuador en tanto se trató de un magnicidio. Por ahora no sería una tendencia, “pero necesitamos ver un poco más de ciclos electorales, si esto termina ocurriendo o no”.
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