Han pasado más de seis años desde que Óscar Pérez, ex diputado venezolano y dirigente del partido opositor Alianza Bravo Pueblo (ABP), saliera precipitadamente de Venezuela y anclara en el Perú. Tras una marcha que organizara en agosto del 2009 contra una controvertida ley de educación –y que terminó en una violenta represión–, el régimen chavista lo acusó de instigación y asociación para delinquir.
Un mes después llegó a nuestro país y solicitó el asilo político, que le fue concedido por el entonces presidente Alan García.
Hoy es uno de los cinco exiliados venezolanos que aún viven en el Perú y, aunque feliz con los resultados del domingo pasado, no echa las campanas a volar por el triunfo de la oposición en su país.
— ¿Lo que ocurrió el domingo marca el comienzo del fin del chavismo?
Los resultados evidencian que el pueblo está bravo y molesto por la crisis en todos los órdenes que vive Venezuela. El pueblo se manifestó, pero parece que Maduro, Cabello y otros no lo han entendido, siguen con posturas irreverentes y ofensivas. Eso terminará pasando factura y obligará a la nueva Asamblea Nacional (AN) a activar –en caso de que quieran torpedear los actos parlamentarios– mecanismos consagrados como competencias de la AN.
— ¿Se refiere a la posibilidad de convocar un referéndum revocatorio contra Maduro?
Reafirmamos que hemos asumido los resultados con calma y sin revanchismos, lo cual no pasa por tolerar malcriadeces. Es cierto que con la mayoría calificada se puede convocar esta consulta popular a la mitad del mandato de Maduro, que casualmente es en el 2016.
— ¿Lo ve usted prioritario?
No. Llamar a ese referéndum no es la prioridad ni lo que el pueblo venezolano está esperando, sino más bien que se legisle para sacar al país de la crisis económica y social en que está. Pero es una alternativa en medio de una crisis gravísima de gobernabilidad que tiene nombre y apellido: Nicolás Maduro. Hay que ver cómo actúa.
— Maduro ha dicho que no liberará a ninguno de los presos políticos. ¿Avizora la primera gran fricción por una eventual ley de amnistía?
En efecto, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ya anunció que lo primero que presentará el 5 de enero del 2016 –día de la instalación de la nueva AN– es el proyecto de ley de amnistía y reconciliación para que unos 80 presos políticos, en su mayoría estudiantes, recuperen la libertad y para que podamos regresar al país quienes hemos asumido el exilio como una forma de lucha.
— ¿Cómo se superará el obstáculo que plantará el Ejecutivo?
Hay que decirle a Maduro que no se puede tener memoria corta. Que recuerde a los golpistas de 1992 comandados por Hugo Chávez. Ellos estuvieron dos años presos por delitos gravísimos de lesa humanidad (no como los supuestos delitos de ahora), pero fueron perdonados por el presidente Caldera, pues este entendía que había que ir a la pacificación y unidad del país.
— ¿Realmente cree que el actual régimen acepte ello?
Con esa misma magnanimidad deben actuar quienes, estando hoy en el poder, vieron sobreseídas sus causas y perdonados en los años noventa. Al verlos hablar con tanto resentimiento, hay que recordarles que la población acaba de votar tanto por la liberación de los presos como por el retorno de los exiliados. Pero no tengo duda de que es una situación de confrontación que le espera a Venezuela en los próximos días.
— El líder opositor Henrique Capriles ha dicho que la crisis en su país está peor hoy que el domingo, cuando ganó la oposición. ¿Concuerda usted?
Claro. El 6 de diciembre comenzó el cambio, pero también empezó un proceso de agudización de la crisis. Es claro y evidente que el régimen tiene intenciones perversas de boicotear el trabajo parlamentario de esta nueva AN.
— ¿Qué indicios tiene?
Ya se puso en marcha un sabotaje para la propia instalación de la AN. Esta posee hoy el canal ANTV, que divulga el trabajo parlamentario. Pues bien, Cabello y Maduro acaban de reasignar la administración de este medio con alcance nacional a una cooperativa, lo cual violenta el Estado de derecho. La intención es que la AN no tenga un canal de comunicación con la ciudadanía.
— En el oficialismo circula hoy la idea de poner en marcha el parlamentarismo de calle.
Nos preguntamos con qué se come eso. Sí, pues, hay rumores según los cuales el oficialismo instaría a sus diputados a salir a legislar en la calle. Hablan del pueblo legislador, pero no es por los intereses del pueblo sino por los de los militantes socialistas. Estos señores siguen coqueteando peligrosamente con la violencia.
— ¿Cuál es el mayor reproche que le haría a la AN actual?
Que haya renunciado a una de sus más claras competencias: el control y la fiscalización. En 15 años la AN no interpeló a ningún funcionario de la administración, un récord Guinness. Ni el ministro de Alimentación ni el de Energía Eléctrica ni el de Interior han ido a explicar qué están haciendo y por qué la crisis en sus ámbitos. Eso se acabará con la nueva AN, y tiene nerviosos a Maduro y a Cabello.
— Sobre la oposición, el día del triunfo cada partido celebró por su lado. ¿Seguirá la desunión que siempre se le achaca?
Quiero decirle que la primera celebración fue un pronunciamiento conjunto de los líderes de todos los partidos que forman la MUD. Recuerde que en esta coalición hay partidos con visiones ideológicas y políticas distintas, pero con el objetivo común de restituir plenamente la democracia en el país.
— ¿Pero no es cierto que cada quien festejó por separado?
Veo normal los pronunciamientos individuales de cada una de las fuerzas. Muy a futuro, la situación política no puede seguir viéndose entre chavistas y opositores. La idea es elegir entre socialdemócratas, socialcristianos, de izquierda, del centro. Pero hoy le garantizo que nada va a resquebrajar la conducta monolítica en la MUD.
“Soy optimista, pero también realista sobre el regreso a mi país”
— ¿Usted cree que está próximo su retorno a Venezuela?
El pueblo votó por la propuesta de que retornen los exiliados y sé que desde el Parlamento se luchará por ello, obviamente me siento alentado.
— ¿Pero cuál es su pálpito?
Frente a los últimos discursos de Maduro y Cabello, sé que no se va a producir en lo inmediato, que quizá sea parte de una negociación que espero no suponga la renuncia de la MUD a posturas básicas. Soy optimista, pero también realista.
— Eran 10 exiliados venezolanos y hoy quedan cinco.
Así es. Algunos se fueron a Panamá y Costa Rica, y Manuel Rosales [ex candidato presidencial en el 2006] volvió hace dos meses a Venezuela, donde ahora está preso.
— ¿Nunca pensó en tomar una acción similar a la de Rosales?
Es que a mí se me imputan delitos mucho más graves que los de él, incluso contemplados en la ley contra el terrorismo. A Rosales lo vinculan con hechos de corrupción, que ya se demostró que nunca cometió.
— Sin embargo, apenas llegó fue conducido a la cárcel.
Él pensó que era el momento idóneo para presentarse ante la justicia, pero sabemos cómo se manejan las cosas en Venezuela, puedes tener la razón y la verdad, pero ellos tienen el poder, y el poder lo usan para abusar y acallar a los incómodos.
— ¿De qué ha vivido en estos más de seis años en el Perú?
Muchos amigos peruanos me han ayudado, pero también me he dedicado a cosas que nunca hice, como manejar una camioneta de turismo.
— ¿Qué ha sido lo más duro de todo este tiempo en el exilio?
Tengo 5 años sin abrazar a mi madre octogenaria, ella vino una vez, pero ya no volvió por razones de salud, y vivo con el temor diario a perderla. Tengo un nieto de 4 años al cual no conozco. Con todo eso, me siento un peruano más. Este país me abrió las puertas en el momento más delicado de mi vida.