Siete meses después de estar frente a una guerra que pensó que ganaría con facilidad, Vladimir Putin está listo para redoblar la apuesta. El presidente de Rusia respondió a la contraofensiva ucraniana de las últimas semanas anunciando la movilización parcial de reservistas y aumentando la amenaza nuclear, una estrategia que ha puesto en un nuevo nivel las hostilidades con la comunidad internacional.
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“Esto no es un bluf”, dijo Putin con semblante serio en un discurso televisivo en el que acusó a los países occidentales de querer “destruir” Rusia y de recurrir al “chantaje nuclear” contra Moscú.
“A los que se permiten hacer tales declaraciones sobre Rusia, me gustaría recordarles que nuestro país también tiene varios medios de destrucción, y para algunos componentes más modernos que los de los países de la OTAN. Y si la integridad territorial de nuestro país se ve amenazada, sin duda utilizaremos todos los medios a nuestro alcance para proteger a Rusia y a nuestro pueblo”, en una referencia velada a su propia capacidad nuclear.
La Unión Europea, Estados Unidos y otros países occidentales criticaron duramente las amenazas de Putin y afirmaron que el mandatario ruso solo está logrando aislar aún más a Moscú.
En las últimas semanas, las contraofensivas relámpago de las fuerzas ucranianas hicieron retroceder al ejército ruso, que ha cedido terreno ante las de fuerzas de Kiev en el este.
¿Señal de fracaso?
El anuncio de Putin se enmarca en una retórica que se ha vuelto más hostil con el alargamiento de la guerra. Para el analista internacional Francisco Belaúnde la movilización parcial de reservistas y las amenazas nucleares lanzadas por el mandatario ruso son “una forma de reconocer que las cosas no han salido como esperaba, que no le está yendo bien en el conflicto”, sobre todo en un momento en que Ucrania está en la ofensiva y Rusia está a la defensiva. “La guerra ha dado un giro”, dice a El Comercio.
El ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, detalló que los reservistas que se movilizarán serán 300.000 -alrededor del 1% del total disponible- y que solo se llamará a quienes tengan una experiencia relevante en combate y servicio. Se trata de la primera movilización rusa desde la Segunda Guerra Mundial.
En términos estrictamente militares, la movilización no promete tener un impacto muy grande. Si bien se habla de 300 mil hombres, el anuncio no significa que mañana mismo estarán listos para combatir.
Román Ortiz, analista español del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), explica que las fuerzas armadas rusas van a necesitar varios meses para procesar a los reservistas, entrenarlos, encuadrarlos en nuevas unidades y enviarlos al frente de batalla.
“Por otro lado, los problemas que están enfrentando las fuerzas armadas rusas en Ucrania son mucho más estructurales, no es un problema solamente de falta de recursos humanos, sino que, además, el sistema militar ruso está roto por una serie de problemas estructurales como corrupción, mal entrenamiento, el modelo del sistema de mando, es decir, hay una serie de elementos que no van a cambiar por mucho que le pongan más personas”, dice a este Diario.
¿Entonces qué busca Putin? Los expertos coinciden en que Putin se está quedando con pocas opciones debido a la compleja situación rusa en la guerra. “Él está preocupado por el efecto que eso puede tener en la población rusa, el movilizar parcialmente a los reservistas es una manera de decir que esto es un tema más serio del que se pensaba. Putin ha sido reticente a llamar guerra al conflicto y siempre ha dicho que se trata de una operación militar especial, pero con lo que está pasando ya es un poco más difícil negar que se trata de una guerra de verdad”, dice Belaúnde.
Por su parte, Ortiz considera que Putin no puede darse el lujo de perder esta guerra políticamente, por lo que si en este momento no está en condiciones de ganarla su mejor opción es alargarla, algo que logra con medidas como esta.
Enojo en las calles
La movilización parcial provocó una reacción inmediata en las calles de Moscú y de decenas de ciudades donde el enojo aumentó a lo largo de la jornada. Más de mil personas fueron detenidas en las protestas, denunciaron organizaciones pacifistas y de derechos humanos.
La Fiscalía de Moscú advirtió que castigará con hasta 15 años de cárcel la organización y participación en acciones ilegales.
Las protestas dentro de Rusia son una pésima señal para Putin. El analista internacional Roberto Heimovits señala que por primera vez en varios años el presidente ruso se encuentra bajo críticas significativas de la ciudadanía. “Y no necesariamente los rusos prodemocracia o de los que quieren elecciones más limpias, sino más bien de un público que lo apoyaba y que nunca lo criticaba, que es la derecha nacionalista rusa y que ha reaccionado con cólera por la gran derrota rusa en Járkov”, apunta.
Putin ha afirmado que su medida es importante para mejorar el potencial militar ruso, pero todos los expertos coinciden en que tiene muy poco impacto en el campo de batalla, lo que causa mayor rechazo entre la ciudadanía rusa.
“Los reservistas tendrían que estar bien entrenada y ya se ha visto que ni siquiera el ejército activo, los reclutas y los soldados profesionales, están bien entrenados. También hay que darles armamento y hay testimonios de paracaidistas que están combatiendo en Ucrania, que son unidades de élite, que dicen que su armamento es de la guerra en Afganistán. Además, tiene que haber oficiales buenos para comandarlos, tienen que darles comida, ropa, camas y organizarlos. Si uno ve toda la parte logística nota que la amenaza de Putin es bastante hueca”, opina Heimovits.
Amenaza nuclear reforzada
Si bien el enuncio de Putin no cambia nada en el campo de batalla, es una medida que tiene mucho efecto político, sobre todo por el tema nuclear, señalan los analistas, pues es una manera de amenazar a Ucrania y sobre todo de desanimar a los occidentales de seguir apoyando a Ucrania.
Ortiz apunta que Putin está demostrando la voluntad que tiene de escalar el conflicto. “Manda un mensaje diciendo que está dispuesto a llegar más lejos, lo que incluye el riesgo de que decida utilizar un arma nuclear. Ese riesgo no es inmediato, no es excesivamente probable, pero Putin está jugando con ese riesgo”.
Aunque Putin ya ha amenazado antes con usar armamento nuclear, el aumento de las tensiones dota de un cariz más alarmante sus palabras, sobre todo en momentos en que Occidente ha reafirmado su apoyo a las fuerzas de Ucrania.
¿Se cruzará el umbral nuclear? “Es posible, pero es bastante poco probable”, dice Heimovist. “Usar armas nucleares, incluso las tácticas que son de baja potencia, rompería el tabú contra el uso de armas nucleares que se ha mantenido desde 1945 y podría generar una espiral de reacciones que el mismo Putin no podría controlar”, agrega.