Médicos llevan una muestra tomada a una persona para analizar el nuevo coronavirus en una zona de cuarentena en Wuhan, el epicentro del brote. (AFP).
Médicos llevan una muestra tomada a una persona para analizar el nuevo coronavirus en una zona de cuarentena en Wuhan, el epicentro del brote. (AFP).
/ STR

Wuhan. Con comparaciones entre la lucha para contener el nuevo y la movilización de los tiempos de guerra, las autoridades chinas anunciaron sus planes para incrementar el número de habitantes forzados a una cuarentena en los desbordados hospitales y en refugios improvisados y con equipamiento médico insuficiente.

Sun Chunlan, la vicepremier china y responsable de liderar la respuesta ante el brote, dijo que las autoridades sanitarias de Wuhan deberían trabajar de sol a sol y pasar casa por casa a verificar si los residentes tienen fiebre e interrogar a todos los que hayan tenido contacto con los enfermos.

La ciudad y el país enfrentan “condiciones de épocas de guerra”, dijo la funcionaria durante su visita a Wuhan. “Que no haya desertores, o quedarán cubiertos de ignominia para la historia”.

Dos semanas después de que el régimen prohibiera a los 11 millones de habitantes de Wuhan salir de la ciudad, el cerrojo se extendió a otras localidades de la provincia de Hubei y ya alcanza a más de 50 millones de personas, un esfuerzo de contención de un alcance inimaginable.

Así y todo, la cifra de casos confirmados siguió duplicándose cada cuatro días, y algunos expertos se preguntan si las medidas del gobierno no están imponiéndole contratiempos innecesarios a la gente sin lograr contener la epidemia o incluso agravándola.

El virus ya dejó 630 muertos e infectó a más de 30.000 personas, pero muchos creen que esas cifras no dan cuenta de la cantidad real.

Las autoridades empezaron ayer a derivar a los pacientes de Wuhan a hospitales improvisados -incluidos estadios, un centro de exposiciones y un complejo de edificios-, con capacidad para miles de personas. Al inspeccionar uno de esos centros, en el estadio Hongshan, Sun dijo que todo aquel que necesite tratamiento debería ser sometido y obligado a estar en cuarentena.

Resta por saberse cómo harán las ya desbordadas instalaciones de Wuhan para lidiar con un flujo de enfermos como el que Sun dejó entrever, o si los nuevos refugios están equipados o cuentan con personal para brindar incluso los cuidados básicos a los pacientes y evitar la propagación del virus.

Las fotos tomadas en el interior del estadio Hongshan muestran hileras apretadas de literas simples, separadas solo por bancos o sillas escolares. En las redes sociales chinas, algunos compararon esas imágenes con las de la gripe española de 1918-1919, la pandemia más mortal de la era moderna.

Un hospital temporal que fue improvisado en el estadio Hongshan en Wuhan. (Xiong Qi / Xinhua vía AP).
Un hospital temporal que fue improvisado en el estadio Hongshan en Wuhan. (Xiong Qi / Xinhua vía AP).
/ Xiong Qi

El presidente chino, Xi Jinping, había dicho el lunes pasado que la actual epidemia es "una prueba de fuego para el sistema y la capacidad del gobierno". Pero dos días más tarde, señaló que los esfuerzos de su gobierno estaban dando "resultados positivos".

Ayer, el mandatario no hizo apariciones públicas, y al parecer delegó el manejo de la crisis en sus subalternos, que adoptaron el mismo tono militarista que había impuesto a principios de esta semana el diario People’s Daily, cuando describió la campaña para contener la epidemia como “una guerra del pueblo”.

Restricciones

Así y todo, cada vez hay más señales de que las restricciones al ingreso y salida de Hubei demoran el reabastecimiento de medicamentos, barbijos y otros productos de primera necesidad, a pesar de que tanto Beijing como las empresas privadas y las organizaciones de ayuda aseguran que el alivio ya está en camino.

“Esto es casi una catástrofe humanitaria, porque no hay suficientes insumos médicos”, dice Willy Wo-Lap Lam, profesor adjunto del Centro de Estudios Chinos de la Universidad China de Hong Kong. “El pueblo de Wuhan parece haber sido abandonado a su suerte”.

Muchos expertos médicos creen que la cifra de infectados -y de muertos- es más alta que el conteo oficial. Muchos vecinos de Wuhan que no se sienten bien pero que no están seguros de tener la enfermedad se han visto obligados a ir a pie de hospital en hospital, donde no solo no reciben tratamiento, sino que ni siquiera les hacen el análisis para diagnosticar si tienen el virus.

Otros deambulan por las calles enfundados de pies a cabeza con vestimenta de seguridad improvisada, como bolsas de plástico en la cabeza. Muchos se autoimpusieron una cuarentena en sus casas, con el riesgo de contagiar a sus parientes o vecinos.

La epidemia tiene a China virtualmente paralizada, incluso a miles de kilómetros de Wuhan, y día a día se suman las ciudades cerradas, que prohibieron los eventos y reuniones públicas, o que han postergado el regreso a clases después de los feriados del Año Nuevo lunar.

Y el impacto se sigue derramando más allá de las fronteras chinas, a pesar de los frenéticos esfuerzos del gobierno por responder a la epidemia y al mismo tiempo tratar de mostrar que la crisis es manejable. Fuera de China, incluidas las regiones autónomas de Macao y Hong Kong, se confirmaron más de 240 casos en 25 países.

Contenido sugerido

Contenido GEC