Las tensiones entre China y Occidente vienen sufriendo una peligrosa escalada. Entre los últimos episodios figuran una advertencia del Gobierno de Pekín contra el nuevo embajador de Estados Unidos en su territorio y el pedido del Reino Unido al régimen de Xi Jinping por sus últimas demostraciones de músculo militar. La razón detrás son las nuevas acciones del gigante asiático frente a Taiwán, territorio al que consideran una “provincia rebelde” y que pretende “reunificar”.
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Este jueves 21 el portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin, tildó como propias de la Guerra Fría las declaraciones que brindara Nicholas Burns, nominado por el presidente Joe Biden como embajador en China, ante el Senado estadounidense.
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“Desafiaremos a la República Popular China cuando debamos, incluyendo aquellos momentos en que Pekín tome medidas que vayan en contra de nuestros intereses y valores o que amenacen nuestra seguridad o la de nuestros socios y aliados”, dijo Burns ante los legisladores.
Además, el diplomático calificó de “genocidio” las políticas de Pekín en la región de Xinjiang, donde la minoría musulmana uigur sufre una persecución, y de “acoso” sus acciones frente a Taiwán, territorio al que aseguró que están dispuestos a “apoyar”.
“No se debe subestimar la fuerte determinación del pueblo chino para defender sus derechos”, replicó Wang.
Al mismo tiempo, el ministro de Defensa británico instó a Pekín a buscar una manera pacífica de resolver la histórica disputa que mantiene con la isla.
“Están actuando militarmente, como hemos visto. Creemos que eso es imprudente (...) Existe el peligro de desestabilizar la región y de provocar más conflictos en otras áreas en disputa”, dijo Ben Wallace desde Bruselas, ciudad a la que asistió para sostener una reunión con la OTAN en la que no se abordará el conflicto entre China y Taiwán.
¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN TAIWÁN?
En 1949, durante la Guerra Civil entre nacionalistas y comunistas en China, el primer bando -que perdió el conflicto- huyó hacia la isla de Taiwán. Desde entonces, se declararon en rebeldía al régimen de Pekín y han abogado por su independencia como un estado soberano.
Durante las últimas décadas, las disputas entre independentistas y China, que reclama a la comunidad internacional reconocer a la “provincia rebelde” como parte de su territorio, no han cesado.
Estados Unidos y la mayoría de sus aliados occidentales han tendido buenas relaciones económicas y militares con Taiwán, pese a no reconocerlo como un estado independiente, principalmente por su importancia geoestratégica.
Sin embargo, en los últimos meses la tensión en la zona aumentó considerablemente. En medio de las celebraciones por el Día Nacional de China, el Gobierno de Xi Jinping ha insistido en su deseo de reunificar al país, mezclando discursos en los que se habla de una vía “pacífica” pero sin descartar el uso de la fuerza militar de ser necesario.
“Nadie debe subestimar la firme determinación del pueblo chino, su voluntad y su capacidad de salvaguardar la soberanía nacional y su integridad territorial”, dijo Xi Jinping durante un acto conmemorativo celebrado el 9 de octubre.
Cuatro días antes, el Gobierno de Taiwán había denunciado que al menos 148 aviones chinos habían sido detectados en la denominada línea roja que separa el espacio aéreo entre ambos territorios. Aunque no hubo un enfrentamiento entre las fuerzas militares, es considerado un intento de intimidación por parte del gigante asiático.
Según Taipéi, estas muestras del músculo militar se han ido incrementando desde setiembre del 2020. Desde entonces, aseguran las autoridades isleñas, China ha enviado aviones cazas en más de 800 ocasiones.
LA RESPUESTA TAIWANESA
Durante su Día Nacional, en la misma fecha que lo celebra China, Taiwán hizo una inusual muestra de su fuerza militar, con aviones que sobrevolaron la oficina presidencial y lanzadores de misiles de camiones como parte del desfile.
La presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, además, brindó un discurso en el que aseguró que resistirían cualquier amenaza de intervencionismo en su territorio.
“Haremos todo lo posible para impedir que el statu quo se vea alterado de forma unilateral (…) seguiremos reforzando nuestra defensa nacional y mostrando nuestra determinación de defendernos para asegurarnos de que nadie obligue a Taiwán a seguir el camino que China ha trazado por nosotros”, dijo la gobernante.
“El camino que ha trazado China no nos ofrece ni una forma de vida libre y democrática ni soberanía para nuestros 23 millones de personas”, agregó.
En setiembre, además, en la isla se realizaron simulacros conjuntos con los ejércitos de Japón, Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos y Canadá, en un claro intento de demostrar el apoyo que recibiría Taiwán ante un eventual conflicto.
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