Bangkok. Los tailandeses aprobaron hoy en referéndum la nueva Constitución propuesta por la junta militar, lo que allana el camino a la convocatoria de elecciones pero consolida la injerencia del Ejército en la vida política del país.
La nueva Carta Magna había logrado un 61,4% de los votos a favor por 38,6% en contra cuando se había escrutado el 94% de los votos, según datos provisionales de la Comisión Electoral.
El organismo, que había dicho que por ley no podía dar más datos al llegar a este punto del recuento, prevé anunciar los resultados oficiales el miércoles.
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El portavoz de la comisión, Somchai Srisutthiyakorn, situó la participación alrededor del 55%, 25 puntos por debajo del objetivo que se había marcado la junta y 2 menos que en el referéndum sobre la anterior Constitución en el 2007.
El electorado también aprobó con un 58,1% de los votos una segunda pregunta en la papeleta de voto, que autoriza al futuro Senado a participar en la elección del primer ministro de la primera legislatura.
El jefe de la junta y primer ministro, Prayut Chan-ocha, en el poder desde el golpe de Estado del 2014, conminó a sus compatriotas a participar tras depositar por la mañana su papeleta en un colegio de Bangkok.
"Id a votar en un número que marque un récord histórico (...) Es el futuro de nuestro país y todos deberíamos participar", dijo el general.
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La ex primera ministra Yingluck Shinawatra, cuyo Gobierno fue derrocado en la asonada y que había anunciado su rechazo a esta Constitución, también llamó a la participación.
"Me alegra que aun pueda ejercer mis derechos. Si os quedáis en casa, es que no estáis comprometidos con la democracia", dijo la exmandataria tras depositar su voto en otro centro de la capital.
El resultado del referéndum facilita la convocatoria de elecciones generales que, según el compromiso de las autoridades, deberían celebrarse en el 2017.
La nueva Constitución, redactada por un comité de 21 miembros elegidos por la junta militar, había sido criticada por los principales partidos del país y organizaciones internacionales, que la consideran menos progresista que las de 1997 y 2007.
Los detractores denuncian que la nueva norma debilita a gobierno y cargos electos, y consolida el poder de los militares y de organismos estatales controlados por burócratas en la vida política del país.
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Uno de sus puntos más controvertidos es la propuesta de un Senado elegido a dedo por la junta y cuyo asentimiento será necesario para la aprobación de leyes y el nombramiento de cargos en el Tribunal Constitucional o la Comisión Anticorrupción, entre otros.
Esta composición de la Cámara alta hace virtualmente imposible enmendar la Constitución sin el consentimiento de los militares y la elite conservadora que controla la burocracia.
La votación, la primera desde el golpe de Estado, transcurrió sin incidentes destacados y con menor afluencia de votantes que en anteriores convocatorias a las urnas.
"El país debe seguir avanzando y esta Constitución permite que Tailandia progrese. Tengo confianza en el Gobierno actual porque su objetivo es hacer que el país mejore", dijo a Efe Chawalit, de 42 años, que votó en Bangkok a favor de la propuesta.
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"La dictadura no tiene el derecho de escribir una Constitución. La gente que vota en contra no está satisfecha con la manera en la que Tailandia está siendo gobernada", aseguró a su vez a Efe Pai, que votó "no" y prefirió identificarse con seudónimo.
Las semanas previas al referéndum la junta puso en marcha una vasta campaña de propaganda en la que desplegó a más de 700.000 personas para explicar las bondades del documento por todo el país.
A la vez, persiguió cualquier expresión de rechazo a través de una ley contra la divulgación de "información falsa", lo que según Amnistía Internacional creó un "clima de miedo" en el que decenas de personas fueron detenidas y numerosos debates públicos prohibidos.
Según Abogados Tailandeses para los Derechos Humanos, 195 personas han sido acusadas de violar la ley de referendos por hacer campaña en contra o intentar establecer centros de seguimiento para prevenir fraude en la votación.
Esta es la vigésima Constitución que adopta Tailandia desde el fin de la monarquía absoluta en 1932.
Fuente: EFE