La residencia del embajador del Perú en Estados Unidos se vio rodeada este miércoles por periodistas y policías por un lamentable e inédito episodio. Un hombre entró a los amplios jardines de la legación diplomática en Washington y empezó a romper varias ventanas y puertas para penetrar aún más en la propiedad. Llevaba un bastón de metal de 1.50 metros con el que se enfrentó a dos trabajadores del lugar que intentaron contenerlo sin éxito.
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En medio del caos, el embajador peruano Oswaldo de Rivero Barreto llamó al Servicio Secreto, cuerpo encargado de proteger la Casa Blanca y las legaciones diplomáticas y reportó lo sucedido. Menos de cinco minutos después los agentes estaban ahí. Según el reporte oficial, los efectivos de seguridad hallaron en la parte trasera del inmueble a un hombre rubio de entre 20 y 30 años. Intentaron reducirlo con una pistola eléctrica, no pudieron y lo abatieron a tiros. El sujeto falleció y quedó tendido en el jardín.
“Estamos totalmente a salvo, pero estoy muy apenado por lo que ha pasado”, dijo a RPP horas después de lo ocurrido el embajador De Rivero, quien vive en la propiedad junto a su familia y personal de servicio. La Policía de Washington aún investiga las motivaciones del intruso.
Aunque este miércoles se convirtió en escenario de un hecho lamentable, la historia de la residencia, que tiene cerca de 80 años, está cargada de riqueza y color.
Gran extensión
La residencia oficial del embajador del Perú en Estados Unidos se ubica en la calle Garrison, en el acomodado barrio de Forest Hills, una zona tranquila en el noroeste de la capital estadounidense. Está a 15 minutos de la embajada de nuestro país, que se encuentra en la céntrica avenida Massachusetts, junto a otras legaciones diplomáticas.
Además de su belleza, la extensión es una de las características más elogiadas de la residencia peruana pues abarca 26 acres (más de 10 hectáreas). Se trata de una extensa área llena de árboles -que luce casi como un bosque- delimitada con una verja y una bandera del Perú en su puerta principal.
Según reseñas y reportajes realizados sobre el lugar, la residencia oficial del Embajador del Perú es la propiedad privada más grande de Washington DC y ha alojado a 25 de nuestros altos representantes diplomáticos en Estados Unidos.
En el 2019, el canal local Fox TV le dedicó uno de los programas de su serie “Embassy Row”. En el reportaje se recordaba que la mansión fue construida en 1928 por su propietario original, Charles H. Tompkins, en la zona boscosa de Rock Creek Park, en el corazón de Washington DC.
En el recorrido que el medio hizo de las instalaciones, con el permiso del entonces embajador peruano Hugo de Zela, se mostraron varias colecciones de arte y hasta esculturas que datan de 1500 años. “Es un museo en miniatura dedicado a los cinco mil años de civilización del Perú”, dice el reportaje de Fox TV.
La mansión fue adquirida por el Gobierno del Perú en 1944, durante el primer gobierno del presidente Manuel Prado Ugarteche.
“Es una residencia construida a principios del siglo XX. El embajador del Perú que hizo la transacción en Washington fue Pedro Beltrán, que fue un gran periodista. Él hizo la compra. Yo vi el oficio en el que él sugiere la adquisición del inmueble porque se presentó una gran oportunidad poco antes de que concluya la Segunda Guerra Mundial. Fue una gran oportunidad”, cuenta a El Comercio el exembajador de nuestro país en Estados Unidos Harold Forsyth.
Visita ilustre
En 1961 Prado realizó una visita de Estados a Estados Unidos y se quedó en la propiedad. En la que fue una de las visitas más ilustres a la residencia, Prado, su esposa Clorinda Málaga de Prado, el entonces embajador peruano Fernando Berckemeyer y la esposa de este, Claribel Rapp Berckemeyer, fueron anfitriones del presidente estadounidense John F. Kennedy y su esposa Jackie en una cena celebrada con pompa y distinción.
Una foto del encuentro aún se luce en las instalaciones de la residencia, que también recibió a diplomáticos de diferentes naciones en sus casi 80 años de historia.
“El hecho más importante en la historia de la casa ocurrió el 21 de setiembre de 1961. El presidente Prado y su esposa fueron a Estados Unidos. Si uno revisa el archivo histórico de El Comercio verá esa visita oficial... la única visita de Estado de un presidente peruano en la historia”, dice Forsyth.
El diplomático recuerda que el 20 de setiembre de ese año el presidente Prado y su esposa fueron invitados a una cena en la Casa Blanca y al día siguiente les correspondieron con la cena en la residencia del Embajador.
Pero la riqueza del lugar no termina ahí. La residencia está enclavada en una zona históricamente preservada. Pese a que es propiedad privada del Gobierno Peruano no se pueden hacer construcciones en el enorme terreno, en cuyo centro está ubicada la mansión.
Forsyth, que vivió cuatro años en la residencia (2011-2015), reconoce que es un esfuerzo cuidar la propiedad debido a su extensión. “Siempre en ese tipo de residencias hay muchos deterioros y la casa tiene más de 100 años. Pero la casa está en muy buen estado, a pesar de todo”, comenta.
A menudo se han compartido historias de la rica flora y fauna que rodea el lugar. Por estos días no hay animales en cautiverio en el lugar, solo viven los dos perros chihuahua del embajador. Los animales que pasan por la propiedad (venados, zorros, entre otros) son silvestres.
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