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La relación entre Pedro Castillo y Rafael López Aliaga nunca tuvo buen pronóstico. En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2021, más de un año antes de que resultara electo alcalde de Lima Metropolitana, López Aliaga ya se había erigido como uno de los principales críticos del entonces candidato de Perú Libre.
Fue López Aliaga, de hecho, uno de los principales promotores de la teoría de un supuesto fraude electoral en los comicios generales; además de convocar a las marchas ciudadanas llamadas “Respeta mi voto”.
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La relación no se volvió menos tirante luego de que el líder de Renovación Popular se convirtiera en autoridad pública. Tras conocerse su ventaja en el conteo de votos de la ONPE en las elecciones municipales de agosto, López Aliaga anunció que no se reuniría con el mandatario para establecer un diálogo entre la Municipalidad y la presidencia.
“Yo no puedo dialogar con una persona que tiene siete carpetas fiscales por corrupción abiertas”, dijo en octubre. [Nota editorial: Pedro Castillo tiene seis carpetas fiscales abiertas, de las cuales cinco son por presuntos delitos de corrupción. De estas, tres son por organización criminal].
El excandidato presidencial, además, no acudió al encuentro que tuvieron el mandatario y los virtuales alcaldes electos de Lima y Callao en Palacio de Gobierno.
A finales de octubre se reveló que, según un informe de la fiscalía a cargo del caso “Gabinete en la sombra”, el exasesor presidencial Biberto Castillo le sugirió vía chat al jefe de Estado cortar el presupuesto a la Municipalidad Metropolitana de Lima para “desbaratar” al futuro alcalde.
“Hay que tener cuidado con la estrategia de Porky vacador, hay que desbaratarlo. Hay que hacer que los sectores lo cierren. (…) Hay que asfixiarlo, dejarlo sin presupuesto y sin espalda financiera”, señaló el exasesor, de acuerdo a la fiscalía.
El Perú no es el único país de Latinoamérica en el que el trato entre el presidente y el jefe de la capital es tirante, pero sí es de los pocos. Según información recolectada por EC Data, solo en 5 de 19 Estados de la región existe una relación de oposición entre el jefe del Estado y el alcalde capitalino. Se trata –además de Perú– de Bolivia, Uruguay, Costa Rica y Argentina.
En este último, el Jefe de Gobierno de Buenos Aires, Horacio Rodríguez, cercano al expresidente Mauricio Macri, ha sido un duro crítico de Alberto Fernández desde los inicios de su gestión presidencial. En setiembre, señaló que el gobierno tenía “mil días sin un plan, sin un rumbo”, y denunció que Argentina se ha convertido en “un país que no aumenta su inversión, sus exportaciones, que no crea trabajo. Un país con una política internacional muy errática, amigo de Venezuela, Cuba y Nicaragua”.
Poco tiempo después, en Bolivia, el alcalde de La Paz –capital administrativa de Bolivia– Iván Arias, representante de la alianza opositora Por el Bien Común - Somos Pueblo, exhortaba al presidente Luis Arce a “bajar del pedestal de la soberbia”.
En el subcontinente, sin embargo, dicha dinámica es la excepción. En 12 países (equivalentes al 63% de la región) existe un diálogo pacífico entre ambas autoridades. En nueve de estos, el alcalde capitalino y el presidente pertenecen al mismo partido político.
Por su parte, en Colombia la relación entre el presidente Gustavo Petro y la alcaldesa de Bogotá Claudia López –ambos militantes de partidos de izquierda– oscila entre el apoyo y el conflicto. Si bien el presidente y la alcaldesa atravesaron una especie de “luna de miel” en los primeros meses de la gestión, fricciones surgidas por el paro nacional del 2022 mostraron a una Claudia López severamente crítica con el gobierno.
![El presidente Chileno Gabriel Boric y la alcaldesa de Santiago de Chile Irací Hassler bailando el tradicional pie de cuenca. Hassler formó parte del comando de campaña del hoy mandatario (imagen: captura).](https://elcomercio.pe/resizer/v2/R3RH62R5IFEV3GUYKGYC5EEAG4.jpeg?auth=4f9ec785d0ead983c8025a4834b090f2c6a4258bf9f25152e5f4addf6fb930cf&width=620&quality=75&smart=true)
En Brasil, la dinámica que tendrán el recientemente electo Luiz Inácio Lula da Silva y el Gobernador del Distrito Federal de Brasilia Ibaneis Rocha está por conocerse. Por lo pronto este último –del conservador Movimiento Democrático Brasileño– ha dicho que apoyará al futuro presidente, pese a que caminan en veredas ideológicas opuestas. Tras conocerse el triunfo electoral de Lula da Silva el pasado 30 de octubre, Rocha, que había apoyado abiertamente a Jair Bolsonaro durante la campaña, declaró que “las diferencias deben ser dejadas de lado” y que “hará todo lo posible” para mantener una “convivencia armoniosa” con el presidente electo.
Un conflicto que no conviene
Johnny Zas Friz, abogado experto en temas edilicios, considera problemático que exista una relación tirante entre el gobierno y la alcaldía capitalina, especialmente en el caso peruano, donde la comuna comparte competencias con el Ejecutivo en sectores clave como Transporte, Salud y Educación.
“En la ejecución de muchos servicios y obras existen competencias compartidas (entre ambos niveles de gobierno). Si la municipalidad quiere que se le transfieran competencias, lo ideal es que haya una buena relación”, explica.
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