"Bienvenidos a todos en nuestro país, porque somos americanos todos". Con esta frase irrumpió la semana pasada en la campaña electoral de Estados Unidos Tim Kaine, el compañero de fórmula de la demócrata Hillary Clinton.
Esta inclusión dio un fuerte guiño a la comunidad latina que vive en Estados Unidos y oficializó además que ya no se puede gobernar sin su inclusión completa en los planes de gobierno.
Ayer, cuando aceptó su candidatura en la convención demócrata, lo volvió a hacer: "Hillary Clinton y yo somos compañeros del alma", dijo en su fluido español, el que aprendió cuando decidió dejar sus estudios de Derecho en Harvard e irse con un grupo de misioneros jesuitas a Honduras con apenas 20 años.
"Allá aprendí los valores del pueblo: fe, familia y trabajo. Los mismos valores de la comunidad latina aquí en nuestro país. Somos americanos todos. Somos americanos todos", insistió en un español claro.
Pero la política en Estados Unidos no siempre entendió eso. Tiempo atrás, que un funcionario pronunciara un discurso en español era algo impensado. Lo máximo a lo que aspiraban era a conseguir pronunciar sólo por fonética alguna que otra palabra.
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Ejemplo de estas prácticas son el ex presidente George Bush y el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg.
Ambos, en más de una oportunidad, intentaron acercarse a la comunidad hispana pero sus esfuerzos no dieron frutos. Pronunciaban raro, apenas se entendía lo que querían decir, según se ve en un video del diario The New York Times titulado "Políticos que hablan español".
De todos modos, al votante estadounidense no el sólo el idioma lo que le preocupe, sino lo que dicen. Por eso, el aspirante a convertirse en el candidato republicano a la Casa Blanca, Marco Rubio , pese a su español fluido no consiguió su objetivo. El senador por el estado de Florida , hijo de cubanos y con un acento perfecto, no pudo ganarse la confianza de los republicanos en las primarias de este año.
Algo parecido ocurrió con Jeb Bush. El hijo del ex presidente, hermano de otro ex presidente, habla con soltura en español: cuando era joven, decidió viajar a México para enseñar inglés en un programa de intercambio en la escuela secundaria. Luego, obtuvo una licenciatura en asuntos latinoamericanos. Además, está casado con una mexicana, Columba.
Sin embargo, Jeb tampoco consiguió quedarse con la nominación republicana, que quedó en manos de Donald Trump, el millonario que intenta ganarse en apoyo de la comunidad sólo a fuerza de tuits.
Meses atrás, publicó una foto en Twitter en la que se lo ve comiendo comida mexicana bajo la leyenda: "Yo amo a los hispanos".
Happy #CincoDeMayo! The best taco bowls are made in Trump Tower Grill. I love Hispanics! https://t.co/ufoTeQd8yA pic.twitter.com/k01Mc6CuDI
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 5 de mayo de 2016
Este año, ya se registraron más de 25 millones de latinos para votar en las elecciones presidenciales. Y dado el sistema electoral de Estados Unidos , en los estados con mayor presencia hispana el voto puede ser decisivo.
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Fuente: La Nación, GDA
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