El avance hacia Estados Unidos de la mayor caravana de migrantes que se ha formado este año es una de las últimas muestras de una crisis que representa mucho que un dolor de cabeza para el presidente Joe Biden, sobre todo cuando el mandatario demócrata busca su reelección.
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La crítica situación derivó en un inusual viaje del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a México, que este miércoles visitó el país azteca con la esperanza de mostrar avances en la lucha contra la creciente inmigración.
El Comercio conversó al respecto con Eduardo Gamarra, profesor de Ciencias Políticas en el Departamentos de Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de Florida, quien enfatiza que el problema adquiere un tono bastante político en momentos en que el rival más probable de Biden en los comicios del 2024 es el expresidente Donald Trump, líder del ala republicana que defiende una mayor mano dura contra la inmigración.
—¿Qué dice la visita de Blinken a México de lo urgente que es el tema migratorio para el gobierno de Joe Biden?
Lo más importante es que la inmigración se ha convertido en un tema de política nacional. También se ha convertido en un tema de política local porque, por ejemplo, el gobernador de Texas se ha dedicado a exportar a los inmigrantes que llegan a su estado hacia todo el país, particularmente en Chicago y Nueva York se ha desatado una crisis local muy grande. Los alcaldes de esos lugares dicen que es un problema de recursos, de falta de coordinación enorme y que hay una mala voluntad del gobernador de Texas. Este es un problema muy complejo que tiene una incidencia muy fuerte sobre las elecciones que se avecinan.
—¿Cuál es el impacto en la campaña electoral?
En este momento estamos muy cerca de las primarias, más que nada en el Partido Republicano, que es un partido que tiene una unanimidad en su visión sobre tres puntos centrales en migración: en primer lugar, cerrar la frontera a como dé lugar; en segundo lugar, a través de redadas a nivel nacional capturar a migrantes indocumentados en el país y ponerlos en campos de detención; y, en tercer lugar, la deportación masiva. Mientras más se endurece esa posición y es más radical el discurso más crece el apoyo a esa visión, que está liderada por Donald Trump. Ese es el ambiente que se vive en el país, es una situación difícil.
—Esa crispación se ha visto también en el Congreso, donde la mayoría republicana incluso ha condicionado la ayuda a Ucrania a más medidas del gobierno contra la inmigración. ¿Cómo está respondiendo Biden a eso?
La Cámara Baja está dominada por el sector más radical del Partido Republicano, no son la mayoría, sino que dominan el accionar de la Cámara porque sin sus votos no se logra nada. Tienen una especie de veto incluso sobre conservadores más racionales. Se han vuelto popular gracias a lo que dice Trump cosas como la celebración a dictadores, tanto Putin o Kim Jong-un, y el rechazo a Ucrania. Todo esto se traduce en un apoyo a Donald Trump, que controla a ese sector extremo de la Cámara Baja.
—¿Biden está obligado a solucionar el tema migratorio para lograr su reelección?
Definitivamente. Tendrá que haber algún tipo de solución que va a pasar, primero, sobre el control de la frontera. Sobre controlar la frontera no hay ninguna diferencia entre un partido y otro. Lo que hoy es absolutamente central en ambos partidos es que hay controlar la frontera. En segundo lugar, también será necesaria una mejor coordinación en aliviar la crisis interna actual. No tenemos las cifras oficiales, sabemos que llegaron más de 400 mil cubanos, más de 400 mil venezolanos en total, de ellos hay 67 mil en Nueva York, otros 25 mil en Chicago, etc. Es crucial resolver ese problema a nivel local que incide en la percepción de que el tema migratorio está fuera de control en este país.