Mientras se dirigía al cuarto de vacunación en un hospital de Texas, el médico peruano Gary Gutiérrez Campos no pudo evitar llenarse de alegría. No estaba caminando hacia una inyección cualquiera. Después de 10 meses en primera línea de combate contra el COVID-19 en Estados Unidos, cada paso lo acercaba más a la tranquilidad. La vacuna significaba que, finalmente, podría atender a sus pacientes y abrazar a su hijo con más seguridad, sin ese temor que ha invadido al personal médico de todo el mundo desde el inicio de la pandemia.
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El pinchazo llegó para él a las 5 de la tarde del último miércoles. El sábado anterior, el Memorial Hermann Hospital de Houston en el que trabaja como médico internista y hospitalista le había mandado un correo para que se inscribiera en el proceso de vacunación que arrancaría pronto. Cuando fue su turno, el peruano entró en la habitación designada y recibió la dosis del suero de Pfizer y BioNTech. Los doctores a cargo lo observaron por 15 minutos para asegurarse de que no hubiera alguna reacción alérgica inmediata.
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“Todo salió bien. En ese momento me sentí muy contento y emocionado porque eso era lo que estábamos esperando, que se desarrollara una vacuna eficaz y segura. Apenas recibí el mail me inscribí para ponerme la vacuna. Es un paso importante para vencer al COVID-19”, dijo Gutiérrez a El Comercio unas horas después de recibir la vacuna. Le pondrán la segunda y última dosis dentro de tres semanas.
Estados Unidos inició el lunes 14 la primera etapa de un masivo programa de vacunación. Las escasas dosis disponibles del suero de Pfizer y BioNTech –la primera vacuna aprobada en el país norteamericano– están destinadas principalmente para los trabajadores de la salud y los residentes de casas para ancianos.
Otro médico peruano que fue vacunado esta semana es el oncólogo Luis Raez, director médico del Memorial Cancer Institute en el Memorial Health Care System, en Miami. Se trata de uno de los hospitales públicos más grandes de Florida y el que más pacientes con coronavirus atiende en ese estado.
“Nosotros recibimos varios miles de dosis incluso antes de que la aprobaran. La aprobación se dio el viernes pasado y el lunes empezó la vacunación. El primer día vacunamos casi a 700 médicos y enfermeras y ese ritmo continuó en los días siguientes. Nosotros tenemos miles de médicos y enfermeras. A mí me la pusieron el martes, como a las 9 de la mañana”, cuenta Raez a este Diario.
En primera línea
Para los doctores Gutiérrez y Raez, el inicio de la vacunación también deja una sensación agridulce cuando piensan en todas las vidas que no se pudieron salvar.
“Los primeros meses de la pandemia fueron la parte más dura porque no sabíamos cuán letal era el virus, cuánto iba a durar. Prácticamente se cerraron los hospitales para las cirugías y todo lo electivo”, recuerda Raez.
Gutierrez recuerda a los muchos pacientes que fallecieron incluso sin tener problemas médicos previos, también a los que perdieron la vida sin haber llegado a los 40 años.
“Junio y julio fueron meses muy difíciles. En Houston los hospitales estaban fuera de capacidad, fue impactante ver a familias sufriendo, ver a esposos morir en cuartos separados. Hubo personas que murieron solas en el hospital porque no se aceptaban visitas. Todo eso fue muy duro. Muchos médicos se quedaron con traumas y cuadros depresivos. También hubo médicos fallecidos”, señala Gutiérrez.
Raez agrega que la pandemia ha hecho que todos aprendamos la necesidad de ser más humildes. “Somos más vulnerables de lo que pensábamos como raza humana. Otra enseñanza que nos deja esto es que tenemos que ser más cuidadosos en el futuro, usar mascarillas, mantener el distanciamiento social. Tuvo que pasar esto para tener más cuidado”, comenta.
Generar confianza
El médico radicado en Texas también enfatiza la importancia de la vacuna para reducir la exposición al virus. Aunque apunta que no se pueden conocer todos los efectos secundarios de las vacunas en este momento, destaca que es la forma más eficiente de hacerle frente a la pandemia a este punto.
“Para que se dé la llamada inmunidad de grupo se tiene que contagiar como el 70% u 80% de la población, van a pasar años para que eso se dé. La única forma de protegerse es estar vacunado, entonces a pesar de que hay mucha gente que duda de si se vacuna o no, la verdad es que no hay otra forma de protección. Entonces, como médico había que dar el ejemplo”, afirma Raez al hablar de su propia vacunación.
El personal médico de los hospitales en Texas y Florida en los que trabajan nuestros compatriotas está contento con el inicio de la vacunación. Se trata de un paso que, finalmente, les permitirá sentirse más seguros tras varios meses rodeados de COVID-19.
“Esta vacuna abre una esperanza, el deseo de todo el personal médico es poder salvar a muchas más personas con la vacuna y la prevención”, dice Gary Gutiérrez.
Paciencia y precaución
Pero aunque son optimistas, los galenos piden a la población no confiarse. En la misma semana en la que arrancó la mayor campaña de vacunación de la historia de Estados Unidos el número de muertes por coronavirus en el país superó los 3.000 por tres días seguidos. Los decesos totales ya son más de 311.000.
Y la situación no pinta bien en el futuro. Con un repunte de contagios y decesos, Estados Unidos está pagando los numerosos viajes y reuniones familiares que se multiplicaron en el país por el Día de Acción de Gracias.
“Ahora se está viendo el aumento de casos porque las personas bajaron la guardia y se espera que después de Navidad haya otro rebrote. Ojalá que se haya aprendido la lección con lo que pasó en el Día de Acción de Gracias. Ojalá que los países como Perú vean este mal ejemplo del rebrote y se cuiden. En Navidad la familia es importante y este año se trata de protegerla”, dice Gutiérrez.
Raez asegura que pese al inicio de la campaña de vacunación la población aún no se puede confiar pues se trata de un proceso que incluso en Estados Unidos va a tomar bastantes meses.
Afirma que la población tiene que darse cuenta de que no la van a vacunar todavía en un buen tiempo. Primero hay que vacunar a los pacientes, médicos, a los bomberos, todo lo cual va a tomar bastante tiempo.
“La gente no se va a poder vacunar todavía, hay que tener paciencia y mantener todas las normas. Si Dios quiere, la próxima Navidad será diferente. Pero incluso vacunados y todo, el virus nos ha enseñado que hay que tener mucho cuidado con las enfermedades respiratorias y otras cosas. Vamos a tener que aprender de esto para el futuro. Si alguien está resfriado, se debe usar mascarillas, utilizar gel, lavarse las manos, cosas que antes no nos importaban”, remata Raez.
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