Como muchos Siux que habitan las reservas de nativos en Estados Unidos, Dennis Metcalf ha enfrentado pobreza, duelos y otras penurias, ahora tiene “mucho miedo” de que el coronavirus le quite a otros seres queridos.
Integrante de la tribu Crow Creek, que habita cerca del pequeño pueblo de Chamberlain en Dakota del Sur, comenzó a dibujar desde pequeño para escapar al aburrimiento.
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"Vengo de una familia muy pobre. No tenía juguetes y muchas veces ni siquiera teníamos electricidad, así que no había televisión ni videojuegos", dijo con tono pausado este joven de 23 años.
Entre sus bocetos se destaca el retrato de una joven con cabello trenzado: su hermana Nicole. La joven murió demasiado pronto, al igual que muchos otros en las reservas de nativos donde las tasas de suicidio son tristemente altas.
En estas poblaciones vulnerables, el coronavirus ha agregado una nueva amenaza a una realidad ya compleja y cargada de angustias.
"Tengo mucho miedo de que los miembros de mi familia puedan verse afectados si el virus se propaga en la reserva. Moriría de preocupación por ellos", confiesa Dennis, inmerso en una negatividad que se refleja en su oscura vestimenta.
- Tribu en alerta -
Con carteles de advertencia dispuestos sobre las carreteras, funcionarios tribales exhortan a los viajeros a evitar detenerse en la reserva Crow Creek.
Los siux instruyeron un toque de queda y consideran poner en cuarentena a todo su territorio, ocupado por miles de nativos, replicando la medida adoptada en otras comunidades indígenas.
"Las tribus han tenido una acción mucho más preventiva que el estado", advirtió el gran jefe Boyd Gourneau, sin esconder su frustración por la postura de las autoridades de Dakota del Sur que aún no han impuesto ninguna orden de confinamiento a sus residentes.
Sentado frente a un cráneo de búfalo, ubicado en la sala del consejo tribal construido en forma de tienda cónica, afirma que la pandemia actual despertó entre los nativos americanos el doloroso recuerdo de la colonización europea y las enfermedades infecciosas que diezmaron a sus antepasados.
Trisha Burke y sus colegas de la asociación “Native Hope” también son conscientes del daño que la propagación de la COVID-19 podría causar en estas comunidades, dentro de las más desfavorecidas de Estados Unidos.
Con tasas de desempleo astronómicas, falta de alimentos, alcoholismo e historiales médicos de espanto, los siux de Dakota conviven con subsidios, "factores de riesgo" y condiciones "dignas del tercer mundo".
¿Cómo lavarse las manos regularmente cuando "algunas casas ni siquiera tienen agua corriente" o electricidad, porque no pueden pagar su costo? ¿Y qué hacer en caso de contagio cuando el acceso a la atención médica es muy limitado?
“La mayoría de las reservas no tienen hospitales, en su lugar cuentan con clínicas con fondos insuficientes y que ya están saturadas”, dijo Burke. “La COVID complica aún más las cosas. Es posible que tengan que conducir tres horas para recibir tratamiento”.
- Humo antiviral -
En la comunidad, "la falta de viviendas es problemática. Puede tener hasta 20 o 30 personas bajo el mismo techo, uno encima de otro. Esta es una de las razones por las que todos tienen tanto miedo", aseguró Melissa Johnson que creció con 12 hermanos y es directora de los programas Lower Brule Boys y Girls Club.
Su madre, Antoinette Goodlow, a quien todos llaman "Toni" es una pieza clave de la tribu al ser consejera encargada de facilitar reuniones de alcohólicos anónimos, dar charlas a padres jóvenes y todo tipo de apoyo y contención a la comunidad.
Pese a su disposición, Toni confiesa estar "cansada" de su rol. "También tengo mis propios miedos", admite detrás de sus gafas de sol, frente a las tranquilas aguas del lago Oahe.
Toni, de 63 años, se basa "en el Señor" y en los rituales sagrados que se mantienen por generaciones.
Esta abuela resiliente mantiene su sonrisa, despoblada de dientes superiores, y cada mañana quemando salvia, cedro y hierba dulce purifica su cuerpo y su alma. “Es algo espiritual, pero también pensamos que mata el virus”, confiesa.
Hasta ahora la reserva no ha informado ningún caso positivo de la pandemia.
(AFP)
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?
Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.
Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).