Donald Trump llevó el martes la presidencia de Estados Unidos a un terreno poco transitado con su demoledor despido del director del FBI, James Comey, después de que la web de investigación ProPublica revelara que este último había exagerado la gravedad de los riesgos para la seguridad nacional de EE.UU. del uso por Hillary Clinton de su correo electrónico.
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Para los demócratas esto se trata de un intento de obstrucción a la Justicia. Aseguran que lo que Trump ha hecho es aniquilar al máximo responsable de la investigación de los nexos de su campaña y Rusia.
“Esto es ‘nixoniano’”, dijo el senador demócrata por Pensilvania Bob Casey, en referencia a la llamada Masacre del Sábado Noche de 1973, cuando el entonces presidente, Richard Nixon, destituyó al fiscal especial del caso Watergate, un escándalo de espionaje a la oposición por el que tuvo que dimitir de la presidencia 9 meses más tarde.
El hecho de que haya destituido a la persona que dirige la investigación sobre sus vínculos con Rusia ha desatado una tormenta política. En su momento, Trump elogió a Comey por tener “agallas” y “hacer lo correcto”, por eso sorprende que ahora, siete meses más tarde, el presidente lo haya despedido.
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Justo después de que se conociera el despido, muchos republicanos parecían más dispuestos a apoyar la decisión y expresaron sus reservas sobre el liderazgo de Comey en el FBI tras meses de controversia. Ninguno de los republicanos que mostró reparos se apresuró a hacer comparaciones con Nixon, el único presidente que ha renunciado al cargo. Sin embargo, también ellos parecían preocupados por la decisión y recelosos de la perspectiva de interferencias de la Casa Blanca en una investigación que afecta al presidente.
“La destitución en este momento concreto planteará preguntas”, señaló el senador Bob Corker, republicano por Tennessee. Es esencial, señaló, que las pesquisas abiertas se vean “libres de interferencia política hasta completarse”.
El Gobierno de Rusia dijo que espera que la decisión de destituir a Comey no afecte a las relaciones entre Moscú y Washington y ha remarcado que el despido no tiene nada que ver con Rusia. "Esto es un asunto interno de EEUU, es una decisión soberana tomada por el presidente que no tiene nada que ver, o no debería tener que ver, con Rusia", ha declarado el portavoz ruso, Dmitry Peskov, en una conferencia de prensa.
La Casa Blanca dio como motivo para el despido de Comey su gestión de la investigación el año pasado sobre el uso del email de Hillary Clinton. Y, sin duda, Comey, se expuso en ese caso.
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El ex director fue muy criticado por unas decisiones duras y muy publicitadas en la pesquisa, especialmente cuando envió una carta al Congreso 10 días antes de las elecciones diciendo que la oficina estudiaba nueva información relacionada con el caso. Entonces dijo que la nueva información afectaba a correos electrónicos encontrados en un laptop del congresista caído en desgracia Anthony Weiner, esposo de la asesora de Clinton Huma Abedin.
Comey respondió que decidió reabrir la investigación de los emails de Clinton, el 28 de octubre pasado, cuando apenas quedaban 12 días para las elecciones, porque habían aparecido cientos y miles de correos de la candidata en el ordenador del ex congresista demócrata Anthony Weiner.
Sin embargo, el FBI informó ayer, después de que la web de periodismo de investigación ProPublica lo desvelara, que la cantidad de correos que Abedin reenvió a Weiner era muy pequeña. La prensa estadounidense especula con unas pocas decenas de emails, entre los que solo dos -no 12, como dijo Comey- tienen información reservada, según el FBI.
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Clinton dijo que Comey jugó un rol clave en el triunfo de Trump, no solo por haber reabierto la investigación, sino por haber informado al Congreso de su decisión.
A pesar de que el FBI cerró una semana después la investigación de los correos a la computadora de Weiner, alegando que no había encontrado nada, Clinton ya había caído en las encuestas, y el rebote que se produjo después de su exoneración por el FBI no fue suficiente para que ganara unas elecciones.
La semana pasada, Comey declaró en el Comité de Asuntos Judiciales que le produce náuseas la idea de que el FBI haya podido haber influido en las elecciones con su gestión de los emails de Clinton. Esas declaraciones fueron usadas anteayer por los republicanos para distraer la atención sobre las relaciones entre el ex consejero de Seguridad Nacional de Trump, el general Michael Flynn, y el embajador de Rusia, Sergei Kislyak.
Al anunciar el cese de Comey, Trump declaró que "el FBI es una de las instituciones más valoradas y respetadas” de EE.UU. y que hoy es “un nuevo comienzo" para el Buró. Según Trump, Comey “será sustituido por alguien que hará un trabajo mucho mejor, devolviendo al FBI su espíritu y su prestigio".
En otro tuit Trump dijo que Comey había perdido “la confianza de casi todo el mundo en Washington, tanto Republicanos como Demócratas. Cuando las cosas se calmen me lo agradecerán".
Fuente: Agencias
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