Eran el corazón del equipo original de Donald Trump, un pequeño grupo de agentes políticos poco conocidos que se apuntaron hace un año a la aparentemente improbable campaña presidencial de un empresario famoso y a menudo blanco de bromas.
Sin embargo, allí estaban, en el vestíbulo de la Torre Trump de la Ciudad de Nueva York, compartiendo un abrazo ante el público cuando la victoria de Donald Trump en Indiana dejó claro que estaba camino de convertirse en candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. Lo improbable había ocurrido.
"Profesionalmente es muy satisfactorio", dijo en una entrevista el director de campaña Corey Lewandowski. "Muchos de nosotros hemos estado aquí desde el principio, cuando los expertos dijeron que esto acabaría con nuestras carreras y que no íbamos a ninguna parte".
"Hemos hecho algo que nadie pensó que pudiera hacerse", añadió.
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El camino de Lewandowski hasta la Torre Trump es inesperado. Creció en Lowell, Massachusetts, trabajó como agente político en el Capitolio, se graduó de una academia de policía de New Hampshire y aceptó un empleo en Americans for Prosperity, un grupo activista financiado por los hermanos Koch.
No tenía experiencia en una campaña nacional cuando Donald Trump, tras una breve conversación, le contrató en el momento para dirigir su campaña.
Tampoco la tenía la portavoz de Trump, Hope Chicks, ex modelo de Ralph Lauren y profesional de las relaciones públicas, que trabajaba para la hija de Donald Trump, Ivanka, y se convirtió en la práctica en una agencia de comunicación de una sola persona para una campaña que ha atraído una atención mediática sin precedentes. Ni Dan Scavino, un veterano ejecutivo de la Trump Organization y gerente de campos de golf, que se convirtió en director de campaña en medios sociales.
"Éstas son personas que simplemente creyeron en mi padre y en lo que hacía", dijo Eric Trump, uno de los hijos del magnate, en una entrevista el jueves. "Eso es lo que lo hace especial. Querían dejar todo lo que estaban haciendo para ayudar. Tenemos mucho menos personal que otras campañas, y aun así miren dónde estamos".
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Scavino, Lewandowski y el director de política nacional Michael Glassner estaban entre los miembros del personal de campaña que vieron por televisión cómo Ted Cruz anunciaba la suspensión de su campaña, dejando vía libre para que Donald Trump se convierta en el candidato republicano. Nadie recuerda quién inició el abrazo grupal que apareció en Twitter.
"Nunca olvidaré esa noche", dijo Scavino. "Creí que estaríamos celebrando la victoria en Indiana y resultó ser la noche en que celebramos la candidatura. Sin duda, fue una noche histórica que quedará para los libros de historia".
El conservador de Iowa Sam Clovis se unió a Trump en agosto, tras abandonar la renqueante campaña del exgobernador de Texas Rick Perry. En su momento, el cambio llamó la atención en los círculos republicanos del estado, pero Clovis dice ahora que su instinto acertó.
"Nunca me lo tomé de forma personal", comentó Clovis, copresidente nacional y asesor de política. "La idea era que yo sentí que Donald Trump tenía mucho que ofrecer al país y trabajamos duro. Ha sido una batalla muy peleada".
"No somos una campaña típica", señaló. "Hemos hecho esto con un número relativamente pequeño de personas".
Y no todo ha sido un viaje tranquilo.
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Lewandowski fue detenido por agresión a una periodista, aunque la fiscalía declinó presentar cargos. El equipo original se ha expandido, especialmente ante una posible lucha por los delegados con Cruz, y ha habido fricciones entre la vieja guardia y los nuevos empleados con más experiencia, liderados por el veterano republicano Paul Manafort. Y hay más cambios en el horizonte conforme la campaña se centra en las elecciones generales.
Pero esa noche de martes no se olvidará pronto.
"Recibimos muchos ataques de mucha gente durante mucho tiempo", dijo George Gigicos, director de avance de campaña. "Reivindicación es una buena palabra. Ha sido increíble empezar por abajo y terminar en la cima".
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Fuente: AFP