Gisella López Lenci

Hace un año, la supuesta democracia más sólida del planeta, el autocalificado país líder del mundo libre veía como el corazón de su institucionalidad era violentado. No por yihadistas, ni por rusos, chinos o norcoreanos, sino por los mismos estadounidenses. El Capitolio fue invadido por una turba de extremistas azuzados por el entonces presidente Donald Trump, quien buscaba que el Congreso no ratificara la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre del 2020.