Eveleth. [AFP]. En un pequeño pueblo rural de Minnesota vive una joven llamada Haylee Ann Rucker, de 19 años, que no tiene licencia de conducir, pasaporte ni seguro social, por lo cual no existe legalmente, aunque parece que ahora eso va a cambiar.
Su vida es una historia absurda de un ir y venir administrativo en el que están envueltos dos estados, el Gobierno federal y un hospital que no le hizo el certificado de nacimiento, sin el cual no puede acceder a un número de seguridad social.
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“Realmente me golpeó cuando cumplí 16 años y no pude conseguir una licencia (de conducir) como todos los demás”, dice Rucker con voz suave y temblorosa.
Cuando la AFP se reunió mediados de enero con Rucker en Eveleth, una localidad de 3.700 habitantes, trabajaba como asistente de la esposa del alcalde, entonces postrada en una cama. Evidentemente, trabajaba en negro.
El alcalde Robert Vlaisavljevich tacha la situación de “lo más loca”.
Rucker fue una buena estudiante de secundaria y quiere ser enfermera, pero sin documentos de identidad, no puede inscribirse en la universidad. “Es decir, no puedo hacer nada. Estoy atrapada”, dice con una inmensa frustración.
“Es mía”
El calvario comenzó en la noche de un jueves de diciembre de 2000 en un hospital de las afueras de Los Ángeles.
April Booth, de 56 años, la madre de Rucker, fue al hospital para dar a luz, pero las enfermeras le dijeron que regresara cuando sus contracciones fueran más frecuentes.
Sin embargo, no logró regresar al sanatorio y Haylee nació en casa con la ayuda de su padre. Luego vino una ambulancia y llevó a ambas al hospital.
Pero el padre no quiso firmar ningún papel, quizá para evitar tener que pagar la manutención. Y sin su firma, no hubo testigos del nacimiento, por lo que el hospital no siguió el procedimiento habitual para emitir un certificado.
En ese momento, Booth no se preocupó por las formalidades burocráticas y el padre se esfumó.
Años más tarde, cuando iba a presentar una declaración de impuestos, Booth se dio cuenta de que no podía reclamar a su hija como dependiente porque la pequeña no tenía número de la Seguridad Social. Para entonces, vivían en Minnesota.
En 2009, solicitó un número de Seguro Social para Haylee, lo que le fue rechazado debido a la falta del certificado de nacimiento.
Los trabajadores sociales ayudaron a Booth a obtener una prueba de paternidad.
El hospital certificó que Booth había ingresado en diciembre de 2000 y que había una factura de la ambulancia y registros médicos.
Booth extiende todos los papeles sobre una mesa en su casa, incluyendo la copia de un examen de ultrasonido. “Al principio, pensé que tal vez pensaban que la había robado”, dice. “Pero creo que tengo suficiente documentación para demostrar que es mía”.
Y no deja de ver con ironía su trabajo en un centro de atención telefónica que tiene al Partido Demócrata como cliente, donde a menudo realiza encuestas sobre la regularización de aquellos que no tienen papeles en Estados Unidos.
“No crucé una frontera en la parte trasera de un camión. No la escondí como un polizón”, explica Booth.
“La tuve en Estados Unidos, y nunca he salido del país. Soy una ciudadana estadounidense. Y no puedo legalizar su situación”.
Empezar a vivir
En 2018, gracias a un amigo, consiguió un abogado que no le cobró por llevar su caso. Durante meses, no hubo avances.
Como Rucker no nació en Minnesota, donde vive actualmente, y no vive en California, donde sí nació, ambos estados se han acusado mutuamente, dice su abogado, Bryan Lyndsay.
“Está atrapada entre dos jurisdicciones y debido a su estatus en ambas, ninguna está del todo lista para ayudarla”, explica.
El de Rucker no es un caso sin precedentes. En 2014, Alecia Pennington hizo un llamado en YouTube para conseguir documentación. El plan funcionó. Meses más tarde, el estado de Texas intervino, y Pennington obtuvo un certificado de nacimiento diferido y así su identidad legal.
En tanto, la situación de Rucker cambió gracias a que gente importante medió en su nombre. Vlaisavljevich llamó a fines de diciembre a la oficina de Amy Klobuchar, una de las dos senadoras de Minnesota y precandidata presidencial del Partido Demócrata.
Contactada por la AFP hace tres semanas, su oficina reconoció haber intervenido en nombre de Rucker ante la administración de la Seguridad Social federal y se agendó una nueva reunión.
La semana pasada, funcionarios del estado de California llamaron al abogado de Rucker por una “emergencia”. Le pidieron que volviera a presentar la solicitud de registro de nacimiento, algo que ya había hecho en 2018.
Rucker recibió el miércoles un envío importante. “Acabo de regresar de la oficina de mi abogado y tengo en mi mano el registro de nacimiento con retraso”, dice feliz Rucker.
El viernes, se dirigirá a la oficina local de la Seguridad Social para solicitar su número. Después de eso, se postulará a una escuela de enfermería.
“Finalmente puedo empezar a vivir mi vida”.