Lo único 100% predecible de los huracanes son sus constantes cambios.
Estos fenómenos atmosféricos, que se forman con la energía de las aguas cálidas y los vientos, y son comunes en regiones como el océano Atlántico, representan un reto para la ciudadanía y para los expertos del tiempo por su inestabilidad.
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Es necesario seguirles el paso minuto a minuto a través de radares y satélites para prever su comportamiento, y así prepararse ante cualquier eventualidad que represente un riesgo para la vida y propiedad.
Y uno de los cambios que más sorprende a los meteorólogos y expertos climáticos, porque aún la razón no está del todo clara, es el llamado reemplazo de la pared del ojo del huracán.
Este evento, que suele ocurrir en huracanes mayores categoría 3, 4 y 5, puede cambiar el efecto de un ciclón una vez toque tierra.
El martes, precisamente, el huracán Ian, un poderoso ciclón de categoría 4 con vientos sostenidos de más de 240 km/h, pasó por el proceso de reemplazo de la pared del ojo.
Lo hizo justo después de azotar la provincia de Pinar del Río en Cuba y antes de impactar el estado de Florida, en EE.UU., donde está provocando grandes destrozos por sus fuertes vientos y una enorme marejada ciclónica.
La pared del ojo
Lo primero que debes saber es que, según el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC, por sus siglas en inglés), estos fenómenos atmosféricos tienen una estructura que se divide en tres partes: el ojo, la pared del ojo y las bandas de lluvia.
En las bandas de lluvia hay nubes y fuertes tronadas que se mueven en espiral, que producen vientos y en ocasiones tornados. Mientras que el ojo es un área de relativa calma, un centro alrededor del que giran las bandas de precipitación.
Y la pared es, precisamente, el área más cercana al ojo. "La pared del ojo consiste en un anillo de altas tormentas eléctricas que producen fuertes lluvias y, por lo general, los vientos más fuertes", dice el NHC sobre esta zona del huracán.
Los cambios en la estructura del ojo o su pared pueden hacer que los vientos de un ciclón sean más fuertes o débiles. "El ojo puede crecer o reducir su tamaño y se pueden formar paredes dobles", continúa el CNH.
El reemplazo de la pared y sus efectos
El reemplazo de la pared del ojo suele ocurrir en huracanes de intensidad mayor, explicó a BBC Mundo el meteorólogo Ernesto Rodríguez, quien trabaja en el Servicio Nacional de Meteorología de EE.UU.
Estos ciclones, que van de categoría 3 a 5 en la escala Saffir-Simpson, tienen vientos sostenidos de más de 178 km/h.
"Lo que ocurre es que una pared más grande de tormentas eléctricas comienza a rodear y a ahogar el núcleo interno que se había formado originalmente. El nuevo anillo de tormentas rodea la pared del ojo más antigua y ésta al final desaparece", cuenta el experto.
Cuando pasan por este proceso, que generalmente sucede mientras el huracán está en curso fortaleciéndose, el temporal deja de ganar fuerza.
"Es que pasan por unos ciclos en los que el ojo va cambiando de diámetro. El reemplazo del ojo los mantiene [a los huracanes] estables y luego se intensifican otra vez", agrega Rodríguez.
El experto ofreció como ejemplo el huracán María, que impactó en Puerto Rico en 2017. La tormenta era de categoría 5, con vientos sostenidos de 257 km/h, pero durante el reemplazo de la pared del ojo, justo antes de impactar el territorio, su fuerza se redujo a categoría 4 con vientos de 249 km/h.
Pero cuando termina el reemplazo de la pared del ojo, esa parte del huracán, que es la más poderosa y peligrosa, termina con un diámetro más amplio.
"Al expandirse el diámetro del ojo, habrá más áreas que serán impactadas por los vientos más fuertes", dice Rodríguez. Esto supone que las áreas más destructivas alcanzarán más tierra.
El proceso de reemplazo de la pared del ojo puede ocurrir en más de una ocasión.
En el caso del huracán Ian, su ojo original tenía 20 millas náuticas de diámetro y tras el reemplazo de la pared del ojo era un 75% más ancho, con 35 millas náuticas.