¿Cómo es por dentro el lujoso avión que transporta a Trump?
¿Cómo es por dentro el lujoso avión que transporta a Trump?

A le gusta dormir en su cama, en su penthouse de la Torre Trump, sobre la 5ta Avenida. Por eso, vaya adonde lo lleve la campaña, todas las noches vuela de regreso a Nueva York en su Boeing 757, el avión que más utiliza.


Donald Trump ha dicho que solo duerme tres o cuatro horas, y suele comenzar sus días muy temprano. No es inusual que sus primeros mensajes en Twitter aparezcan a la madrugada.

Al principio de la campaña, el magnate atendía sus múltiples negocios por las mañanas en sus oficinas de la Torre Trump antes de dedicarse a la política. Pero con el paso de los meses comenzó a delegar más tareas en sus hijos para dedicarle más tiempo a su cruzada por la Casa Blanca.

En las últimas semanas pasó quizá más tiempo en su avión -que vuela de estado a estado como si fuera un saltamontes- que en cualquier otro lado. Un ejemplo: el viernes anterior a la elección presidencial, Donald Trump  brindó tres discursos entre el mediodía y 19 en actos de campaña en tres estados. Pasó por New Hampshire -uno de los estados que intenta "robarle" a Hillary Clinton-, Ohio y Pensilvania.

Donald Trump: El Boeing 757 es el avión que más utiliza el magnate. (AP)

Trump suele comer "comida chatarra" en sus vuelos, porque, en sus propias palabras, "al menos sabés lo que tiene adentro". Es un amante confeso del Big Mac y las papas fritas, y en una de las fotos más famosas en su avión se lo vio junto a un balde de presas de pollo frito de la cadena KFC. No es muy afecto al café, pero sí a la Coca-Cola dietética.

Su lujoso avión privado ha sido su segundo hogar. Allí tiene una suite, ducha, comedor, cinturones de seguridad de oro, y almohadones y butacas con el escudo familiar bordado. Es un reflejo de su penthouse, donde abundan el mármol, el oro y, también, las imágenes del escudo familiar. Fue en uno de los televisores de su avión donde Donald Trump siguió en pleno vuelo el discurso que brindó su esposa, Melania Trump, esta semana, en Pensilvania.

Uno de sus asesores durante la campaña, Roger Stone, describió a Trump como una "persona hogareña", a quien le gusta estar en su sofá comiendo una hamburguesa y mirando televisión. Por eso prefiere volver a su cama luego del trajín diario, aun si eso significa aterrizar pasada la medianoche en La Guardia o Teterboro, los dos aeropuertos de Nueva York que usa.

Donald Trump siguió una de las costumbres de las campañas presidenciales, y ha hecho varios actos de campaña en los aeropuertos donde aterriza. Es una opción eficiente. Trump llega, baja del avión, brinda su discurso, vuelve a su avión y sigue a su próximo destino, o a su casa.

Es, además, un gran espectáculo, tal como le gusta. Su avión, con su nombre pintado en el fuselaje en gigantes letras mayúsculas, aterriza y carretea acompañado por la música de la película Air Force One. Sus seguidores, enloquecidos, sacan fotos y filman videos con sus teléfonos. Otras dos canciones que se escuchan en sus actos: "I want it that way", de los Backstreet Boys, y el aria "Nessun Dorma", de Puccini.

Trump se mueve acompañado por los agentes del servicio secreto a cargo de su seguridad, y de su equipo de campaña y el grupo de periodistas asignados a su campaña, que suelen viajar en otro avión más pequeño, un Boeing 737. El magnate ha tenido días intensos porque se puso la campaña al hombro.

Cuando aparece en los escenarios de sus actos, o en las fotos en su avión, está solo. Casi nunca se ve a nadie de su equipo junto a él. Sus hijos viajaron por el país y ningún republicano ha hecho campaña a su favor. Es, quizás, una de las diferencias principales con Hillary, que hizo campaña con su marido, Bill Clinton; Bernie Sanders; Elizabeth Warren; la primera dama, Michelle Obama, y cerrará su campaña junto a ella y Barack Obama.

Donald Trump pasará esas últimas horas del día con su compañero de fórmula, Mike Pence.

Fuente: La Nación, GDA

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