Brenda Lee Márquez McCool, de 49 años, venció el cáncer en dos ocasiones y murió protegiendo a su hijo, Isaías Henderson, en la matanza en una discoteca gay en Orlando, que dejó 49 víctimas fatales, en lo que se convirtió en el peor tiroteo de la historia de Estados Unidos.
Márquez McCool bailaba con su hijo en la discoteca Pulse, a donde solían ir juntos, cuando comenzó el tiroteo. La madre escuchó los disparos y gritó "Al piso" a su hijo de 21 años y se puso delante de él, contó a New York Daily News, Ada Pressley, su cuñada.
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"Ella murió de un disparo. Eso demuestra lo mucho quería a sus hijos. Si no fuera por ella, él habría recibido un disparo", dijo Pressley.
"Solo puedo pensar en que estaba con mi madre aquí hace solo 24 horas, esto es tan surrealista", escribió Henderson en su cuenta de Facebook. "Te amo, mamá".
Henderson tuvo que ver morir a su madre en el suelo del local y luego fue rescatado por la policía, junto a unas 30 personas que se refugiaron en el baño.
"Vio a todo el mundo perder la vida", dijo Khalisha Pressley, hija mayor de Brenda, a NBC News.
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"Siente que (la muerte de Brenda) es por su culpa... Mi madre siempre fue una buena persona, la persona más dulce del mundo", agregó.
McCool, que era madre de 12 hijos y amante de la salsa, nació en Flatbush, Nueva York, y vivió un tiempo en California pero se mudó a Orlando para estar con sus hijos más pequeños, el menor de los cuales tiene 12 años, según dijeron sus familiares a Orlando Sentinel.
Fuente: Agencias