La Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, planea promulgar reglas más estrictas para todos los viajeros que lleguen al país, incluyendo los estadounidenses que regresan, con el objetivo de frenar una posible propagación de la nueva variante del coronavirus COVID-19 ómicron.
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Así lo avanzó este martes el diario The Washington Post, que explicó que EE.UU. exigirá a todas las personas que ingresen a su territorio que se realicen un test un día antes de abordar su vuelo, independientemente de su estado de vacunación o país de salida.
Además, los viajeros podrían volver a ser examinados dentro de los tres a cinco días posteriores a su llegada a Estados Unidos, según el rotativo capitalino, que citó a tres funcionarios federales de salud.
Como parte de este plan, que será anunciado este jueves, el Gobierno de Biden obligará a todos los visitantes, incluyendo los ciudadanos estadounidenses, a que se pongan en cuarentena durante siete días incluso si los resultados de sus pruebas del coronavirus son negativos.
En caso de que los viajeros no cumplan con esta nueva normativa, estarán sujetos a multas y sanciones, según un borrador de la orden redactada por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, en sus siglas en inglés) al que tuvo acceso el Post.
Actualmente, Estados Unidos requiere pruebas de coronavirus antes de la salida para los viajeros aéreos vacunados y no vacunados, pero es más estricto con los que no han recibido las inoculaciones.
De hecho, los no vacunados deben presentar un test negativo dentro de las 24 horas anteriores al vuelo, mientras que los vacunados deben hacer lo propio, pero dentro de las 72 horas anteriores.
La nueva norma exigirá que todos los viajeros se practiquen el test un día antes de su salida.
El equipo de respuesta contra la pandemia del Gobierno de Estados Unidos admitió, este martes, que pasarán semanas, al menos entre dos y cuatro, hasta contar con información suficiente sobre la nueva variante de la COVID-19, ómicron, su capacidad de transmisión y su agresividad.
Por eso, tanto el epidemiólogo principal de la administración, Antony Fauci, como la directora de los Centros de Control de Enfermedades, Rochelle Walensky, y el coordinador de la respuesta de la Casa Blanca a la pandemia, Jeff Zients, insistieron en recomendar a los estadounidenses que se pongan el refuerzo de la vacuna o la primera dosis de ésta si es que aún no se han inoculado.
En Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia con más de 775.000 fallecidos, casi el 20 % de su población ha recibido además ya la dosis de refuerzo de los sueros disponibles.
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