Detrás de las vallas, parados en una vereda desierta, cuatro policías con ametralladoras vestidos con el uniforme de las fuerzas especiales custodian la entrada sobre la 5° Avenida de la Trump Tower, devenida en una Casa Blanca paralela, el nuevo epicentro del poder político de Estados Unidos. Al lado de la policía, el portero, con su tradicional chaqueta, moño y gorra, ya no le abre la puerta a casi nadie. La atención del mundo está puesta en el piso 26, en la oficina donde el presidente electo, Donald Trump , prepara su futuro gobierno.
El lobby de la Trump Tower, una de las atracciones turísticas de Manhattan, está vacío. No se ven clientes en el Starbucks del entrepiso ni en la Tienda Trump de la planta baja, y nadie baja por las escaleras mecánicas al Bar Trump.
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En los últimos días, los turistas y curiosos que solían visitar el edificio han sido desplazados por varias de las figuras que integran el círculo cerrado de Trump: sus hijos; su principal asesor, Steve Bannon; su directora de campaña, Kellyanne Conway; su futuro jefe de gabinete, Reince Priebus, y su vicepresidente electo y jefe del equipo de transición, Mike Pence.
Trump tiene su vida allí. Su departamento, un penthouse de tres pisos ubicado en el piso 58 donde abundan el oro y el mármol, fue diseñado por Angelo Donghia con la estética barroca del estilo Luis XIV, el monarca francés que acuñó la frase "el Estado soy yo" y transformó a Versalles en el epicentro de su reino. Trump tiene un ascensor privado que lo lleva todos los días de su casa a su oficina.
Su devoción por su edificio y su casa, donde ha vivido las últimas tres décadas, ha dado cabida a la especulación de que Trump podría dividir su tiempo entre la Casa Blanca y su cuartel general en Nueva York.
Durante la campaña, Trump saltó de estado en estado a bordo de su Boeing 757, una réplica de su departamento de Manhattan. Pero siempre volvió a Nueva York por las noches, por más tarde que fuera, para dormir en su cama. Una imagen se repite en ambos lados: el escudo de armas de la familia.
Fiel al manual de las celebridades, Trump ha abierto las puertas de su hogar y su oficina para mostrarle al mundo cómo vive.
Una de las primeras fotografías de su departamento, tomada por el legendario fotógrafo Harry Benson a fines de los 80, lo muestra en su habitación junto a su primera mujer, Ivana Trump. En otra, su actual mujer y futura primera dama, Melania Trump, aparece sobre la mesa de mármol del comedor principal del departamento. Trump, sentado a su lado en un sillón, sonríe mientras le toma las piernas. Al fondo, un enorme ventanal ofrece la vista del Central Park.
En una de las fotografías familiares, Melania aparece a su lado, en un vestido rosa y pose de modelo, y su hijo menor, Barron, vestido de traje sobre un león gigante de peluche, está rodeado por tres autos de juguete: dos son limusinas (en una de ellas se lee "Trump" sobre las puertas) y el tercero es un Mercedes convertible.
La Trump Tower no solo es el cuartel general de Trump. Es el de toda la familia. Melania tiene su oficina en el departamento. Sus tres hijos mayores, Donald Jr., Ivanka y Eric, sus más íntimos asesores, involucrados en la campaña y el equipo a cargo de la transición, también tienen oficinas propias en la torre.
La oficina de Trump está en la esquina que mira al Central Park. Ésa vista es lo mejor del lugar, según confesó el propio Trump en una entrevista con The Wall Street Journal. Todos los días, Trump comienza su día a las 5 de la mañana. Lee los diarios, mira los programas de televisión y baja a esa oficina alrededor de las 8.
No es una oficina minimalista. Su escritorio está repleto de carpetas y papeles, y las paredes están tapizadas de premios y reconocimientos. "Tengo tantos que ya no puedo colgarlos", le dijo a The Washington Post. Se ven, además, algunas de sus tapas de revistas más famosas, incluida una de la revista Playboy, y una fotografía en la cual estrecha la mano de Ronald Reagan.
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En su oficina guarda también la silla que utilizaba en El aprendiz, el reality que terminó de catapultarlo a la fama, y una mesa cargada de artículos deportivos, incluidos un cinturón del boxeador Mike Tyson, una zapatilla de Shaquille O'Neal y un casco de Tom Brady, el mariscal de campo de los Patriotas de Nueva Inglaterra, el mejor equipo actual de la Liga de Fútbol Americano.
El aprendiz ofreció una de las ventanas a la intimidad de Trump: el magnate solía recibir en su casa a competidores del programa.
En el programa, Trump se jactó de haber recibido a "presidentes y reyes" en su casa. "Algunos dicen que es el mejor departamento del mundo. Yo no puedo decirlo, pero ciertamente es un lindo departamento", le dijo a un grupo de celebridades, entre ellas, Piers Morgan y Stephen Baldwin, que participaron en la versión del programa con famosos.
En otro video, un Trump más joven que el político que sacudió a Estados Unidos con su mensaje populista recorre su departamento con un grupo de mujeres, maravilladas con la decoración. "Miren, si son realmente exitosas, todas van a vivir exactamente así. Eso es lo que es, es divertido", les dice Trump.
Fuente: La Nación, Argentina/GDA
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