Con la previsión de una guerra larga en Ucrania y el despertar ante la agresión a gran escala del Kremlin, la Comisión Europea ultima la creación de una plataforma para compras conjuntas de armas. Bruselas lanza así un instrumento para contribuir a que los Estados miembros repongan de manera urgente sus arsenales, mermados por el envío de material a Ucrania, y pone sobre la mesa 500 millones de euros en dos años para incentivar que lo hagan y de manera coordinada. El objetivo es que con las compras centralizadas los países —que además están aumentando sus presupuestos en Defensa— eviten duplicidades y rivalidades, logren mejores precios y planten la semilla para planes más a largo plazo. Con las primeras compras conjuntas, Bruselas, que se asienta en un papel central en lo militar hasta hace poco impensable para las instituciones comunitarias, busca también apoyar e incentivar a la industria europea de la defensa en un mercado ampliamente dominado por Estados Unidos y muy dependiente de su armamento.
La participación de los Estados miembros en el programa será voluntaria, y las compras conjuntas las coordinará un grupo de trabajo. El nuevo mecanismo, que se aprobara previsiblemente esta semana, sigue al diagnóstico de las capacidades y carencias de los ejércitos europeos que hizo la Comisión en mayo, que ha revelado grandes lagunas, y también es una forma de cubrirlas a la vez que urge a los Gobiernos de los 27 Estados miembros a reforzar sus capacidades cuando el viejo Continente atraviesa su crisis de seguridad más grave desde la Segunda Guerra Mundial.
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El plan se mira en el espejo de lo aprendido con las compras conjuntas de vacunas contra la covid-19, que se lanzó de forma urgente para hacer frente a la pandemia. También en la coordinación entre los países para suministrar armamento a Ucrania ante la invasión ordenada el pasado 24 de febrero por Vladímir Putin, que ha revelado las grietas de la arquitectura de la seguridad europea en un continente que ha ido recortando la financiación para defensa —entre 1999 y 2021, el gasto en defensa en el conjunto de la Unión Europea aumentó un 20% frente al 66% de Estados Unidos, un 292% de Rusia y un 592% de China, según datos recopilados por la Comisión—. Ahora, tras la agresión rusa, los presupuestos para Defensa están aumentando y el Ejecutivo comunitario quiere que ese incremento y la prisa por gastar no fragmenten más el mercado y deriven en una carrera de aumentos de precios y descoordinación.
Rearmar los arsenales
Con los primeros 500 millones de euros, Bruselas pone un estímulo económico para responder a las necesidades más urgentes: rearmar los arsenales —fundamentalmente de munición, armamento ligero y quizá sistemas de misiles portátiles— y la sustitución de los sistemas heredados de la época soviética en varios países del Este. La idea es que las compras unificadas estimulen la industria de defensa europea, aunque ahora apenas Francia y quizá Italia tienen potencial competitivo a gran escala para hacer frente a las necesidades urgentes. De ahí el debate de qué condiciones y bajo qué esquema deben estar inscritas las empresas fabricantes (¿totalmente europeas, con fábricas en Europa o con subsidiarias en países de la Unión?) para poder concurrir a las compras conjuntas europeas de un material que se necesita prácticamente ya. Europa, que tiene una industria además muy fragmentada, compra alrededor del 60% de sus capacidades de defensa fuera del bloque comunitario.
La Comisión quiere que este primer lanzamiento de compras conjuntas sea la norma y no la excepción. A medio plazo, el organismo presidido por Ursula von der Leyen se plantea que el mecanismo ayude también a reforzar los sistemas de defensa aérea y antimisiles. La plataforma allanará el camino, cree Bruselas, para crear un marco de adquisición conjunta de material de defensa en otoño, cuando proponga un reglamento para el Programa Europeo de Inversiones en Defensa y las reglas para que participen consorcios multinacionales que pueden estar exentos del IVA. Bruselas quiere que los países gasten más en defensa, mejor y juntos.
Defensa y la crisis energética
Mientras Bruselas se prepara para dar luz verde esta semana al primer proyecto de compras conjuntas de armamento, los fondos para apoyar a Ucrania no terminan de desbloquearse: solo 1.000 millones de euros del último paquete de 9.000 prometido a Kiev se han descongelado. Los envíos de armas también se están desacelerando cuando se cumplen este lunes 145 días de la invasión.
La guerra y la crisis energética, con la sombra de un invierno frío y turbulento por el riesgo de que el Kremlin corte la llave del gas para presionar a los países de la UE y lograr que el apoyo a los ucranios se resienta, marcarán el semestre que preside República Checa, largamente euroescéptico hasta la llegada de la coalición de Gobierno del conservador Petr Fiala y uno de los países que más ha reclamado apoyo para el Gobierno de Kiev ante la agresión de Putin. El país del este ha enviado armas de mano, cohetes, equipo médico, municiones, armas pesadas, vehículos de combate de diseño soviético y helicópteros por valor de unos 150 millones de euros.
Praga trabajará en incrementar la cooperación entre la Unión Europea y la OTAN y plantea la firma de una declaración de cooperación en áreas como movilidad y espacio, según explicó la ministra checa de Defensa, Jana Cernochová, a un grupo de periodistas en Praga hace unos días. “Se necesita una Europa fuerte”, dijo Cernochová, que habló de “intensificar la cooperación” con la Alianza Atlántica y “evitar duplicidades”.
En ese esquema de una Europa “fuerte”, el Gobierno de Petr Fiala dará prioridad durante su presidencia a la inversión en Defensa. Aboga por trazar más planes para apoyar a las pequeñas y medianas empresas de seguridad y defensa y que la industria no esté en el proyecto de nueva taxonomía europea, que planteaba incluirlas entre los sectores poco éticos y socialmente dañinos, lo que dificultaría su acceso a préstamos y proyectos.
El debate sobre cuándo iniciar la reconstrucción de Ucrania
Con Rusia bombardeando sistemáticamente el este de Ucrania, tratando de avanzar sobre Donbás y lanzando ataques contra civiles e infraestructuras clave, el debate de cuándo empezar la reconstrucción del país, apoyada por la Unión Europea y otros socios occidentales de Kiev, está sobre la mesa.
El primer ministro checo, Petr Fiala, cree que hay que comenzar la reconstrucción de Ucrania y su ejército sin esperar más. “La agresión rusa está teniendo consecuencias para toda Europa”, incidió Fiala hace unos días en una reunión con periodistas en Praga.
República Checa ostenta hasta final de año la presidencia de turno de la Unión Europea y el primer ministro Fiala apuesta por poner la reconstrucción ucrania en uno de los primeros puntos de su agenda. Otras voces son mucho más pragmáticas y plantean esperar. Las compañías privadas que busquen participar en la reconstrucción —para la que hasta el momento, la UE ha prometido 6.400 millones de euros en ayudas concretas— también tendrán dificultades para afrontar los trabajos en un país en guerra, sobre todo por las condiciones de las aseguradoras.
Pero Praga cree que el de la reconstrucción, unido a la resiliencia ucrania, es uno de los motores clave para el país del este, asolado por la agresión militar lanzada por el Kremlin, que ha sacudido los cimientos a nivel mundial.
La Unión Europea busca también el mecanismo idóneo para aportar financiación en forma de subvenciones, préstamos o un modelo híbrido.