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En 1791, durante el reinado de Federico Guillermo II de Prusia, fue inaugurada la Puerta de Brandenburgo como un símbolo de celebración por la paz tras el fin de la Guerra de los Treinta Años que remeció a todo el continente. Ocupa el lugar donde antiguamente se encontraba una de las 18 puertas que formaban parte de la muralla de Berlín, actualmente dicha ubicación corresponde a la Plaza de París, en el barrio de Mitte. (Foto: John Macdougall / AFP)
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El monumento de 26 metros de altura fue diseñado bajo el estilo neoclásico alemán y está construido en base a piedra de arenisca. Las 12 columnas, ordenadas en dos filas de seis, que la conforman, están inspiradas en la Acrópolis de Atenas. Además, desde 1795 está adornada con una cuadriga de cobre. (Foto: John Macdougall / AFP)
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La cuadriga que adorna a la puerta representa a la diosa romana Victoria a bordo de un carro tirado por cuatro caballos, que en conjunto simbolizan el triunfo de la paz sobre la violencia. La cuadriga original fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que hoy en día se luce una réplica hecha en 1969. (Foto: John Macdougall / AFP)
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Si bien fue levantada como un símbolo de paz, la Puerta de Brandenburgo ha visto más conflictos que tranquilidad. En la época de Napoleón, su cuadriga fue llevada a París en señal de triunfo y regresada recién en la Segunda Guerra Mundial. Durante este último conflicto, además, el monumento estuvo a punto de ser totalmente destruido producto de los bombardeos aliados sobre la capital alemana. (Foto: Evgueni Khaldei / AFP)
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Desde su construcción, la puerta fue pensada para que solo sea cruzada por miembros de la realeza. Sin embargo, en 1806, con la derrota de Prusia a manos de las tropas francesas lideradas por Napoléon, fueron los galos quienes desfilaron victoriosos a través de ellas. Posteriormente, durante el régimen nazi, el acceso a la puerta volvió a ser restringidos para los altos cargos. Mientras que durante la Guerra Fría, el monumento quedó cerrado al público durante casi 30 años en medio de la dividida Alemania. (Foto: Jean Manzon / AFP)
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Uno de los dos discursos más famosos que se han pronunciado a pies de la mítica puerta fue el que dio John F. Kennedy el 29 de junio de 1963. "Ich bin ein berliner (yo soy un berlinés)", dijo JFK en la que representó la primera visita de un presidente de EE.UU. a Berlín tras el final de la Segunda Guerra Mundial. (Foto: Archivo AP)
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Si el de JFK fue un discurso emotivo e histórico, el que pronunció el expresidente Ronald Reagan el 12 de junio de 1987 no se queda atrás. "Señor Gorbachov, ¡abra esta puerta! Señor Gorbachov, ¡derribe este muro!", dijo el mandatario flanqueado por Helmut Kohl, padre de la reunificación alemana. Esta alocución, además, se considera el punto de partida para otro hecho histórico: la caída del Muro de Berlín, en 1989. (Foto: Mike Sargent / AFP)
