Virginia Rosas

El primer ministro británico, , uno de los más recalcitrantes eurófobos de su país tuvo suerte de que la pandemia llegara al Reino Unido antes del 2021, año de la entrada en vigor del Brexit. Durante sus horas más aciagas, los tres días que permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Saint Thomas de Londres, por dificultades respiratorias debidas al , recibió los cuidados especializados de dos enfermeros extranjeros. Uno de ellos, el portugués Luis Pitarma, de 29 años, un intensivista que trabaja en Inglaterra desde hace seis años.

Otra hubiera sido la historia de ‘Bojo’ sin los dos ángeles guardianes que velaron por él las 24 horas del día y a quienes agradeció públicamente, el 13 de abril, desde la puerta de su residencia del 10 Downing Street donde –visiblemente debilitado por la enfermedad– se tomó cinco minutos para hablar con la prensa y referirse a lo convencido que está de la necesidad de seguir teniendo un sistema de salud universal y gratuito.

Johnson, quien se negó primero a aplicar las medidas de confinamiento para luchar contra el Covid-19 y llamó a los británicos a aportar su “cuota de sangre” para no afectar la economía de la isla, terminó tomando de su propia medicina al estar a un paso de convertirse en uno de los 18 mil 791 fallecidos por esa enfermedad en el Reino Unido, según cifras del Centro John Hopkins de Ciencia e Ingeniería. Felizmente para él no tuvo que inmolarse como le pedía a sus compatriotas y solo se convirtió en un número más de los 139 mil 246 infectados con el virus en ese país.

Pero el público y sentido agradecimiento del convaleciente primer ministro ha relevado el problema que enfrenta el NHS (Sistema Nacional de Salud, por sus siglas en inglés), es decir, la creciente carestía de personal sanitario que se acrecentará con la entrada en vigor del Brexit el próximo año: el 13% del personal de salud (médicos incluidos) en los hospitales públicos es extranjero y gran parte de ellos proviene de la Unión Europea. Sin embargo, las demandas para trabajar en el Reino Unido han descendido en un 96% desde hace tres años.

Un paciente es llevado al Hospital St Thomas, en el norte de Londres. (AFP / Daniel Leal-Olivas).
Un paciente es llevado al Hospital St Thomas, en el norte de Londres. (AFP / Daniel Leal-Olivas).
/ DANIEL LEAL-OLIVAS

Ya en el 2017, cuando se cocinaba la salida de Gran Bretaña de la UE, la ONG británica Health Foundation lanzaba una voz de alerta: el NHS tiene una escasez de 30 mil enfermeros solo en Inglaterra, el descenso de solicitantes provenientes del continente empeorará sensiblemente esta situación, especialmente porque la carrera de enfermería es una profesión desdeñada por los nativos, pero con amplia demanda en países como Portugal o España donde la formación es de gran calidad.

Un enfermero intensivista como Luis Pitarma, especialista en oxigenación por membrana extracorporal (ECMO) percibe en Gran Bretaña un salario cuatro veces mayor que en el país donde nació y se formó. En el año del Brexit trabajaban en los hospitales británicos 1.064 sanitarios lusos, de los 18 mil inscritos en el Colegio de Enfermeros de Portugal.

Un informe de los laboristas, realizado cuando Boris Johnson pergeñaba el divorcio de los 27, indicaba que el NHS podría sufrir una escasez de entre 26 mil y 42 mil enfermeros seis años después de la salida de la UE.

Por el momento, los sanitarios extranjeros que trabajan en Gran Bretaña no tienen ni idea de lo que pasará con ellos a partir del 1 de enero del 2021. Por lo pronto saben que si se quedaran no podrán acumular puntos para su jubilación en sus países de origen, pues solo se contabiliza el trabajo dentro del sistema de salud europeo.

Tal vez, mientras lo rondaba la muerte en una de las camas UCI del hospital Saint Thomas, ‘Bojo’ tuvo tiempo de reflexionar sobre lo dependiente de trabajadores extranjeros que siempre ha sido el servicio de salud de su país y acaso recordó cómo –en su fiebre por ganar el sí al Brexit– instó a despreciar a los migrantes. Ojalá su regreso a la vida lo haya tornado menos xenófobo y más humano.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?

Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.

Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).

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