Mañana a las 10:30 p.m. (3:30 a.m.) Felipe no recibirá una corona, ni será celebrado en un palacio. El hijo de Juan Carlos y Sofía, acudirá, junto a su esposa Letizia Ortiz, al Congreso de los Diputados, en Madrid, donde prestará juramentación ante la constitución española.
El futuro rey no llevará capas, ni trajes fastuosos. Felipe utilizará su uniforme de gala del Ejército de Tierra, como máximo responsable de las Fuerzas Armadas del país europeo.
"Una 'coronación' apela a la legitimidad dinástica de los monarcas, a su consagración real; a un pasado que vincula a la monarquía con la tradición histórica", explica el profesor de Sistema Político Español e Instituciones Políticas y Estructuras de Decisión de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Carlos Cuevas Lanchares.
Pese a ello, el próximo monarca solo recibirá una banda, para después dar un discurso reconociendo el recibimiento del título nobilario.
Esta ceremonia histórica representa un pacto entre el rey y su reino, como un hito entre los reinados, donde el nuevo monarca toma por 'mandato divino' de pasado el rol. Con la contradicción que el de mañana será un evento laico.
Felipe será el primer monarca en participar en una ceremonia de este tipo, en el que jurará por la Constitución de 1978 la toma de posición del rey, sin que vaya necesaria y obligatoriamente a tener nunca un trono. La proclamación de su padre no fue como la de él, puesto que Juan Carlos fue nombrado por el mismo dictador Franco como sucesor para gobernar el país.
Tras la proclamación, la reina Letizia ofrecerá una recepción para dos mil invitados, la cual está caracterizada por la austeridad. Los nuevos monarcas quieren imprimir desde un inicio un estilo sencillo y empático para con su pueblo: si España está en crisis, pues nosotros también, ende no hay grandes festejos.